Mostrando las entradas con la etiqueta Segunda parte (Arribo a los Madriles). Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Segunda parte (Arribo a los Madriles). Mostrar todas las entradas

martes, 21 de junio de 2016

jueves, 16 de junio de 2016

Capítulo 94 "Periodismo en ruinas"

Capítulo anterior

Veinte minutos de mafia
La perilla cede, la puerta se abre, el silencio es total en la colina ¿Salgo? ¿No salgo? ¿Grito? ¿No grito? A los miedos hay que enfrentarlos retuiteó el señor cobarde, claro, pero muchas veces el temor nos salva de la muerte. ¡Mire si ella está esperando a lo Annie Wilkes tras la puerta! ¡Crimen pasional en la colina, como quería mi mare! Sería el final ferpecto, ¿no? Lograríamos miles de lectores PORQUE LOS LECTORES QUIEREN DESGRACIA, además saldríamos en todas las portadas, yo ya muerta pero qué importa. ¡LO QUE IMPORTA ES ESTAR EN LAS PRIMERAS PLANAS! Y si no me cree le pregunta al amigo Luis Pineda.

Román, el buen compañero
Lo conocí al comienzo de este camino, me había pedido una propuesta, si estaba buena me comunicaría con Jesús. Y la propuesta trataba, justamente, sobre los que enferman de poder. señora, pasear a los poderosos de turno como los fantasmas a Scrooge en el cuento de Dickens; intentar llevarlos de viaje hacia su conciencia a través de la entrevista con el loco en el timón. ¿Será que tienen conciencia? ¿Será que la tengo? ¿O estaré escribiendo esto a ver si logro mis veinte minutos de fama aprovechando el despelote mediático en el que de prnto está sumido Jesús? ¿Seré como los colegas que hoy crucifican a “Quintero, el explotador de negros” por unos cuantos megusta? ¿Seré miserable como los que critican a este periodista que “...con semejante trayectoria ha terminado en la ruina...”? ¿O en la ruina están Jesús Maraña, Manuel Román, Lucas Haurie, las pelotudas de Vértele, Inés Ballester, Alba Carillo, las impresentables de Sálvame (y su público), el “académico” Antonio Burgos y algún otro burro (como usted) retuiteando sin chequear la información primero? ¿Querrán estos desahuciados matarlo de un ataque al corazón para luego sacarse los ojos por la primicia del loco entierro? Seguramente el que la consigue liga un ascenso.


Y usted dispense el desvío del relato pero leer por un minuto los diarios en internet me sulfuró... Quintero no necesita aclaración, si hoy no está haciendo nada es porque no le interesa. Quien lo siguió lo sabe y quien lo conoce de cerca además de intuir que es buen tipo se enamora, quiere inmolarse con él, escucharlo reflexionar hasta que las velas no ardan, irse de parranda, emborracharse, lavarle los calzoncillos, aprenderle las mañas, las locuras, las corduras, las equivocaciones porque el que tiene boca se equivoca y el que camina a veces se cae. Lo interesante es volver a levantarse; nadie es ferpecto (y menos usted). (Sigue en el 79, pica acá y va)

Continuará...


miércoles, 8 de junio de 2016

Capítulo 93 "Enclosed on the hill"

Capítulo anterior

¡¡ENCERRADA EN LA COLINA!!! Y mi madre me lo advirtió, mi santa mare puso el grito en el cielo pero usted con sus ansias de aventura me obligó a desoírla (la culpa siempre es del otro, recuerde): Marina, me dijo al borde del brote cianotico, vas a terminar mal, peor que las pequeñas empresas con las nuevas medidas de Macri e incluso peor que Luis Pineda y sus limpias manos. ¡¡¡A esa chica NO LE DEBE ESTAR GUSTANDO NADA TU PRESENCIA Y PRETENSIONES PARA CON SU NOVIO EL SEÑOR QUINTEROS!!! (Mucha gente se confunde y agrega la “ese” al final, esa que no dicen los futbolistas). Y más saben las madres por viejas que por madres, dijo el refrán porque ahora ¿quién podrá ayudarme? Prip, suena mi teléfono, me avisa que llegó un mail, enganchó wifi de afuera otra vez, en el momento crucial, vio como es esto de novelarse la vida...

Camino a tientas pero ahora no me llevo nada por delante, trato en la vida de no volver a tropezar con la misma mesa, eso que no aprenderá nunca la historia humana. Estoy entre mirar el mail, pegar un alarido o tirar la puerta abajo. Agarro el teléfono (siempre comienzo por lo  nimio, claro), espío el correo: un cliente desde Buenos Aires me pregunta el precio de pipetas para pulgas, si supiera… ¡Veo la hora! ¡LAS CUATRO DE LA MADRUGADA! (Esto es el acabose) Por suerte el alcohol va abandonando este cuerpo gentil, la cabeza ya no me da vueltas de carnero, al menos ya no tantas. ¿Me habrán emborrachado adrede para practicar juntos el Ananga Ranga? ¿Y si es así, a dónde se fueron todos?

Vuelvo a la puerta cual bailarina en la oscuridad, arremeto nuevamente a lo Houdini con la puta perilla. ¿Es que estos dos enloquecieron? ¿Me dejaron encerrada acá hasta que vuelvan? ¡Cinco días! ¡Yo voy a elevar una queja! ¡El relato es mío! ¡Mío, Jesús, mío! Esto está siendo tergiversado por los personajes que son personas ya lo sé, y también sé que yo venía en busca de sorpresas, serendipias y la mar en Hummer pero esto ya pasó de castaño oscuro. ¡Se supone que acá la loca soy yo! ¡¡La fanática esquizoide sin fronteras es Marina, la cuerda que busca al loco de la colina!


Click… la perilla afloja, la puerta se abre y acá siento eso de lo que hablan tanto los libros de autoayuda: miedo a la libertad. (Sigue en el 78, pique acá si se le da la gana)

Continuará...



viernes, 27 de mayo de 2016

Capítulo 92 "Madrugada infame, loca humildad"

Capítulo anterior

¿Qué hora es? No puede ser que se hayan ido y yo acá sola. ¡¡NO PUEDE SER Y SE CALLA USTED, VIEJA METICHE!! Es que yo me vine en busca de lo diferente, claro que sí, y huyendo de conseguir marido, también, porque quien va a querer desposar a una chiflada como esta, pero en este momento de pánico hubiera preferido una inapetente vida como la suya sin otro anhelo más que el de opinar en face o que Terelu responda de una vez por todas el mensajito a Kiko Matamoros. ¿Al final para qué tanta parafernalia si sentada en el sillón de casa se siente la misma adrenalina? ¿O no? Me río en la soledad de la noche. El sentido común me dice que Jesús y ella duermen en el piso de arriba y yo estoy en el cuarto de huéspedes medio borracha y a tan solo un piso de treinta años de entrevistas. El archivo del loco está en el piso de bajo, le cuento por si no pregunta. ¿Es esto loco? ¿O yo estoy exagerando? Nunca confié en mi insano juicio. ¿Y si ahora con todo esto me vuelvo engreída? ¡He estado en la casa del Loco, soy su amiga! Ay, dios mío....

¿Alguna vez perdiste la humildad, Quintero?, le había preguntado llegando al final de la cena. El loco negó rotundamente y entre risas me contó de cuando le fue a preguntar muy entusiasmado a su madre aun siendo un chico si ellos eran de la familia de Juan Ramón; ella le había respondido cariñosamente que eran más bien de Platero y yo. Reímos. Jesús se ríe poco, intenta sostener un gesto adusto pero por momentos, cuando se olvida, se puede ver a través de él. Habla haciendo esos ademanes que vi por la televisión tantas veces, es un viaje verlo en directo, reflexionando conmigo. ¿Pensará que soy una loca? ¿Una fanática chiflada? ¿Agradecerá mi presencia? ¿O estará aguantándome porque me crucé el Atlántico y no quiere quedar mal? ¿Estará, como dice, más allá del bien y del mal? ¿Y si es así, por qué se ocupa tanto de su apariencia?


