Mostrando las entradas con la etiqueta Primera parte (Seguir el impulso). Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Primera parte (Seguir el impulso). Mostrar todas las entradas

sábado, 10 de octubre de 2015

Capítulo 76 "Banderas y fobia"

Capítulo anterior

Nota: Dado el número del capítulo y la cercanía del viaje en avión de catorce horas la escribiente al borde está de un ataque de fobia, pues la responsabilidad, la brillantez, la originalidad que la instancia de los acontecimientos estaría demandando la han abrumado (casi tanto como la pelotudísima guerra de banderas en España). Ergo:

¡Viva la patria! ¡Viva mi bandera! ¡Arriba mi tierra gaucha! ¡Abajo el resto del mundo! ¡Al carajo cualquiera que no sea de los míos! ¡Viva mi país porque MI PAÍS es MI PAÍS y no se asemeja a ningún otro (PAÍS)! ¡Mi lengua es mía y es valiosa porque así me han enseñado, inculcado y lobotomizado! ¡EL CATALÁN (o cualquier otra que se le ocurra, da igual) ES MI LENGUA! Y sabe que tiene razón usted, hablando mal y pronto parecería ser que las banderas, las fronteras son símbolos (por no decir boludeces) que ha inventado y utiliza el poder para dividir y gobernar a los estúpidos, a los que gustamos de tener la cabeza de florero y/o de adorno (que no es Teodoro). ¿O le estaría encontrando alguna otra utilidad al trapejo de colores y/o al límite geográfico que incluye la montañita tal o el cacho de agua sito aquí o en acullá?

Acá usted medio desconcertada intenta inventarle alguna practicidad al trapejo inútil para defender su creencia frenética pero fracasa al primer intento porque, claro está, no la tiene. Salvo, por decir algo, el de inculcarnos el fanatismo patriotero para luego hacer la guerra que al poder se le da la gana pero ojo al piojo porque el que muere es su hijo, no el hijo del poder. Y lo más fantástico del capítulo está por venir porque usted, vieja timorata, opinaface pa ná, va luego toda emocionada a recibir a esos muchachos que vuelven de la guerra, a esos ilusos útiles que regresan de matar a otros al grito de “¡Llegan lo héroes! ¡Llegan los valientes! ¡Un subsidio para los que han honrádonos matando por un pedazo de tierra!” (…)

¿No será valiente quien no se traga el sapo del trapejo? ¿No será héroe quien se anima a decir que no al llamado de la guerra? Si, valiente es ese al que usted llama cobarde, vieja, ese es el que las tiene bien puestas. Cassius Clay sacrificó su carrera por no ir a matar a otros en servicio de unos turros ambiciosos y es una macana porque hoy día los adornos de cabeza abundan sobremanera. (Capítulo siguiente pinche acá)

Continuará… (Ahora sí, desde Sevilla y si el avión no cae)










viernes, 2 de octubre de 2015

Capítulo 75 - "Viva Franco. Y punto."

Capítulo anterior

(A uno de Sevilla, gracias a dios...) ¡Arriba Stalin! ¡Franco genio! ¡Videla capo! ¡Mubarak, Mao, Gaddafi, Su Giménez ídolos! ¡Aguante la ETA! ¡Viva el terrorismo, la inquisición y la mar en coche también! ¡Turros eran los de antes! ¡Joputas eran lo de antaño! ¡Convicciones eran las de aquellos villanos nunca olvidados porque LAS TENÍAN BIEN PUESTAS! ¡Para ser un psicópata (no de pacotilla) hay que tener agallas! ¡¿Eh?! (Piensa aquí usted algo confundida y lee de nuevo lo arriba escrito). ¿Es que estoy entendiendo bien? ¿Arriba Stalin escribe esta mujer?! ¡¿AGUANTE LA ETA!? ¡¿VIDELA CAPO?!  ¡¿!FRANCO GENIO!? 

Sí, relee y efectivamente así empieza el agónico capítulo 75. Luego siente el alma henchida de felicidad porque sabe que va a poder pelearse conmigo, demostraráme que la equivocada soy yo pues con semejantes barrabasadas que acabo de escribir... ¡Es claro que usted tendrá la razón! ¡El mundo estará de su lado! El UNIVERSO ENTERO la apoyará y así confirmará (para su tranquilidad) que sus creencias, equivocadas o no, son acertadas. Porque es claro que usted es un ser con las morales bien puestas. ¡USTED ESTÁ DEL LADO DE LOS BUENOS! ¡De los pobres, los tullidos y de los muertos injustamente! (Por el mundo que todos permitimos pero este comentario molesta así que siga de largo).

¿Ha visto? Gracias a mi hoy su día valdrá la pena, me crucificará en la red social y quedará ante sus tuitteramigos como una reina porque semejante atrocidad no la dejará pasar. Sí, deja pasar eso de informarse sobre lo que realmente sucede, elige creer lo que cualquiera escribe en cualquier parte, entre ellos yo, sin indagar absolutamente nada sobre ese escribiente aunque es sabido que detrás de alguien jodido, detrás de alguien que despotrica, ataca y busca roña, hay un ser inseguro, confundido, afectivamente complicado, un ser que es lo que hace para cambiar lo que es, clamando a gritos por ayuda... Pero eso de comprender al prójimo (o intentarlo al menos) es muy complejo así que tiene razón usted: ajusticie a esta fulana facha, de alma escueta, ignorante y petulante QUE NO MERECE VIVIR porque no entiende nada.

