sábado, 9 de diciembre de 2017

Capítulo 166 "No hay banda"

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Ella espera la respuesta sin cambiar de posición, creo que se quedó dormida de nuevo. Nuestras manos siguen entrelazadas. Él no responde porque es el periodista de los silencios y creo que si todos guardáramos un poco de silencio podríamos comprender cualquier cosa, dijo Benigni en La voce della luna. Pic, pic, pic, sigue con su acción y yo con mis nervios de punta, mi cuerpo aferrado al de ella, mi agotamiento mental/corporal. El sol nos da de lleno a las dos ¡Tengo calor! ¡Quiero ir al baño! Que se de vuelta. Que se de vuelta ella así me ve, se espanta, vuelan botellitas Cruzcampo por el aire, escapo por donde pueda y me voy a dormir al hostal. ¡Odio escribir! ¡Odio vivir para escribirlo luego! ¡Odio la colina, la inspiración y a la puta mare que me parió!

¿Será que él puede con las dos?, me invade la intriga de pronto mientras siento contra mi cuerpo la espalda de ella transpirada. Mi remera de Ecosia nos separa de lo que sería una imagen bastante erótica porque imagine mi torso desnudo apoyado sobre la bellísima espalda de esta mujer... Yo me la sacaría ya mismo, les confieso, pero temo que si lo hago los millones de fanáticos de 50 sombras de Grey me empiecen a seguir y a mi me agarraría el patatús. No. 
Todavía siento resaca de cerveza, o de marihuana y ya no sé ni cómo me llamo-- Porque él ya no es ningún pibe, me refiero a la edad, señora. ¿Será que vamos a tener sexo poligámico postporno él, ella y yo? ¡Poligamia en la colina! Porque la multiplicidad de nuestros deseos y de nuestros cuerpos no puede categorizarse, escribieron Bañón y Llopis.


Abro un ojo (la curiosidad mató a la autora), lo veo también de espaldas aún sentado sobre la cama. Tiene una especie de camisa rara sin mangas, un pañuelo blanco y rojo al cuello y lentes estrambóticos, como siempre. Pic, pic, pic... Su pelo ahora está arreglado, no como cuando lo vi hace pocos días; creo que tiene mejor semblante. Y yo no aguanto más tanta incertidumbre, tanto suspenso además me estoy cocinando al espiedo y usted se me está durmiendo. Me muevo un poco, inmiscuyo mi cara entre el pelo de ella para despertarla (y porque su pelo me puede, también, claro...). Ella adormilada vuelve la cabeza hacia él. Así se queda varios segundos y entonces se da vuelta hacia mí.(Sigue)

Continuará...

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