La cabeza me sigue dando vueltas ¡Joé con la cerveza andaluza, che! La oscuridad sigue siendo cuasi total, llego finalmente a la puerta no sin antes llevarme por delante lo que parece ser un perchero. No veo dos en un burro. De él cuelgan morral, pareo comprado en las cataratas del Iguazú, bolsita con elementos de higiene... Esta gente no está arriba, estos dos se fueron de fin de semana puente. Vuelvo a desesperarme, tanteo la puerta y doy con un extraño picaporte, de esos que tienen una gran traba y hay que hacer girar un redondelito metálico. ¡Qué difícil todo esto! Espío por la hendija, no se ve nada, intento abrir, cerrada… ¡¡¡CERRADA!!! (Sigue en el 77, pica acá y va)

Continuará...


miércoles, 18 de mayo de 2016

Capítulo 91 "Delírium in le colínum"

Capítulo anterior

Abro los ojos: oscuridad total. Detengo la respiración un momento, aguzo el oído, nada. ¿A dónde estoy? Escucho una voz a lo lejos. ¿Andalucía? Sí, Marina, estás en Andalucía. Pero ¿Qué día es? ¿Qué hora? Tanteo a ciegas estirando el brazo en busca de alguna perilla de luz, toco algo, parece ropa. ¿Mi ropa? Estiro un poco más el brazo, algo como una cajita de plástico cae al piso y hace ruido. Entro en pánico. Me quedo quieta. Estoy vestida y metida dentro de la cama. Un ventilador hace ruido trac trac trac, es casi hipnótico. Hace calor, quiero destaparme pero tengo miedo, como si la sábana fuera a protegerme o algo así. Intento recordar: La charla con ellos, el comedor, el enorme espejo del baño… Cuando vuelvo te dedico el día, me dijo el loco por lo bajo, ya casi nos despedíamos. Ella a un metro de distancia, escuchaba, me anotó su teléfono en un papelito amablemente porque el mío aún no estaba habilitado. ¡Ni mensahe puedeh recibí? Había preguntado él y que no, Jesú, que movistar me tiene dando vueltas desde que llegué, solo tengo whatsapp y unicamente cuando engancho wifi… Por eso pude hablar con mi mamá hace un rato.

Intento incorporarme en la cama, la cabeza me da vueltas, demasiadas cervezas, dijo al ver mi cabeza al lado de la suya en la almohada y la besé otra vez, pero ya no era ayer sino mañana... Vuelvo a tantear la ropa a mi derecha, está dentro de una valija, ¡mi valija!, apoyada sobre algo así como un sillón. ¿Entonces me quedé? ¿Me quedé a dormir en la colina? ¡Yo tengo watsapp!, había exclamado ella de lo más entusiasmada. ¡Jesús no pero me comunicas a mí y yo le comunico a él! Y yo hubiera hecho lo mismo, ponerme en medio, si quería hablarle primero iba a tener que hablarle a ella. En ese momento él caminaba errático, vista al piso, y así es la cosa, cuando uno está en pareja, esposado, se gana pero a la vez se complica y no me pregunte cuál es la solución porque no la tengo.


Me levanto cuidadosamente, mis ojos ya algo acostumbrados a la oscuridad vislumbran un hilo de luz desde lo que intuyo es la hendija de la puerta. Ya es de día ¿O será luz artificial? Camino con cuidado unos pasos, toco a mi izquierda una mesita puesta contra la pared, me llevo por delante una banqueta, la puta madre. Sobre la mesa hay dos toallas húmedas, un paquete de donas y el mate, ¡mi mate! ¿Pero... cuándo hice la mudanza? ¿Cómo es que no recuerdo? Una puntada en la cabeza casi me deja tuerta… sigo tanteando, la crema Nivea, el shampoo 2en1 de Heald & Shoulder comprado ayer en el El corte Inglés… ¿Y me voy yo a quedar acá hasta cuand-- Entonces el corazón me da un vuelco, recuerdo que ellos se iban a Marbella por unos días. ¿O ya se fueron? ¿Me quedé sola en la colina? ¿Qué hora es?? (Sigue en el 76, pique acá si se le da la gana)

Continuará...


viernes, 29 de abril de 2016

Capítulo 90 “El menos común de los sentidos”

Capítulo anterior

Abro la puerta del baño. ¡Marina que ni se te ocurra! No salgo, vuelvo a cerrarla de golpe pero sin hacer ruido. ¿Y ahora qué pasa? ¿Cómo qué pasa? ¿CÓMO QUÉ PASA? ¡PENSALO! Por favor pensalo si no más adelante te vas a arrepentir y entonces a llorar a la iglesia porque en la casa del loco se está una vez en la vida o te crees que esto va a volverte a pasa-- ¡YA LO PENSÉ! ¡Me voy, no quiero incomodar a la chica! ¡Bueno, pensá de nuevo que todavía no cobran impuesto por eso, lo dice Jesús, y te viniste hasta Sevilla no sólo para escuchar sus verdades sino para PONERLAS EN PRÁCTICA! Imaginate lo bizarro de desayunar con este cuerdo, Marina, conocer sus hábitos, su rutina, su lucidez algo dormida. ¿A qué hora se acuesta el loco? ¿Se despierta en la noche? ¿Visita a sus huéspedes del piso de abajo en la madrugá? ¿Qué piensa por la mañana? ¿Cuantas reflexiones podrías escucharle si le aceptás la invitación? DOS SEMANAS MÁS CON JESÚS EN SU COLINA, IR DE ACÁ PARA ALLÁ CON ÉL EN SU CAMIONETA, PELOS AL VIENTO POR LAS RUTAS ANDALUZAS, MARINA, MARINA, MARINAAAAAPORELAMORDEDIÓÓÓÓ….

Por suerte los alaridos de mi sentido común no se escuchan porque ya estaría toda Sevilla en el baño de Jesús… ¡Pero a su mujer no le gusta nada la idea, ya viste la cara que puso y a mi me pasaría lo mismo! ¡VA A MATARME EN MEDIO DE LA NOCHE O ALGO! (En mayúsculas porque mi sentido común es igual que yo, escucha lo que le conviene). Además si por vos fuera hubiéramos desistido en el capítulo cuatro, querido, hubiéramos muerto en el intento, así que mutis por el foro (lo dejé mudo).

Abro decidida la puerta del baño y acá no espere que le describa el loco inodoro porque eso sí que sería el colmo del chisme de portera; además para eso mejor le cuento lo que me comentó de Antonio Gala, las que pasó el pobre loco en la previa a la última entrevista que le hizo; o las confesiones de Menem, pero si yo hiciera o hiciese eso, si les contara semejantes secretos entonces me volvería viral y ¿qué desafío me quedaría por delante? Sería como ser feliz, luego ya no queda más opción que dejar de serlo en cambio así desgraciada y paria siempre nos queda la esperanza.