Y, claro está, si yo fuera libre diría ahora a los cuatro vientos lo que pienso que pienso pero como el misterio es más interesante no confesaré qué opino realmente sobre los inmencionables de arriba. Imagine que la marabunta frenética de convicciones sin reflexiones como usted, diga lo que diga a esta altura, me mandaría a la cámara de gas sin escucharme siquiera. Como dijo Antonio Gala (mi futuro ex marido) sobre la ETA, arriesgaría que si hubieran apuntado mejor, quizá la cosa no andaría tan mal… (Capítulo siguiente pinche acá)

Continuará… (¿Dice usted que desde Sevilla?)









viernes, 25 de septiembre de 2015

Capítulo 74 "Sín ánimo de ofender la ofenderé"

Capítulo anterior

(A dos de Sevilla...) Estimada vieja: sin ánimo de ofender la ofenderé. Porque resulta que todos jodiendo con lo de los inmigrantes y a mi que se me cortó el wifi ni bola... ¡Ni media atención. ¡NI UN MEGUSTA le dan a mi gran melodrama gran PUES HE QUEDADO COMUNICADA! Sí, no me quedó otra que charlar con el helecho, y si tener que comunicarse sin pantalla mediante no es tragedia. ¡Dígame qué cuernos lo es! ¿Se da cuenta? Acá estaría cabiendo que yo espete a los cuatro vientos: ¡Inhumanos! ¡TODOS USTEDES! ¡Así está el mundo! ¡Cada uno con la mirada en su ombligo! ¡En su inundado! ¡En su inmigrante contagiado de ébola! ¡Egoístas! ¡TODOS PARTE DE LA PLAGA DE LOS CUATRO OJOS LLAMADA EGO!

Y hago tal escándalo porque no solo me he quedado sin wifi, también mi madre que es vieja y sola quiere que vaya a visitarla un rato y YO ACÁ PADECIENDO la culpa porque prefiero quedarme en casa a mirar la televisión. ¡Y ESO NO ES TODO! Encima y para colmo de bienes me desperté CONTRADICTORIA (este estaría siendo el meollo del capítulo, creo, pero no se ilusione). Porque falta menos de un mes para poner el pie en Sevilla y ahora no quiero ir. ¡NO ME GUSTA VIAJAR! ¡LOS AVIONES ME DAN MIEDO! ¡LA INCERTIDUMBRE ME CIERRA EL PECHO! ¡Y ENCIMA ME ESTOY ENCARIÑANDO CON EL FULANO QUE CONOCÍ POR LA INTERNET!

Contradicción lógica
En fin... por todo lo arriba dicho esta es la mía, me dije, y aprovechando la crisis corrí en busca de Wikipedia que dice que “contradicción” es una incompatibilidad entre dos o más proposiciones, por ejemplo entre "llueve y no llueve"... ¿Y sobre la contradicción humana? ¡¿No hay nada?! ¿Sobre te busco pero no quiero encontrarte? ¿Sobre quiero escribir con vos pero me llamas y se me paraliza todo? No, no decía nada sobre eso. Tampoco había nada sobre te quiero pero te evito porque me da miedo no ser correspondida. Y decía menos aún acerca de sos el amor de mi vida pero te dejo porque mirá si luego resulta que sí soy correspondida y quedo atrapada en la telaraña del amor que es lo que busco pero no tanto, o peor aun seria ser correspondida y después que nada sea lo que imaginaba o que sí lo sea y entonces guatepeor porque cuando me dejes quién me aguanta con el hueco en el alma, el abismo interminable... etc etc etc...

La vida es un calvario, ni me lo diga, y como me tiene harta, para ir terminando dejándole absolutamente nada, la contradicción me enfrenta con una contradicción porque no sé si cerrar el capítulo con la misma que viste y calza o con el egoísmo... Pero claro, recordando que el Real Madrid acaba de donar un millón de Euros para los inmigrantes de España y luego que el Real Madrid gana 600 (millones) al año, creo que cerraremos con la contradicción. O el egoísmo. (Capítulo siguiente no pinche acá)

Continuará...












jueves, 17 de septiembre de 2015

Capítulo 73 "El nuevo llamado al loco (en negrita)"

Capítulo anterior 

(A cuatro de Sevilla y expirando...) ¡Y ya con mi trofeo al hombro! ¿Còmo què trofeo, vieja tullida? ¡La dicha de escribir sin parar y haberme decidido a ir por lo que creo que quiero y no me interrumpa!!! (Retomo:) ¡Ya con mi pecho despechado de tanto ninguneo lectoril a este blogcito! Ya con la experiencia henchida y la pluma revirada hoy me sentí nuevamente cuajada de yemas reventonas, refulgente de valerosa valentía. Intuí que era momento de tomar nuevamente el teléfono, no pensar sino HACER y de buenas a segundas: ¡He llamado nuevamente al loco de la colina! (Pausa que simula momento importante). Ya sééé, ya sé que la lágrima se le caería a usted si yo en lugar de mi felicidad tuviera de trofeo a un niño tuerto entre mis brazos rescatado de las ruinas del Congo Belga desde donde hubiera o hubiese sacádome una selfie y posteádola en face pero no, lo mío es siempre dentro de la zona de confort. Además, entre nosotros, al mundo lo cambiamos de igual manera tanto Reverte metiéndose hasta el cogote entre las bombas como yo, quedándome en casa rompiéndole la paciencia al santo Jesús de Andalucía.

