domingo, 7 de octubre de 2018

Capítulo 379 "Final de ciclo"

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Puede ser cáncer de endometrio, tiene mucha pinta de eso, se lo dijo literalmente a Patricia el doctor Pablo tras mirar la ecografía que le hicieron en la guardia. Patricia es amiga de un amigo de mi mamá, trabajó de extra en el Teatro Colón y ahora cuida personas, limpia casas y hace trámites de este tipo: acompañar a madre al hospital, ir a comprar los remedios, ir a buscar las recetas al hogar, etc; está medio chiflada pero es la persona que pude conseguir para que haga lo que yo, hija mala, desamorada e inmoral, no hago. Porque no le hice caso a Dragún, la escuché a Rocío y me quedé acá, a pesar de que el deber me quiere hacer volver a la Argentina a toda costa. Y sí que tiene razón Fernando, yo no quise hacer lo que debía y aquí estoy, en Alhaurín, infeliz, no pudiendo disfrutar de los encuentros de oro que me viene concediendo el Muso de Brazatortas. A él no le hablé de esto, ni de la muerte, aunque debería.

Soy infeliz y me lo merezco por querer ser lo contrario siendo que otros no la están pasando bien, lo dijo el de la colina: no puedes ser feliz en un mundo en el que la mitad se muere de hambre y la otra de colesterol, eso no se hace, la culpa me carcome, y ahora también el vértigo, la desesperación, la lejanía, la soledad, la contradicción, la tensión en las piernas que por la noche me duelen una enormidad; la sensación de “no hay salida” se ha convertido en “sí, la hay”, y está mucho más cerca de lo que pensaba: la muerte, la agonía, el tan temido final; el ciclo cumplido. Hace tres días que estoy en estado catatonia, no hablo con nadie salvo con los mozos de abajo y con mi amigo doctor por whatsapp, él me tranquiliza; no puedo escribir porque no quiero pensar en esto y cuando me siento a escribir es lo único que me sale: esto; ella; su muerte. El relato vira de nuevo, hacia la dirección que menos esperaba, o que más esperaba, si es que de libertad hablamos; de ciclos naturales; de deseos inconscientes.

Ahora miro sin ver un programa patético de Argentina por internet: La noche de Mirta Legrand, y leí un rato un libro de Virginia Woolf muy interesante, a ver si logro cambiar la cabeza de pensamientos. El clima todavía es agradable aunque ya entramos en el otoño, por la noche hacen veinte grados, por la ventana entra una brisa preciosa. Qué ridículo esto de nacer, crecer, reproducirse y morir, le dije ayer a mi madre por teléfono, recién después de cuatro días de saberlo tuve la voz más o menos entera como para llamarla. Le pregunté cómo se sentía y me dijo que lo más bien, que estaba animosa como nunca, ella no sabe lo del posible cáncer, le han dicho que puede ser leve, y quizá lo sea, el médico no dio su veredicto final, hay que hacer más estudios, dijo. ¿Pensaste que quizás ya cumpliste tu ciclo?, me animé a preguntarle antes de despedirnos. Hizo un silencio largo y luego respondió que sí. (Sigue)

Continuará...



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