Camino por el hall, libros, fotos, zapatos, cintas de video (amo la colina), doblo, me topo con la enorme cama: no, no era por acá. Retrocedo y finalmente no sé cómo llego hasta comedor. Ahí están los dos de pie, me da la impresión de que interrumpo, dejan de hablar súbitamente, ella me mira, Jesús no. Y sí, claramente llegó la hora de irse, la sensación de intrusa me está pidiendo a gritos el retiro y lo bueno y breve dos veces bueno dijo el cartel de facebook aunque de breve esto ya estaría teniendo poco… ¿Seguro que puedo quedarme abajo? ¿No es molestia? (Sigue en el 75, pica acá y va)

Continuará...


jueves, 14 de abril de 2016

Capítulo 89 "Salud y metas"

Capítulo anterior

Dale al hombre salud y metas que alcanzar y no se detendrá a pensar en si es feliz. Y acá estoy, emborrachándome con mi meta andaluza y su chica en la colina. O con la Gitana guapa y su hombre, como prefiera usted. ¿Y por qué uno se emperra con algo? ¿Por qué me aferré yo a este señor como a una tablita en medio del mar y no lo suelto? ¿A cuántos náufragos habrá rescatado el loco de la colina? Rescatar para no asistir al propio entierro, como la madre Teresa a sus leprosos, que daban sentido a su vida; como el Nazareno a sus fieles… Como el loco a sus oyentes... Y por un lado siento que no está bien aferrarse a alguien o a algo como si fuera esto la salvación. La seguridad uno debería encontrarla en uno mismo, no en los demás, pero--

¿Quiere otra cerveza? La miro, en lugar de rajarme a patadas me ofrece otra cerveza. Acepto segunda vuelta. Y es cierto, en este momento no me estoy preguntando si soy o no feliz pero sí me pregunto cómo le estará cayendo a ella todo esto, si la estará pasando mal, si debería irme ya. Que yo no esperaba encontrarme a un Loco con mujer cuando me tomé el avión. Siento que es crucial no dejarla fuera de la conversación a ver si todavía piensa que quiero birlarle el novio. ¿Qué dice usted? ¡Lo que menos quiero yo es quitarle el novio! ¿No ve que es la mar de amable la Gitana? Mientras pienso en cómo irme retirando elegantemente saco tema de muchachos, el loco nos escucha atento. Le pregunto a ella si puede un hombre ser guapo si no es interesante. ¡Claro! Responde sin dudarlo, acto seguido da varios ejemplos para confirmar lo dicho y a mi me está cayendo requetebien esta chica.

Todavía intacta...
La cabeza me da vueltas, lo que queda de la pizza agoniza ya sobre la mesa y otra cerveza para mí que ya no respondo de mí (y menos pregunto). De pronto un pensamiento nefasto me invade, recuerdo que la carpeta con el blog (este mismo) quedó arriba en la oficina y habla entre otras cosas del enamoramiento que me agarré con el loco y si lo lee ella-- Nunca entendería que es como un amor platónico, se va a creer que--

Súbitamente siento que debo desaparecer, quitarme de en medio ya mismo. Esto debe terminar acá, ya estuvo bien. Logré con creces lo que vine a hacer: darle mi obra de teatro, el blog, charlar con él un rato, seguir escribiendo… ¿El baño? Pregunto. Ella me conduce gentilmente hasta él. Cierro la puerta. Respiro hondo. Sola conmigo y con el mingitorio, lugar perfecto para reflexionar y poner los premios a la trayectoria. ¿Cuántas ideas se le habrán ocurrido al chiflado en este espacio? Pienso en el ofrecimiento de Jesús de alojarme acá. Pienso en ella. ¿Me quedo, no me quedo? La de acción y relato que acopiaría si me quedo. Pero... ¿y ella? Pienso en lo absurdo de hacer planes a futuro, en dos días me estaba yendo para Málaga a por Antonio Gala, tengo el pasaje, el alojamiento reservado en Apartamentos Sardina... La vida es una caja de bombones... Tomo la decisión mientras tiro la cadena del loco inodoro, carpe diem, me digo, la suerte ya está echada. (Pica acá y sigue la cosa)

Continuara...


lunes, 4 de abril de 2016

Capítulo 88 "Climax en la colina"

Capítulo anterior

Ay
¿Alojarme acá? ¡¿Acá en la casa de él?! ¡¿QUEDARME A VIVIR EN LO DE JESÚS QUINTERO?!! ¡ÉL, ELLA Y YO?! (Me muero muerta) Y ya sé, ya sééééé que debería hacerme la superada, la que se toma esto como algo natural porque si no parezco una loca fanática pelotuda y en eso estoy, recuperando el aire. Vuelvo a masticar mi pizza y la miro a ella, lo tiene contra las cuerdas con la mirada. Él que se hace el ¿qué pasa? ¿Solo estoy siendo hospitalario con la chica que vino de Argentina, muhé? Climax en la colina. Jesús bebe agua, ni se mosquea. Nuestro protagonista está más allá del bien y del mal. A lo lejos unas campanadas acompañan la escena, son las diez de la noche aquí en Sevilla, dos de la mañana en Buenos Aires y si esto fuera la casa del Gran Hermano estaríamos en ochocientos mil de rating y contando, pero no, por suerte es la de Jesús.

La Heineken no puede más de rica, qué quiere usted con semejante compañía… Miro a un costado, el comedor es enorme, a lo lejos entreveo su cama (entraríamos los tres lo más bien, ya que pregunta, pero no, me ofreció quedarme abajo, vieja libidinosa). Allí, en esa cama cavila sus locuras, padece sus insomnios el cuerdo de Andalucía. En el piso de abajo no hay lú, sentencia ella, cortito, seco y al pie. La miramos el loco y yo. Y le juro que en este momento no sé si morir de gracia por el relato que me están regalando estos dos guapos o desaparecer antes de que se arme el despelote. Estudio el espacio, elijo donde parapetarme por si las moscas pero no hace falta, Jesús entiende al vuelo la directa y su sonrisa, algo decepcionada, agoniza con un: pero puede quedarse sin lú… Silencio de la colina (condimentado por sonido de cubiertos).


Y usted me dirá que me estoy pasando de la raya, sacando ya los trapitos al sol cual portera sin trabajo y sin marido. ¿Y sabe qué? Tiene razón... Tiene razón pero ocurre que en los trapitos está la belleza del relato. En lo espontáneo, en lo fresco, en lo imprevisto. El pequeño detalle, la reacción impensada. La verdad sale a la luz cuando uno se olvida del examen, de que está siendo observado. Es lo que lograba Jesús con sus entrevistados, que se olviden de la cámara, tocarlos sin que se den cuenta en su fibra más profunda y entonces la reacción afloraba, acto reflejo, como el martillo hace saltar a la rodilla. La verdad está en los hechos, no en los dichos, por eso ya no creo nada a nadie. La verdad de este pirado es lo que yo vine a buscar, genuino y loco a su pesar... por eso lo estoy queriendo tanto. (Sigue en el 73, pique acá si se le da la gana)

Continuará...


jueves, 24 de marzo de 2016

Capítulo 87 "Socorro"

Capítulo anterior

Y al fin y al cabo el destino de toda cosa en el universo, tal vez incluso del universo mismo, sea convertirse en literatura, decía Levrero, así que acepté quedarme a cenar, a pesar de mis terrores, diurnos y nocturnos. ¿Qué pensaba usted? ¿Que iba a pecar de comedida? ¿A estas altas alturas hacerme la recatada? Pues no, he caído en la loca tentación (y no me libre del mal...).

Tras un breve debate sobre si salir o no se decidió pedir pizza de rúcula con jamón crudo, y ya casi que estamos como chanchos, esto significa que estoy a punto de quedarme en corpiño porque el calor que hace en Sevilla es monumental y la confianza que me hacen sentir estos dos seres es indescriptible, como si los conociera de toda la vida. Lo que me asombra es la enorme amabilidad de la señorita Quintero, si fuera yo ya me habría ahogado en el Guadalquivir, como aconsejaba Blasco Ibáñez. Es sabido que Jesús tiene fama de picaflor, ella lo debe conocer bien, supongo, pero se viene portando conmigo de lo más divino, por ahora. Ella. Y él también. 