Así que no gastemos más saliva y volvamos al tema del milenio: mi nuevo llamado al loco, en negrita, claro, porque es la trampa cazabobos ya que usted asoma su nariz acá esperando muy esperanzada, vieja giluna, que yo le dé buenas nuevas al respecto de la interminable búsqueda. Entra a leer el blog deseosa de vivir de la ilusa ilusión que yo le fabrico pero lo que pasó fue que me atendió su contestador.

Y no solo ocurrió que me atendió el turro aparatejo sino que el muy colifa lo único que ha grabado en el mensaje son silbidos. ¡Silbidos! ¡Habráse visto! YO llamándolo desde Argentina, YO juntando coraje hace más de un año para decidirme a hacer la puta llamada, decirle que voy para allá en octubre, que me espere con la cerveza y de paso comentarle también que hace cuatro días que me duele la panza, que estuve reflexionando sobre que nadie te quiere si no te necesita y contarle también de paso que mi perro no aprende a cruzar la calle y ayer casi casi lo atropella un auto por lo que una vieja desde la vereda de enfrente me dijo de todo menos peronista y tras cartón lo de Campanella trajo cola porque me salió trabajo con un coguionista de su equipo y estamos en un nuevo proyecto de unitarios, además me encontré por casualidad causal al actor al que le dejè mi obra hace unos capítulos, me dijo que la había leído y me pidiò el teléfono. Y entonces lo que yo reflexiono al respecto, loco, es lo soso y escueto que se pone todo cuando uno se ocupa solamente de uno, de sus opiniones, de sus problemas y no abre las orejas.


“Cuando estés mal andá a ayudar a uno que esté peor que vos”, decía Facundo Cabral. Y yo (porque este blog se trata de mi ego, de mi y de mis opiniones, Jesús es la excusa) agregaría que cuando estés bien también te ocupes del otro, siempre suma algo nuevo. Entonces usted incorpora eso al blog (porque ya no se le ocurre cómo mierda rellenar lo que queda hasta el 76) y escribe un nuevo capìtulo. Agonizo. (Capítulo siguiente pinche acá)

Continuará...










jueves, 10 de septiembre de 2015

Capítulo 72 "Menos mal que todo va mal"

Capítulo anterior

(A cuatro de Sevilla, me està agarrando el panic...) ¡No me desdiré! ¡Lo que dije lo dije! ¡A otra cosa mariposa ! ¡Si te he visto no me acuerdo! ¡Usted es una pusilánime y la vieja perdularia a su lado también! (Las insulto porque sé que eso atrae lectores aburridos y sin esperanza, no porque las odie, no se ilusione). Y al final tiene usted razón, soy una resentida social ¡Una disgustada quejumbrosa! ¡Una buscapelo al huevo! ¡Una miradientes al caballo regalado! Pero menos mal, vieja vituperante, menos mal que mi vida no está resuelta ¡Por fortuna ninguno de los actores que quiero para mi obra ha confirmado nada! ¡Dichosa de que el idealista mundialista Santiago Pont Lezica (dueño de la radio argenta) habló con Quintero pero todavía no hay novedades! ¡Afortunada de que Gala no ha respondido NUNCA MÁS! ¡Jesús no atiende el teléfono y Campanella menos que menos! ¡A dios gracias desde que saqué mi pasaje a Sevilla estoy en bancarrota, tengo ataques de pánico, me sigue leyendo nadie y en lugar de entender más al mundo cada vez lo entiendo menos!

MENOS MAL QUE TODO VA MAL (mal que nos pese), porque  si mi existencia fuera plena y feliz, si dónde yo pusiera el ojo pusiese la bala el mundo dejaría de doler y si el mundo no duele dejamos de tener problemas... (Aterrador, ¿no?) Así que aquí viene entonces el momento solemne en el que agradezco a los señores obstáculos (todos de pie), incluso a mi miedo, primero porque gracias a ellos escribí todo lo que escribí hasta ahora y segundo porque creo que si tuviera a Quintero delante no sabría qué decirle. Ese es el problema (o la ventaja) de no saber qué se quiere en esta vida. Problema porque imagínese, después de cruzar el Atlántico tenerlo delante y no saber qué decirle, para qué lo busco... El hombre seguiría su camino luego de verme de arriba a abajo. ¡Loca inconsistente! (Diría) O ventaja, sí, porque quizá gracias a no saber qué coño decirle no cruzaríamos palabra y así no descubriría que en realidad lo interesante era lo que yo imaginaba de él.

Y honestamente usted me tiene podrida así que acá la dejaría, reflexiva, confusa y meditabunda, muriendo en el fallido intento de encontrar a este palabrerío algún sentido (lo mismo que a la vida) pero según mi intuición (fallida) la crónica quedaría corta así que le aconsejo que si no tiene un problema se lo busque porque además de amenizar el camino hoy día cotiza bien tenerlos. La gente con problemas es ayudada, justificada, indemnizada, homenajeada, retuiteada, perdonada ¡FELICITADA! ¡ENTREVISTADA! ¡GALARDONADA! Tener problemas está muy bien visto (aunque en general no se buscan). ¡La gente hoy del obstáculo hace su gloria! (No dijera Dostoyevski) y no puede discutirme pues soy la viva prueba del delito: de mi neurosis he parido este (extra) ordinario blog. Como dijo algún fulano: En lo seguro no hay atractivo, en cambio el riesgo cobija quien le dice una esperanza. (Capítulo siguiente pinche acá)

Continuará...




jueves, 3 de septiembre de 2015

Capítulo 71 "El amor es un invento de borrachos"

Capítulo anterior

The musos
(A cinco de Sevilla y perogrulleando...) Ha llegado el momento de agradecer a los pobres musos andaluces que me inspiran hace ya màs de un año (todos de pie). Y seguro que ni se imaginaban los pobres lo arduo E INSOPORTABLE que podìa llegar a ser el asunto este de ser muso de alguien. Yo lo siento mucho porque no era mi idea importunar a nadie pero pasa que me siento a escribir una novela y no me sale nada, ahora si me pongo a escribirle a Gala o a Quintero las palabras vienen, se acomodan solas y siguen viniendo; tengo que decirles que esperen un poco, que no sean brutas o se van a lastimar, a golpearse de tanto entusiasmo. E imagine usted una letra golpeada, yo queriendo ponerle que la quiero y la muy herida escribe que la hiero, porque llega media renga y agonizante. Uno dice algo y el otro interpreta lo otro porque las letras son heridas en el camino, porque uno escucha lo que necesita escuchar y entonces decir la verdad no importa ¿Será que decir importa? ¿Habrá servido para algo alguna vez? ¿Por eso estaré buscando al de los silencios?

Y posiblemente usted de este sórdido socotroco interprete algo sobre la ley mordaza, sobre el penal mal cobrado a Milito o bien entienda que he encontrado novio en la internet, porque cuando una se ennovia el tono de la pluma cambia y le diré que sí, que nada ha cambiado excepto lo que sí: el novio. Porque si hace tres días que salimos somos novios, ¿no? (Él ha pagado la cocacola, creo que es un buen partido).

Así que de ahora en más sonamos: escribiré meloso, sin ironías, sin rencores ni signos de exclamación, con aburridas metáforas y menos que menos pretenderé que algo cambie porque el mundo es hermoso, ¿o no? El mundo es en función a cómo nos va en la vida, a cómo nos sentimos hoy. Y cuando una está en amor no odia, no se pregunta, no reclama, no escribe, vuestras espantosas letras serán leídas por mí como bellos poemas de Machado.

Y ya para ir cerrando, aunque la Vargas insista con que el amor no existe, que es un invento de borrachos yo, como estoy en amor, aprovecharé la volada, le interpretaré lo que se me da la gana y le responderé a la petisa llorona con una frase que tuiteó la Nacha de Buenos Aires: "Quizá, después de todo sí exista y sea el amor conducir gentilmente al otro hacia lo que el otro es". Y sepa usted que con todo esto no quise decir lo que quise decir, elijo las palabras y pongo las tildes donde mejor me suenen, total el sentido de la frase, qué importa ya. (Capítulo siguiente pinche acá)

Continuará... (En cuanto me separe)














sábado, 29 de agosto de 2015

Capítulo 70 "Miedo de comunicacion" (Punto medio)

Capítulo anterior

(A seis de Sevilla y chamuyando...) “Cuatro cosas tiene el hombre, que no sirven en la mar: ancla, gobernalle y remos, y miedo de naufragar”, escribió con elegancia de poeta don Antonio Machado. ¡Divino!, me dice usted aburrida y dispuesta a volver a la tele ¡porque está Terelu con Lía Salgado y yo la estoy interrumpiendo! Es entonces que la detengo del bracete con gesto jodido porque (soy hinchapelotas y además) con Machado no acaba el cuento de los temores (que viene a cuento). ¡No, VIEJA NO! A Machado se le suma don Huxley para jodernos más y agrega que el miedo ahuyenta al amor, a la inteligencia, a la verdad. ¡El miedo vuelve al hombre inhumano! (De acá se desprendería que los que manejan los piolines son los que más miedo tienen pero queda para otra vuelta porque ese tema me aburre).

Así que volviendo al miedo y sus parafernalias, como piedra sin llover nos cae encima Coelho y nos remata con una cursilería que dice: “Sólo una cosa vuelve al sueño imposible: el miedo al fracaso”. ¡El miedo mata a la mente! ¡El miedo es el pequeño mal que conduce a la destrucción total! ¡EL MIEDO EL MIEDO! ¡La pucha y la lista sigue! ¡INTERMINABLEMENTE!

Y si con todas estas recetas eruditas en forma de poema, si con toda esta literatura que advierte sobre la infelicidad garantizada al cobarde tenemos usted y yo el tupé de no ser valientes es porque somos porfiadas. ¿Qué otra cosa quiere que le diga? El miedo te idiotiza, te roba las palabras en el momento justo y justamente fue lo que me pasó ayer: esperé a la salida del teatro a un actor que está en la cresta de la ola a ver si lograba tentarlo para que actúe en mi obra el año que viene. El chico de lo más amable me escuchó pero yo, vieja fruncida, yo fui con esa actitud de los que piden a gritos que les digan que no: no puse mi teléfono de contacto en la carpeta, balbuceé todo demasiado rápido y confuso para asegurarme de que ni se le ocurra interesarse en esta teatrera poco seria.