Seguimos en su comedor. Estamos sentados los tres a la mesa ratona. La rubia cada tanto va y viene, trae algo para picar mientras esperamos la pizza y conversamos de banales cuestiones que para él son nimiedades pero para mi... Cualquier cosa que conversemos es un asombro, por el sólo hecho de estar acá, sentada frente a él, por los motivos que me trajeron, la manera en que todo se dio... Me observa. Ella. Lo escucha. Él pregunta que cómo he encontrado Sevilla. Me pone nerviosa. La mirada de su mujer encima mío me pone nerviosa. Húmeda, me sale responder. ¿Húmeda? Exclama él, y se me queda mirando, algo asombrado. ¿Pero Buenos Aires también é húmedo, o no? Si si, claro.... Ella mira cómo él me mira a mi... Dios mío... Y a mi nunca me gustaron las mujeres, bueno, casi nunca, pero esta muchacha con aire de gitana... No sé si es esto andalú tan atractivo, sus ojos marrón claro o su amabilidad. En fin...

Sucede que en Argentina se conmemoran hoy los 40 años del golpe militar, es la santa semana de los derechos humanos, les cuento mientra trato de pinchar con el palillo una aceituna negra, como para dinamizar la conversación y que los ojo de ella vayan pa otro lao. El loco escucha atento mientras bebe agua de su vaso. La plaza se llenará de gente manipulada, porque es para lo que usan hoy esta bandera los nefastos del poder, ¿no? 30000 desaparecidos fue un hecho atroz, claro que sí, pero el estafador arengando desde el colectivo al rebaño útil... Y ya que lo tengo delante, cosa que en la puta vida hubiera imaginado:

¿Por qué a los poderosos no les alcanza nunca, Jesús? ¿Por qué enfermamos de poder? Me mira largo, deja sus lentes sobre la mesa ratona, y sin pensarlo: ignorancia, niña (adoro cuando me dice "niña" y ya es la segunda vez que lo hace). Ignorancia. Eso es... Son despreciables porque ignoran... La macana es que si son ignorantes uno no se puede dar el lujo de odiarlos, de echarles la culpa, ¿O si?, pregunto y se queda en silencio, como suele. Si no calculo mal hace ya cuatro horas que charlamos. Una parte mía conversa con este cuerdo como con un amigo de toda la vida pero la otra de pronto da el respingo y me recuerda que es Jesús Quintero, el loco de la colina al que busco hace año y medio, que ha recorrido cárceles, entrevistó a medio mundo, que estoy en su casa como pancha por la mía y--

¡Socorro!
¿Quiereh, quedarte aquí? (¿Eh?) En el piso de abajo hay lugá... (Me caigo de culo y me levanto, que yo vine en busca de acción para mi relato pero ¡esto ya se pasa de castaño oscuro!). ¿Alojarme acá? (No debo haber entendido bien, no traje mi cepillo de dientes, no est--) Puéh... Si dice que tu hostal no éh cómodo, agrega él muy hospitalario, y a mí esto me toma por sorpresa, vieja, la puta mare. ¿Tenía que ser tan tan tan tan este tipo? Yo no me vuelvo más. ¡QUE ME QUEDO A VIVIR ACÁ! Lo miro. La miro. Silencio (de ratone colorao). Ella ha dejado de masticar súbitamente y lo está mirando con cara de TE MATO. Jesús gesto de perro mojado, no verde, sonríe mostrando sus inocentes dientecitos. Climax en la colina. Yo no digo palabra, bebo cerveza y si fumara me encendería uno. Pero no, lamentablemente no fumo. (Sigue en el 72, pica acá y va)

Continuará…


miércoles, 16 de marzo de 2016

Capítulo 86 "Loca cena y no la última"

Capìtulo anterior

VAS A PROTAGONIZAR UN CRIMEN PASIONAL A LA VALENCIANA COMO EN BLASCO IBÁÑEZ! ¡VOLVÉ YA MISMO, DEJA EN PAZ A ESE HOMBRE, DEJALO HACER SU VIDA TRANQUILO Y A SU NOVIA TAMBIÉN, MARINA, QUE NO TE HICIERON NADA, ¡BASTA BASTA BASTAAHHHHHH! Me dice por teléfono mi madre de quien heredé la imaginación y las caderas pero no tiene idea de musos, ni de inspiración (menos que menos de ménage à trois), acaba de colapsar de nuevo y a punto está de tomarse el Clonazepan doble. (Otra vez Rockefeller, culpable de la infelicidad de este planeta). ¡Pero yo le avisé  que estábamos escribiendo, má! O sea que Jesús sabe, LO SABE, SABE QUE ESTOY CONTANDO TODO LO QUE PASA. además el hombre me sacó la ficha apenas me vio, no es ningún bolud-- ¿Hola? ¿Hola? O se cortó la comunicación o se ha suicidao mi mare… ella tuvo un novio ciego, como este amor, Horacio, algún día les contaré la historia.

Vuelvo del comedor a la oficina, me había apartado para hablar con mi mare, él me conduce hasta una especie de elevador; bajamos en silencio. Yo ya dispuesta a irme, claro, porque me aguantan hace como tres horas estos pobres santos y aun conservo algo de recato, no puedo quedarme tanto que deben querer hacer otras cosas además siempre creo que molesto y la cabeza me está pidiendo a gritos soledad para asimilar la situación que estoy viviendo y… Y ya la estoy viendo venir, vieja latosa, ya la veo ahí viniendo ¿y por qué no se meterá en su vida, digo yo? ¡Porque no tiene, claro! ¡Entonces me jode a mi con que estoy queriendo huir en el momento crucial! Y un poco sí, el sentido común que es el menos común de los sentidos me dice que debería irme porque soldada que huye de una batalla sirve para la siguiente y mejor dejar gusto a poco que sabor a empalagao, ya lo decía Croce: “El mal gusto es la ausencia de la medida...”. Además usted no tiene a la rubia, alta, bella y carismática mirándola entre ceja y ceja a metro y medio de distancia; amable, sí, lúcida, también, guapa, muy, tiene un aire aguerrido a lo Uma Thurman. ¿Usted dice que les proponga vivir a lo “Vicky Cristina Barcelona”?