¿Ha visto? Usted pensaba que con una llamadita a Quintero nos dábamos el alta de terapia... Pues no... El miedo es un turro bárbaro, un sutil hijo de puta, se disfraza de enojo, de pasión, de amor, de timidez, de orgullo y de vergüenza. El temor muchas veces no se siente, se ve en la consecuencia. Cuando algo se tiene que dar y no se da es porque le tenemos miedo. ¡Y además el turro es un codicioso! Te deja en ruinas, como la deja a usted frente a la tele viviendo vidas ajenas y desviviendo la propia. Muy seguro el cagazo cree estar protegiendo nuestra balsa pero la mayoría de las veces nos cuida de naufragios que no existen. ¿Será que en esta época tan analfabeta hasta el miedo se ha vuelto un ignorante? (Capítulo siguiente pinche acà)

Continuará...











martes, 25 de agosto de 2015

Capítulo 69 "Todo lo contrario"

Capítulo anterior

(A siete de Sevilla y derrapando...) ¡Me anoté en un sitio de citas! Como escuchan, he decidido dejar de ser sola para ser mal acompañada. ¡Algo tengo que hacer hasta el capítulo 75, vieja mala! Asì que como me di cuenta (cada tanto amanezco) de que quienes me escriben acerca de lo que escribo lo hacen por la bikini habré de dejarme de tonteras, de pretensiones de distinta y aceptaré mi condición de fémina en este planeta.

¿Y para qué vienen las féminas? Para garantizar la conservación de la especie dice el manual así que debo conseguir el marido. No me preguntaré, claro, si quiero o no semejante cosa, si conviene o no traer a alguien más a este mundo acogedor ¡¡¡EN DONDE YA NO HAY SITIO PARA ESTACIONAR!! Porque al instinto no se lo contradice y menos que menos al mandato social, tan incrustado en nuestra glotis que hace que usted y yo creamos que queremos lo que no queremos tanto (por ejemplo, a Perón).


Así que, decidido esto puedo gritar finalmente y a los cuatro viento. ¡AL PASADO, PISADO! No hablaré más de lo de Campanella que, entre nosotros, ya hemos entendido (porque a vivo, vivo y medio) que hizo todo lo que hizo SOLAMENTE PARA SER PARTE DE LAS GENIAS CRÓNICAS QUINTERO. Me llamó el muy marrano para quitarle protagonismo al lúcido andalú de los ratone colorao y ser él el flamante Romeo de la saga. ¡No se conforma con el Oscar que viene acá a escorcharnos el objetivo de la heroína que busca al loco de la colina! ¿O es que habrá querido nadar en aguas más tranquilas? ¿Será que habrá querido pasearse por acá cual persona/je y así salirse por un rato del mandato?

Ya sééé, ya sé que al final estoy hablando de lo que dije no iba a hablar, hago lo que no digo y digo lo que no hago porque desde ahora seré como todo el mundo. Sí, antes creía que no lo era al igual que todos ustedes. E interesante sería considerar que uno es posiblemente socio vitalicio del club de los idiotas, ¿no? Pero si le sigo la corriente a la pluma me voy por las ramas y usted lo que está esperando es que yo vaya al grano por lo que le sugiero que se vaya a freír papas pues no tengo in mente grano alguno, si aparece bien y si no, tampoco. ¡Tengo que estirar palabrerío hasta la cerveza en la colina! (Si lo encuentro...).

Así que estaría siendo ésta la triste constatación de que el hombre se puede pasar la vida entera haciendo exactamente todo lo contrario de lo que le gustaría hacer… Pero lo hace abrigando la esperanza de que lo que está haciendo es realmente lo que siempre quiso... (Capítulo siguiente pinche acá)

Continuará...


sábado, 15 de agosto de 2015

Capítulo 68 - "Todo por el orinal original"

Capítulo anterior

(A siete de Sevilla y contando...) Pues está muy bien. Está perfecto que quiera divertirse, distenderse, distraerse mirando el gluteo de Kiko Hernández o las intelectualidades de Vicky Xipolitaki y/o Santiago Matamoro. ¡Sexo, violencia e intrigas! La trilogía que más vende, dice la encuesta. Y claro, hizo usted de su vida un calvario, de su culo un zoológico: trabaja, paga el impuesto, cocina y alimenta el gato y esto cuando no está escapando de la falsa amenaza terrorista o de las flatulencias de su marido.

Entonces lo que quiere, yo la entiendo vieja libidinosa, es una tregua; lo que necesita usted es no pensar y para eso están la tele y los medios de incomunicación. ¿Y sabe qué? ¡TIENE RAZÓN! Según los eruditos pensar te hace libre y, entre nosotros, cuando uno es libre tiene que hacerse cargo de TODO lo que le pasa. ¡No es negocio! Ustedes ahí afuera echando culpas al que se le cruza delante y yo acá, sabiendo que todo lo que me pasa es mi responsabilidad. ¡No, señora! ¡Yo quiero poder culparla de mi desgracia a usted que vota a Pindonga! ¡O al político de turno que amarroca plata MIENTRAS YO SUFRO PORQUE SE ME DOBLÓ EL TOBILLO JUGANDO AL BADMINTON! Y quiero creer, como ustedes, que el Estado debe solucionarme la vida! ¡Garantizarme estabilidad política! ¡Seguridad económica! ¡Comodidad! ¡Wifi! ¡HDMI! ¡IPHONE E IPAD PARA TODOS Y TODAS! Y, claro está, el orden público.