Sonrisa guapa, lluvia andaluza
Llegamos al living, miro una foto: dos nenas, un Cristo pegado sobre el portaretratos. ¿Crees en dios, Jesús? Se queda un momento mirando la foto, sus dos hijas, lo que más ama en este mundo. Creo, sí, creo que existe para sosegar el alma de los hombres, responde. El señor de las preguntas también lleva en la chistera sus señoritas respuestas. ¿Y por qué será que uno recula en el momento crucial? Todo lo que se nos tiene que dar pero no se nos da es porque le tenemos miedo, me dijo un día mi padre, y detrás del miedo está la libertad, esto último lo dijo un cartelito del tuitter... Como si el del miedo fuese un puente fácil de cruzar... ¿Tú, niña, tieneh hambreh? (Creo que se dirige a mi) ¿Quiereh quedarte a coméh? (Imagìnese usted)... (Sigue en el 71, pica acá y va)

Continuará...


miércoles, 2 de marzo de 2016

Capítulo 85 "Santo dilema"


Y qué bien se la viene pasando usted conmigo ahí leyendo cómo me meto en despelotes para hacer avanzar la historia. ¡Ahora mismo estoy en un nuevo brete! ¡NECESITO PROZAC! Porque claro, Rockefeller es turro pero de boludo no tiene nada, nos hace meter en despelotes, nos aterroriza a través de sus medios de comunicación, nos encaja el Zika, el terror al terrorismo, nos da el tuiter, el facebook, después te los da de baja y ZAC, te vende el calmante para los nervios Y NO LE BUSQUE EL SENTIDO A MIS HUMORADAS PUES CARECEN DE ÉL... (A casi dos años todavía no me toma el tiempo, vieja tullida) Y sí, me meto en bretes porque sin ellos la vida es negra, sosa Y NO DIGA NI MU que está usted peor que yo ahí sufriendo por los bretes ajenos de Belén Esteban y Carmen Barbieri. Al menos yo encanezco por bretes propios y voy al grano que se me aburre:

Resulta que estamos todavía en la oficina meta charlar el loco, la rubia y yo cuando me suena el teléfono (pric). Disimulo. Vuelve a sonar (pric). Y qué vergüenza, me interrumpe mientras Jesús habla sobre la comunicación... Sutilmente miro la pantalla: es un mail de un periodista del Libertad Digital al que no conozco. Más abajo otro mail de otra periodista de Vértele. ¿Y esta gente quién carajo es? Ambos me piden el teléfono del loco porque quieren entrevistarlo. Ato cabos. ¡Claro, googlean Jesús Quintero y encuentran este blog! Dudo un momento. ¿Le cuento o no le cuento? ¿Y si les cae mal? ¿Y si ella ve amenazado su trabajo de secretaria porque me contactan a mi para contactarlo a él? ¿Y si él se entera de que me leen más de lo que cree y me pide que saque esta historia de la web? Ellos siguen hablando, ahora sobre el amor, valga la redundincia. Dudo un momento. No sé qué hacer. ¿Les doy el teléfono a los tipos directamente? ¿Y si me mensionan y el loco se enoja?

Entro en pánico otra vé, que a mi no me cuesta mucho eso. Porque si estos periodistas llegaron al blog realmente me leen más de lo que creo. ¡Y yo contando todo acá tan suelta de cuerpo como si fuera un diario íntimo! (Pausa angustiosa) ¿Y ahora? ¿Voy a tener que escribir a medias tintas? ¡Me voy a permitir seguir escribiendo lo que quiero si me leen más de lo que creo? Ya sé que a usted ni le importa pero justamente acá está el gran desafío, el pedregoso camino a la libertad. ¿Decir lo que se piensa o lo que se piensa esperan los demás que sea dicho? ¿Decir la verdad aunque sepamos que el que dice la verdad se queda solo? ¿O espetar politicamentecorrecteces para acumular y acumular seguidores mediocres? Delgada línea, santo dilema. Dilema del que se desprende la carencia de valores, la ausencia de periodismo y el mundo que anda como anda.

Dejo el móvil sobre la mesa, no respondo nada a nadie. ¿Se puede decir la verdad cuando uno está allá arriba Jesús? Se me queda mirando por el abrupto cambio de tema. Piensa un momento: depende de quien seas... Hay quienes pueden no decirla, yo no soy así. Y ahí tiene usted, lo que aprendí de este loco es que hay que decir siempre la verdad, ser uno mismo o al menos intentarlo, que eso le ha costado unos cuantos escandaletes mediáticos, unas cuantas censuras a sus programas, unas cuantas canas verdes y frustraciones. Y supongo que tengo que decir la verdad aún cuando ésta lo implique a él. Así que le voy a pasar a ella los mail de los periodistas y luego le chismearé a usted algo que sucedió pasadas las tres horas de charla, ya los tres totalmente relajados, entonados y algún otro ado que se le ocurra... Pero como la entrada se hace larga lo contaré en la 70. Prozac. (Sigue, pica y va)

Continuará...




domingo, 21 de febrero de 2016

Capítulo 84 "Casa, comida y mujer"

Capítulo anterior

¡Socorrooooo!!! Que ya hace como dos horas que charlamos los tres bajo el sol sevillano sin parar. ¡SIN PARAR! Que Galeano, que Antonio Gala, que Menem y el tráfico de armas... Y acá le diría yo que tenga usted cuidado con lo que desea porque se le puede cumplir... Pues a mi se me está cumpliendo CON CRECES. Que ya estoy medio abrumá, azoniqueteá. De pronto me está dando el pánico. Me agarra el brote. Necesito un poco de sol de Buenos Aires. Añoro el despelote de Argentina. Mi inflación. Los cortes de luz... Ahora que lo encontré extraño buscar a Jesús Quintero y los piquetes con fogatas de humo negro. Las caravanas de autos, la gente furiosa rostizándose al sol. Porque usted quizá no sabe pero en Buenos Aires es común que unos humanos haciendo valer sus derechos humanos corten el camino a otros humanos y a su vez terceros aprovechando la volada saquen a pasear sus revólveres en moto y vayan derecho (y humano) a por las pertenecias de los atascados. Es algo así como igualdad por mano propia ¡Así que no se queje si alguien le manotea el celular! ¡VIEJA NEFASTA! ¡PSEUDOSOCIALISTA! Y qué extraño lo que extraño, dirá usted. Qué va´cer... somos animales de costumbre… o de pasado… o de recuerdo...

Buenos Aires… Se queda con la mirada perdida. El pasado se le viene encima. Su perro verde, su lobo estepario, canal 9, los cafés de la calle Corrientes... Leer los diarios de Argentina, me dice, no hay nada que se le parezca. Fui por un mes y me terminé quedando... Santiago Pont Lezica tiene lugar para vos en radio Milenium (disparo con munición gruesa), este es su teléfono, te anda buscando. Me mira largo. ¿De dónde conoce esta loca a mi amigo Santiago? (Del capítulo 40, loco) Me da la sensación de que ya nada le entusiasma demasiado. Es que si yo vuelvo a la Argentina ya me muero ahí... Sus ojos no mienten, parte de Jesús se ha quedado en Buenos Aires. Me cuenta de cuando se salvó del accidente de Lapa porque llegó tarde al aeroparque, de cuando vivía con Nacha Guevara, de las fiestas, las mujeres: las argentinas son las más valientes, sentencia. ¿Qué te entusiasma todavía? La creatividad, responde sin dudarlo. ¿Te vendrías? Allá necesitamos un Periodista que nos hemos quedado sin stock. No me quita la mirada de encima. A mi me agarra la loca y me tomo el avión, amenaza. Venite, loco. ¿Y tú me mantiene, niña? Allá tenes casa, comida y mujer. 


Irrumpe ella cual telenovela de la tarde, se había ido a hablar por teléfono. Él me mira, sigue con lo que le acabo de decir. Entramos a la casa porque bajó el sol y Sevilla se puso fresca. Seguimos en la oficina, segundo té con rosquitas. Su oficina es una genialidad. Toda con paredes de vidrio, lo tengo a él sentado enfrente mío y atrás La Giarala. Hablamos un poco de mi obra de teatro, ella opina que tengo que dirigirla yo, él propone a Willy Toledo y un final a lo "Gran dictador”. Que conoce productores varios a los que puede interesarle. ¿Dice usted que me lo llevo conmigo en la valija? ¿Que logramos encenderle la mecha de entusiasmo a este pirado? Lo bien que nos vendría un periodista, no? (Sigue, pica acá si se le da la gana)

Continuará...


domingo, 14 de febrero de 2016

Capítulo 83 "Del odio al amor"

Capítulo anterior

Se sienta, no emite sonido alguno, ¡y se calla usted que me pa que acabo de despertarlo de su siesta sagrada! Acomoda cuaderno, lapicera... A su lado la carpeta con la obra de teatro que le traje y con este blog, que está inspirado en él. Lo hojea, serio, no deja traslucir expresión alguna. Cada tanto me pregunta algo sobre mi, con esa voz que tiene, recia, pausada y seductora. Yo cuasi paralizada le cuento que dirijo y escribo teatro en Buenos Aires. ¿Habíamos quedado en que venía o te llamaba, Jesús? (Pausa larga) Tenías que llamar (ayyyyquememué...).

Miro a mi alrededor, frente a nosotros la imponente Giralda, testigo silencioso de la Fellinesca historieta. Desde el interior de la casa llega el sonido de una radio, hablan del día de San Valentín y claro, si es el día de San Valentín usted supone que hay que estar enamorados ¡pero le reitero que no hemos venido a eso así que NI SE LE OCURRA! Además una vez estuve enamorada y la pasé como el culo por lo que me permitiría enviar al carajo a San Valentín y a todos sus amigos también. ¡Se me quería quedar a dormir en casa el tipo y yo no duermo porque la gente ronca! ¡Él prendía el ventilador, yo lo apagaba, él lo prendía, yo lo apagaba! ¿Qué clase de vida es esa? Ya sé, la clase de vida que se busca usted, vieja esquizoide, primero se casa con el gordo panzas y luego se pregunta ¿por qué diosito me has hecho tan infeliz?

Shhhh... Sigue hojeando el material que le traje, está ma guapo que pegarle a Cristo. Ella regresa con más té y enfila para la puerta pero él la llama, la invita a sentarse con nosotros; nos presenta formalmente. Nos miramos la rubia y yo. Me mide. La mido. Se sienta a la mesa muy en su rol de secretaria impoluta, espalda recta, birome en mano. Y yo estoy que todavía no caigo. ¿Soy la que está sentada frente a este Señor Periodista en la terraza de su casa? ¿Y por qué me atiende así, sin conocerme? ¿Por qué le abre las puertas de su casa a una completa extraña que a vuelo de pájaro está mas loca que una sandalia?

Él anota mi nombre en una hoja, al lado escribe el nombre de mi obra de teatro: “Altamirano”. ¿Le confieso? ¿No le confieso? Ahora mismo estamos escribiendo, le confieso al fin (el que avisa no traiciona). Silencio de la colina. Ella sonríe apenas y espía la carpetita del blog. Ese blog que me tenes escribiendo hace un año está siguiendo acá, en tu terraza, ahora mismo. ¿Entendes? Escribo de lo que vivo y vivo para seguir escribiendo, por eso vine, a por inspiración, a por acción para nuestro relato... La vida es más original que uno, siempre, mirá a donde estoy ahora, loco, esto nunca se me hubiera ocurrido esribirlo, ¿mentendés? Jesús me sigue serio con la mirada. Acto seguido asiente con un gesto como de que ha entendido. ¿Habrá entendido?

Y sí, tanto joder Quintero va a leer “En busca de Jesús Quintero", finalmente. Después de año y medio de buscarlo nos encontramos frente a frente. ¿Usted dice que se sube al barco a vivirescribir conmigo? O me odia, me hace juicio por usar su nombre sin preguntarle, por valerme gratuitamente de la inspiración que me provoca y, bueno, si me odia... No hay mal que por bien no venga porque del odio al amor hay un paso, ¿no? (Capítulo siguiente, pique acá)

Continuará...



jueves, 21 de enero de 2016

Capítulo 82 "Serendipia"

Capítulo anterior

Toco el timbre sin titubear, carpeta en mano y ropa digna, no como la del 65. Nerviosa estoy, claro, pero espero, no me queda otra ¡Y todo culpa de usted que si no hago estas maniobras extrañas no le pone atención a mis escritos! Bah, igual no me dan ni la hora porque tuve la mala pata de nacer sanita pero estoy a un tris de cortarme un dedo y subir un video a youtube de cómo escribo sin él ¡Entonces saldré en la tapa de El mundo! También podría dejarme las rastas o hacerme apalear por mi marido y-- ¿Hola? Responde una voz femenina por el portero ¿Una voz femenina en la colina? Sí, una voz femenina y esto es lo lindo de vivir para escribirlo luego, la vida es más original que uno ¡¿Hola?! Sí, hola, vengo... soy… ¿Está Jesús Quintero? Soy de Argentina, Marina, le traigo una obra de teatro que... estuve hoy al mediodí-- A ver, espera… Jesúúúúú… Se toma un momento y me dice que ya baja.

Abre la gran puerta de madera: alta, rubia, bella y carismática. Me mira entre extrañada y divertida. Muy gentilmente me invita a pasar. Sobre cómo llegamos hasta la terraza no voy a dar explicaciones porque me llevaría una crónica entera, la casa del loco tiene más recovecos que mis neurosis, señora. La sigo hasta una gran sala que conduce a una oficina con un cerramiento de vidrio. La oficina de él. Se me está por escapar una emoción, la reprimo. Cintas, cintas y más cintas de video. Libros, libros y más libros. Sus anteojos, lapiceras, cuadernos, fotos.... No me alcanzan los ojos para observar su mundo. Y yo creo que a esto vine, a conocer las pequeñas cosas de este gran hombre, los singulares detalles de su pintura; a intentar entender qué lo hace diferente, si lo es.


¿Qué quieres tomar?, me dice. Titubeo ¿Quieres un té? Sí, un té está bien, gracias. Me deja sola conmigo. Me siento rara, no sabiendo qué hacer frente a este imprevisto ¿O CUANDO NOS TOMAMOS EL BOEING EN EZEIZA USTED IMAGINABA QUE ÍBAMOS A LLEGAR HASTA ACÁ? No se haga la superada, vieja. Apoyo la carpeta en la mesa, miro las pequeñas plantas, las terrazas vecinas. Estoy en Sevilla, en la terraza del loco, con su mujer o asistente o algo. ¿Y ahora? Y ahora ¿Qué? ¡Ahora nada! Es claro que a lo que vinimos es a conocerlo, darle el material del blog, la obra de teatro, ver hacia dónde se dispara la cosa, seguir escribiendo, todo muy serio, cuerdo y correcto ¿O no? ¡¿O no?! ¿Usted le cree al depravado de Freud? ¿Que todo lo que hacemos es por ego o por pulsión sexual? ¿Nos saldrá el destino con una serendipia de novela turca? Shh… ahí viene… Camisa blanca desabrochada, le queda bien. Aparenta diez años menos el señor… (Capítulo siguiente, pinche acá)

Continuará...



miércoles, 23 de diciembre de 2015

Capítulo 81 "Cara a cara con el loco on the hill"


¿Quintero? Acto seguido se paró frente a mí y antes de que pudiera siquiera reaccionar le largué el borbotón: soy Marina de Argentina y te traje el material de mi obra “Altamirano” que nunca te pude hacer llegar, ¿te acordas? (No) Y otro material que me tenes escribiendo, hace año y medio que te busco ¡Año y medio!, dijo él en el microsegundo en que hice una pausa. Me miraba de arriba abajo mientras yo hablaba ¿Desde Argentina te has venido hasta aquí? Si, respondí, y ya te vi así que me voy, chau… Caminé unos pasos, él se rió. Luego me siguió hasta la mesa del salmorejo, algo intrigado. Nos sentamos, dejó sus carpetas al lado del plato, me miró unos segundos por sobre sus lentes. Yo me quité los de sol. Lo miré.