En resumen y para resumir, ustedes no quieren libertad sino seguridad (lo aclaro así oscurece). Y aquí viene el giro dramático posporno del capìtulo: le confieso que ya me ando con los huevos al plato. ¡Esto de tener que ser original ES UNA TAREA INSOPORTABLE! ¡Mire mis ojeras! ¡Mis contracturas! ¡Mis pelos de carancho! Esto de ser diferente, esta BOLUDEZ de “ser uno mismo” que arengan a mansalva los libros de autoayuda TIENE SUS EFECTOS COLATERALES, pero los indignos no lo ponen siquiera en letra chica. ¡El día entero me pasé intentando escribir un capítulo original! ¡Fuera de lo común! ¡Entretenido! ¡Con puntos de giro! ¡Con interesantes ribetes! ¿Y todo para qué? Para que usted me quiera. Para que usted me acepte y diga: JA, qué graciosa la chica que busca al loco de la colina...

¡¡LOS ORIGINALES SUFRIMOS!! ¡No tenemos paz! Fuimos hijos no queridos o algo así y la necesidad de ser distintos nos atormenta noche y día. Así que si quiere un chico original, no lo quiera mucho.

Y el perogrullesco epílogo sin epílogo les dejará bien claro que no me queda nada por decir (como a la mayoría de nosotros), sin embargo aquí me tienen diciendo nada para ver si logro engañarlos y siguen siguiéndome, vitoreándome o insultándome, no me dejan sola de un portazo y entonces tendré quien me pase el orinal cuando sea vieja, ya imposibilitada de moverme (el quid de la cosa está en el orinal). No dirá que no lo merezco: ser constante en el fracaso es ya una forma de triunfo superador. (Capítulo siguiente pinche acá)

Continuará...







martes, 4 de agosto de 2015

Capítulo 67 "Así me ando, reiterativa como la historia"

Capítulo anterior

(A nueve de Sevilla y agonizando...) ¡¡¡A DIOS NO SE LE GRITA!!! Me dice un amigo que ha trabajado con él. Dios es el de la foto que está acá al costadito (para los que recién llegan y nunca volverán). ¡Basta de rezarle al otro fulano! Así que al Creador del cine no se lo manda al cuerno pero claro, si una viene de fábrica con ingenioso mal genio, con miedo al éxito, al fracaso, miedo al miedo, al medio y al amor... (Sí, de verlo trabajar me enamoré del maestro, tras cartón).

Si una viene con esa coctelera infame de cagazos no solo colapsa y le despotrica al Gran Padre, también da el portazo, se cava la tumba y ahora hay que aguantarse el olor fétido de las flores del cementerio. ¡Ahora no se puede mariconear porque ya se ha hecho usted la cocorita! ¡SÍ, USTED! ¿Pero no hablábamos de mí?, dice usted que ahora hasta se siente un poquito más interesada porque cree que estábamos hablando de su persona Y ESO ES LO ÚNICO QUE LE IMPORTA. Pues no, hablábamos de mi pero me gusta confundirla así no entiende ni jota y por ende no puede armarse opinión al respecto, se aburre, ¡¡SE LARGA Y ME DEJA EN PAZ!! Que no ando yo con ánimos de entretener a nadie pues desde el capítulo 48 SOY DESGRACIADA. ¿Y para qué escribo todo esto entonces? Neurosis, vieja, neurosis...



La cuestión, volviendo al tema del portazo, es que si una sigue el impulso trémulo, si una en lugar de ser inteligente es fervorosa después hay que aguantarse la que venga. Dios tiene derecho a no llamarnos nunca más, como una tuvo e hizo valer el derecho a retirarse y a decir lo que pensaba con signos de exclamación. Además dios debe estar muy ocupado dirigiendo, produciendo, escribiendo, supervisando, AGITANDO EL MUNDO y algún otro gerundio que se le ocurra a usted. ¡No como nosotras que no tomamos partido por nada y tenemos tiempo en exceso para perder! ¡No hay lugar allá arriba para fruslerías neurasténicas como estas!

"Lo urgente no deja tiempo para lo importante", dijo Mafalda. ¿Será que lo importante es agitar el mundo? ¿Dirigir países? ¿Quedar en la historia? ¿Escribir libros? ¿Ganar Nóbeles? ¿Será lo urgente estar allá arriba, en la cresta de la ola aunque esta ola por momentos pareciera deglutirnos? ¿Será que los que habitan en el piso superior ignoran lo que ocurre en el de abajo? ¿O será que comprenden demasiado y por eso han llegado a donde están? ¿Superior es quien produce y agita y modifica? ¿O elevado será, como decía Pascal, quedarse en casa sin meterse en líos enfrentándose a uno mismo?