Y ahí siguió él, que le adelantara algo, que cómo no habíamos coincidido, que había estado en Miami haciendo "El loco soy yo" y que quizás por eso ¡Un año y medio!, repitió y agregó que estaba esperando a sus amigos de Huelva para almorzar que en eso llegaron y ahí nomas me presentó: soy la Argentina que lo busca hace tanto y se vino desde Buenos Aires a traerle una obra de teatro de un periodista que se está por suicidar (rieron). Quise contarle lo del blog pero no tuvimos tiempo. Nos paramos, nos sacamos la foto porque quería un recuerdo y la verdad es que no sé si vamos a volver a vernos, le dije ¡Cómo no vamos a volver a vernos!, exclamó... Y qué sé yo, con los locos nunca se sabe y con los cuerdos menos… 

Me dio otro teléfono que anoté en mi mapa de Sevilla, sobre el Guadalquivir, y que chasco luego constatar que lo tenía... Quedamos para las 19, que lo llame o que vaya, con tanto salteado de emociones ya no me acuerdo. ¿Dirá usted que me animo a ponerle el moño a esta suerte de reality tercermundista? ¿O lo dejamos con final abierto posmoderno a lo Lucrecia Martel?

Ahora diluvia en los pagos de Sevilla, la gente entra al Starbucks a borbotones no en busca de Quintero, en busca de refugio. Que es lo mismo. (Capítulo siguiente piche acá)

Continuará…

viernes, 18 de diciembre de 2015

Capítulo S/N "Cómo ser feliz, la receta que no falla (dirá el epitafio)"


La felicidad está fuera de tí

¿Y cómo ser feliz, pregunta? ¿En busca de la felicidad anda usted? ¡Pues a votar! ¡Todos a votar! ¡Todos a cumplir! A la democracia hay que cuidarla y a los mártires que humildemente se ofrecen a conducirnos también, así que no ande agrediendo presidentes, vieja mala. Porque usted no sabe pero ha costado mucho organizar este sistema para que todos vivamos en paz ¿En paz? Si vivimos en guerra ¿Y por qué voy a cumplir yo si ellos no cumplen? ¡PROMETEN PROMETEN Y NADIE CUMPLE! ¡VIVEN DE NUESTRA PLATA! ¡NOS METEN A LA GUERRA! ¡NOS SACAN DE LA GUERRA! ¡ABREN LAS FRONTERAS! ¡CIERRAN LAS FRONTERAS! ¡Pero deje de quejarse, che! ¡Mire que linda la navidad! ¡Mire que hermoso el árbol que preparamos para usted y las pintorescas lucecillas de la calle! Mire, mire…

Se va la tercera!!
Así que todos a sufragar contentos y a festejar que llegan las fiestas! ¡A festejar en los bares, a festejar en las calles, en los shopping, en las plazas y en la mar en coche también! A celebrar que trabaja de algo que no le gusta, sigue votando a los que le roban, le cree al diario que le miente y duerme con la persona a la que no ama ¡A celebrar, señores, que no van ustedes por lo que quieren, ni se preocupan por descubrirlo, pero sí se ocupan de googlear: “¿Cómo ser feliz?” en la internet! (Quiere decir que le preocupa).

¡AYAY, FELICIDAD, DÓNDE TE HAS IDO! (Si es que alguna vez te tuve...) Buscamos la felicidad sin saber dónde, dice Voltaire, como el borracho busca su casa sabiendo que en algún lugar se encuentra. Resulta que la receta de la felicidad tiene tres patas, señora: ser feliz es tener algo que hacer, tener alguien a quien amar y, luego, algo que esperar. Así que tras haberme revelado google este secretísimo secreto le seguí el juego a mi impulso y me puse a buscar al loco de la colina ¿Y por qué al loco de la colina? No sé pero ahí nomas encontré mi “a quién amar” porque el tipo de cerca es un particular...

Y lo que sigue ya es difícil de explicar, una vez que puse el pie en el acelerador la cosa no se detuvo, algo empezó a moverse, apareció Juan Campanella, después la revista de Pérez Reverte, teatro, proyectos y más proyectos. Entonces redoblé la apuesta: me llegué hasta Sevilla y se ve que iba yo por el camino que era porque siguió ese "algo" conspirando a mi favor y vino la esquina de marras del 65 la pizza del 66, Antonio Gala, la mar en coche y hasta ahora no se ha detenido la roulotte. ¿Mi algo que esperar, pregunta? Por hoy es Almodovar del Río a dónde se supone que vuelvo a verme mañana con este loco andalú.

Pero lo bueno de esto es haber comprobado que, efectivamente, la felicidad no estaba en el carnaval de Cádiz... ¡La frase de almanaque no mentía! Al parecer esto de ser feliz depende de uno, de la decisión que uno tome, de a dónde se lleve cada quien y no de a quien vote (o bote) ¿Y lo malo? Lo malo es que mi receta no le va a servir a usted, cada uno tiene que escuchar sus propias tripas, poner atención a qué cosa le enciende el entusiasmo, entonces levar anclas y allá ir, contra el viento de los cuerdos y las mareas del para qué. Y síííí... seguro que quien nada contra la corriente puede acabar electrocutado. Pero puede que no, como el gato de Schrödinger. (Capítulo siguiente pique acá)

*Capítulo escrito durante las elecciones de España 2015.

Continuará...



martes, 15 de diciembre de 2015

Capítulo 80 "¿Quintero?"

Capítulo anterior

Y ya me compré la remerita de rigor, ya bicicleteé la Giralda, los jardines de Alcázar y la mar en coche también. Ya le saqué foto al monumento de la cual, claro está, voy a alardear en la reunión de anécdotas del viaje que nunca haré ¡Así que no queda otra que enfrentarse al bulto que nos trajo desde la reina del plata hasta Sevilla! ¡No hay manera ya de huir del asuntito en el que me metí! ¿Y por qué querría huir? ¡CÓMO POR QUÉ, VIEJA! Es claro que si Jesús no me pone atención me veré obligada a comprender que no soy importante, brillante, rimbombante (y cuanto mejor andaría la cosa si consideráramos cada tanto esa posibilidad) ¿Y si resulta que el hombre este no es lo que yo esperaba? O peor ¿Y si lo es? ¿Cómo seguiría luego con mi vida de regreso en Buenos Aires? Siguiendo, ya lo sé, y también sé que a quien tengo que encontrar es a mí, que lo que me hace ir palante soy yo y no este loco, que lo que haga de mí depende de mí pero eso es muy trabajoso, jodido y no se me da la gana.

Así que sin pensarlo dos veces le seguí el camino a mis piernas que me llevaron sin titubear hasta la esquina de marras, a unos metros de la casa del loco. Ipad en mano para escribir esta crónica, me aposté en el bar a comerme un Salmorejo. En una mesa vecina tres mujeres charlaban como cacatúas: parece que se viene una ola de calor espantosa, decía una de ellas. Yo escuchaba agazapada bajo mis lentes de sol pero no dejaba de relojear la puerta, a lo paparazzi de Sálvame. Pasaron cinco minutos de reloj, acababa de ordenar mi almuerzo al simpático mozo cuando se dejó ver él.