Sea como fuere creo que hoy sale el capítulo de Entre Caníbales que escribí junto a él y su equipo, el 36, punto medio de esta saga, y que me ha valido el primer sueldo como guionista. Dios es grande. (Capítulo siguiente pinche acá)

Continuará...












domingo, 2 de agosto de 2015

Capítulo 66 - "A grito de Ipiranga, la ley mordaza"

Capítulo anterior

¡A grito sapucai! ¡A grito pelado! ¡A grito de Ipiranga nos están hoy SUPLICANDO los fulanos del poder que nos rebelemos, que pateemos el tablero, que A VIS PE MOS, vieja catatónica! ¿O usted se cree que estas medidas son impuestas para qué? ¿Realmente piensa que los fulanos de la cúpula suponen que nos vamos a aguantar esto también? ¡PUES NO! Déjeme decirle (aunque ahora me cueste un ojo de la cara en euros) que no nos están amordazando para que cumplamos como borregos. ¡NO, VIEJA, NO! Nos están atando de pies y manos, nos están metiendo el dedo en el trasero “a lo Jara”, nos están quitando hasta la libertad de espetar nuestras ignorancias explícitas por la red social ¡porque ya les aburrimos! Les da hasta cierta vergüenza ajena nuestra pasividad y no es para menos... ¡Esta gente ya no es humana!, se comentan entre ellos mientras agregan prohibiciones y más prohibiciones a la ley. ¡A esta gente la han lobotomizado los de Sense 8 o algo así!

Escuché una vez por alguna callejuela de San Telmo que la realidad supera la ficción pero nuestra apatía, indiferencia, indolencia, impasibilidad, inacción, inercia ya estarían superando incluso a la ficción más taquillera de Esteban Spilberg. Hace cincuenta capítulos que venimos preguntándonos lo mismo. ¿Por qué no movemos un dedo? ¿Será que nos quitan el pan pero nos dejan la migaja para que tengamos miedo de perderla? Por esa migaja somos capaces de entregar la dignidad, así es. ¡Cuánta primicia les traigo hoy!

Y ya de escribir tanta obviedad me estoy durmiendo así que los voy a ir dejando posiblemente hasta siempre jamás pues no comprendo de dónde sacaron José Ingenieros, Sampedro, Saramago (un trio de Folk maravilloso, busque en Google) la voluntad para seguir con el idealismo intacto hasta el fin, porque yo a un año del comienzo flojeo que da calambre. Ni un llamado SOS a mi muso Quintero, ni una charla con mi tintero de la colina recargaría esta abrumada pluma. Mi fuego revolucionario otra vez agoniza pero lo peor es que Juan Campanella metió su punto de giro aquí en medio, cambiamos el pasaje para Octubre y ahora tengo que garabatear pavadas acá por diez capítulos más. ¿A usted le parece? (Capítulo siguiente pinche acá aunque no lo recomiendo)

Continuará...




viernes, 31 de julio de 2015

Capítulo 65 "Debería o deberiese"

Capítulo anterior

Y habiéndome semi re-compuesto del trastabille televisivo vuelvo a seguir molestando a quienes prefieren vivir mal pero acostumbrados y no quieren ser molestados. (No sea mala, no se vaya que intento no morir en el intento después del vapuleo): ¡Los políticos DEBERÍAN sacarnos adelante! Y no se ría, vieja tarúpida, que esta frase puede sonarle tontolona y a pérdida de tiempo y tiene razón, esto último lo acierta usted (ante mi sorpresa). Esta frase no suena, esta frase ES pérdida de tiempo porque a pesar de que la clase política le roba todos los días NO MUEVE UN MEÑIQUE para que algo cambie. (Ya me tengo harta con este tema).

¡Y le digo más! Democracia DEBERÍA ser el gobierno del pueblo no del poder económico. ¡Y le digo más! ¡Los que más tienen DEBERÍAN compartir con los que menos! ¡Los medios de comunicación DEBERÍAN informar y no entretener y menos que menos desinformar Y MENOS QUE MENOS IMBECILIZAR, MANIPULAR, LOBOTOMIZAR! El matrimonio DEBERÍA ser penado por la ley, al igual que caminar por los shoppings los domingos. ¡Y SALIR EN CARAVANA EL FIN DE SEMANA PUENTE! ¡¡¡DEBERÍAN GUILLOTINAR A LOS PUENTISTAS!!!

Vacaciones felices!!
Usted debería leer más, yo criticarla menos, usted debería hacer la dieta y yo escucharla cuando me habla en lugar de esperar agazapada a que termine para dar MI OPINIÓN al respecto, pero… Nada de lo que debería suceder, sucede, mal que nos pese y usted lo sabe, vieja cachas gordas, ¡claro que lo sabe! Pero se hace la tonta con tal de poder pasarse horas en el internet blandiendo letras autoritarias e indignados “debería”. ¿O va a decirme que cree que porque ponga, por ejemplo: “Viva Perón” el tipo va a levantarse de la tumba? ¿Ha de decirme que piensa que escribiendo usted en su muro: “Rajoy, vaya al carajo” este buen hombre se tomará el primer helicóptero al destino que usted le indica? Ya sé… Ya sé que sí lo cree y entonces yo debería adaptar mi escritura a su escueta capacidad de comprensión que es lo que estoy haciendo: escribir obviedades ya dichas, estoy echando culpas a quien gusta de echar la culpa usted porque con lo del capítulo anterior, Campanella y la mar en coche AÚN SIGO EN TERAPIA, no me quedan fuerzas para originalidades.