El loco de la colina. Pañuelo al cuello, carpeta en mano, con su chaleco de gitano y sus lentes de colifa. Salió a la calle y ahí se quedó parado unos instantes. Miró haciéndose el distraído a una señora que pasaba, supongo que quería ver si ella lo reconocía. Se me escapó una risa, una emoción, un y ¿ahora qué? Ahí estaba el hombre que me puso a escribir hace año y medio aún no entiendo bien por qué. Cuando no sabés lo que haces pero lo que haces es lo mejor, se supone que eso es inspiración... De pronto reaccioné, me acerqué con paso presuroso, vestida así nomás porque yo, al igual que usted, no pensé que esto fuera alguna vez a suceder… Pero parece que si una insiste cualquier chifladura-- ¿Quintero? Le dije y me miró. (Capítulo siguiente pinche acá)

Continuara...

viernes, 27 de noviembre de 2015

Capítulo 79 "Un gato loco o un perro andalú"


Toqué el timbre, claro, aunque lo que quería hacer en ese momento era salir corriendo porque qué cuernos iba yo a decirle a este señor… Y toqué porque ya me metí en bretes, porque no me queda otra, porque me traje hasta acá y tengo que hacer avanzar esta historia, este cuento de loco amor que me inventé porque el amor de estos tiempos me resulta tan desamorado… Toqué para que pase algo emocionante, algo revelador, algo que me confirme que la vida no es solamente lo que es. Toqué para no quedar como una boluda, como una perra que ladra pero no muerde conmigo y con el viejito. A usted podría contarle lo que se me dé la gana, le digo la verdad, como hacen los medios de comunicación, pero no es la idea porque en decir lo que no me animo a decir (aunque sea a un gato loco o a un perro andalú), en hacer lo que no me atrevo a hacer, creo que por ahí anda la libertad.



Toqué el timbre, sí, pero no atendió nadie. Le dije al señor del restaurante que si lo veía le avisara que lo andaba buscando Marina, como si el loco me conociera. Luego con la emoción paralizada y la sesera hecha un embrollo tomé por la calle Placentines, rodeando la Giralda camino a la seguridad de mi hostal. Me sorprendí mirando para todos lados a ver si lo veía, pero no. Y es curioso porque a un paso de lograr lo que quiero estoy más angustiada que el papa Francisco cuando tuvo que dejar su querido barrio de Flores para irse al Vaticano. ¿Escapando, perdida o en la búsqueda? ¿Mucho de todo, poco de algo o nada de nada?

No lo sé, y me parece que en lugar de ir al hostal me voy a alquilar una bicicleta en lo del turco de la plaza Santa Cruz a ver si pedaleando Sevilla se aclara la cabeza. Aclara que oscurece... Pero podríamos cerrar para no quedar atragantados con que estaría estando yo cuasi calificada para afirmar, como dijo Borges, que cualquier empresa puede ser importante depende del fervor que le pongamos. Ahora, qué es importante yo no sé ¿Será sentir la fobia corriendo por las venas? ¿Será animarse a cruzar el Atlántico y tocarle el timbre al muso inspirador? (Sigue en el 64, pica acá y va)

Continuará...

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Capítulo 78 "A un timbre de la colina"


No sé si andas perdido o andas buscando, le decía la mamá a Facundo Cabral y por acá agregaría yo un escapando: perdida, buscando, o escapando ando... ¿Escapando? ¿Y de qué escapa esta tarúpida? Pensará usted que no se da cuenta de que cuando mira Sálvame, al Atleti, se pone los ruleros o hace el curso de bonsai acelerado hace lo mismo que yo: escapar (o buscar, o perderse...) Y no la critico, vieja, porque entre otras cosas esto de animarme a ir por lo que creo que quiero me ha cambiado la actitud: de repente el mundo me parece hermoso y los quiero a todos ¡Sí, incluso a los que han invadido Sevilla este fin de semana puente! ¡Ahora que estoy contenta adoro verlos amontonados en los bares! ¡Embotellados en las rutas! ¡Apretujados en las calles! ¡Hacinados en los paseos de compras! ¡COMO ME GUSTA LA GENTE CUYA PREOCUPACIÓN MÁS PREOCUPANTE ES LA DE BUSCARSE DISTRACCIONES!

La foto del costado
Pero yo, volviendo al tema del escape, no he tenido su suerte, me aburre Sálvame, los ruleros no me llenan, me embola el puente, el mundo y me he metido entonces en esta empresa que me trajo de Buenos Aires hasta Sevilla. ¡Y no se vaya que estoy en medio de un nuevo ataque de pánico, no sea jodida! Porque resulta que hoy cuando llamo al loco para decirle que huya, que ya llegué me desayuno de que no usa más ese teléfono ¡Me atiende un contestador con silbidos! ¿Y ahora cómo carajo hago para verlo?

Angustiada y sin saber que provocaba una serendipia le mando por mail la foto del teatro a Santiago Pont Lezica, uno de los coprotagonistas de esta saga. Serrndipia porque acaba de pasarme el dato del restaurante de la esquina. ¡Ahí saben siempre por donde anda Jesús!, me dice y yo lo adoro. Agarro la bicicleta sin pestañear, con la inquietud a cuestas me llego hasta ahí. Recupero el aire, dejo la bici, y le pregunto al viejito que había apostado en la esquina el universo, el destino o la mar en coche por el loco de la colina. Me pide que lo siga hasta la casa de la vuelta y me dice sin más: aquí vive Jesús, no sé si estará pero hala, toca el timbre...


Yo absorta. ¿A un timbre del loco Quintero? (Sigue el el 63, pica acá y va)

Continuará....


viernes, 30 de octubre de 2015

Capítulo 77 “Arribo a los Madriles, panicosa y pueril"

Capítulo anterior

Por las calles de Alcalá
Y esta vez la que tiene razón es usted, vieja peroncha: lo que no se hace, no se hace ¡No se deja en banda a la mano que le dio a una de comer! ¡No se abandona al par de locos gatos que siguen la surrealista historieta de la que busca al perro verde! ¡No se especula con el blogcito que nos tuvo viviendo y escribiendo durante más de un año a duras penas y alegrías tantas! Y le juro que intentaría no dejarme fagocitar por las hediondas bacterias de mis egos para justificar la ausencia escribiente, porque si eso ocurriera u ocurriese me iría por las embolantes ramas de las vicisitudes, fobias, panicos, etc, que vengo arduamente soportando desde que me subí al horroroso avión ¡Como el que me agarró cuando tuve que hacer el transbordo en Roma! Sucede que los muy turros cambiaron la puerta de embarque así que esta distraída casi casi se queda con el Francisco dando la misa. Luego me detuvieron porque llevaba una valija chiquita y que porqué lleva tan poco cosa, preguntaba con cara de malo el tano guardafronteras que ante mi rimbombante respuesta: porque si, algo desconcertado dijo: bueno, está bien...

Luego el hotel sin baño privado (porque si vamos a pulir fobias lo hacemos bien), el terror de salir al mundo desconocido, la extraña sensación de estar tan lejos, tantos días por delante ¿Y que si me enfermo a donde voy? ¿Y que cómo se toma el tren a Sevilla? ¿Y que si lo pierdo qué hago? ¿Y que si el loco no me da bola? (Si lo encuentro, claro) ¿Y que si sí lo hace qué le digo? ¿A dónde cuernos quiero llegar con todo esto? ¡Yo que tan bien estaba dentro de mi zona de confort en Buenos Aires! ¡Quiero irme a casaaaaa! (Etc)

Pero, claro está, a ustedes lo que les interesa es el grano y no las ramificaciones, vosotros ansían el quid de la conseja, el asunto con el loco Quintero.... Y os tengo una mala noticia porque ha sucedido de todo pero Juan Maestro Campanella me dio la oportunidad de aprender sobre televisión, puntos de giro, finales de bloque para que el telespectador no quiera moverse de su silla así que daremos las buenas nuevas en el 62.


Calle Espoz y Mina, en Madrid, desde algún lugar se escucha un tema de Piazzolla. (Sigue en el 62 sigue, pique acá si se le da la gana)

Continuará...