Y como no tengo plata ni para psicologa (porque cambiar la fecha del pasaje a Sevilla me salió un ojo de la cara) le cuento que incluso A PUNTO DE MORIR ESTUVE y ustedes, desalmados míos, DEBERÍAN apiadarse de esta casi muerta y retuitearme, idolatrarme, compartirme, porque además soy prójimo y así LO ORDENA la santa sanata del libro santo. Sé que soy una cobarde porque a sólo dos semanas de poner el pie en Sevilla desde Buenos Aires yo debería haber hecho frente a este nuevo embate del universo, debería haber dicho firmemente que no a la tentación de la productora de televisión y a Juan Campanella, hacer mi valija y seguir con el plan pautado hace exactamente 18 capítulos... En fin... El día que los "debería" ocurran usted bajará de peso y yo me saldré del corro. (Capítulo siguiente pinche acá)

Continuará... (¿O debería retirarme?)







martes, 21 de julio de 2015

Capitulo 64 "Amarga despedida"

CAPÏTULO ANTERIOR

Por supuesto el jefe respondió enseguida. Y no recuerdo qué porque pasó hace varios largos larguísimos días y ni loca voy a ir a mirar el mail, me amargaría de nuevo. De mi amarga vida. De mi fracaso. De mi imposibilidad de trabajar con otra gente, y de aguantarme a un jefe, o a a varios, que supervisen y me digan qué hacer y qué no. Nunca pude. Jamás. Sobre todo porque en general los jefes no son jefes por mérito sino porque ahí los ponen, porque son amigos del jefe más jefe, o porque son los dueños del lugar que nos da empleo. Acá el jefe más jefe sí ameritaba serlo pero no estaba del todo al mando. Al mando estaban los otros dos, de los cuales uno tenía larga y brillante trayectoria, pero sin indicaciones claras estaba tan perdido como yo: reescribí el capítulo entero, había dicho, pero cuando lo emitieron por la televisión no le habían cambiado nada. ¡Lo pasaron tal cual lo había reescribo yo! ¿Entonces? Entonces estaba en lo cierto, o me estaban pelutudiando, me pedían que escribiera para ver qué ideas me afloraban o, como no sabían qué carajo cambiar, estaban más mareados que yo. 

Algo como que lo lamentaba, decía la respuesta de Juan José Jefe (la triple jota) pero que él no veía que la cosa estuviera tan pero tan mal y que las personas con las que elegía trabajar era con las que, a pesar de los vientos en contra, se quedaban en el barco. Al mal tiempo buena cara, de esa frase me acuerdo, sí, porque me quedó atragantada. ¿Cómo iba a poner buena cara si hacía semanas que no dormía, nadie me decía bien qué hacer y cuando hacía me decían que estaba mal? Le escribí a los pocos días para pedirle disculpas y le revelé lo que el subjefe caca blanda nos hacía, lo mal que nos trataba a veces, que nos había llamado descartables, pero nunca me respondió. De verdad no podía entender cómo él se llevaba bien con alguien como Caca Blanda. Será que son parecidos, respondió la vez que se lo comenté a la guionista del ojo mocho. Me dejó pensando. ¿Mi maestro? ¿Mi ídolo parecido al maltratador gordo jefe de guión?

Escribo esto con un esfuerzo descomunal, esfuerzos burgueses, claro, que afloran de melodramas de la misma clase. He quedado con la pluma renga, amputada, sin vida. Intento levantarme el ánimo recordando que todavía tengo lo otro, a mi muso esperando en España, que en octubre hay vuelo y posiblemente sea esta mi senda, mi norte: vivirescribir, que otra cosa bien no me sale, salvo sacar a pasear al perro y engancharme con tarados imposibles, soberbios, egocéntricos. De esos que preguntan por tus cosas pero en realidad lo que menos quieren es que respondas, que les cuentes, porque no se trata de ellos, de sus cosas tan geniales, únicas y brillantes. O, sacando el resentimiento de en medio, no quieren que respondan porque les interesa mucho lo que hacen, a lo que se dedican, les apasiona y una no está a la altura. La adrenalina de un amor no puede competir con la de una pasión de la vida. Una profesión, un oficio. Campanella es uno de estos. Sí. A qué negarlo. Me enganché con él pero sólo tiene ojos para él y sus cosas. Y su señora esposa, claro, y su hijo. Y cómo no si lo que hace es vivir en la boca de un volcán, teniendo que resolver en el aire, con miles de espectadores esperando y la adrenalina y la dopamina a borbotones. Y USA, y Buenos Aires... En fin... De Guatemala a Guateelhorror. Y descendiendo voy.

CAPITULO SIGUIENTE

martes, 16 de junio de 2015

Capítulo 63 "Hasta siempre"

 CÁPITULO ANTERIOR

Me desperté a las 11. Por supuesto había tomado pastilla para conciliar el sueño si no, no hubiera podido pegar el ojo, porque por un lado sabía que no había nada que reescribir, pero por el otro sentía el deber de hacerlo. ¿Cómo iba a dejar pasar así a la oportunidad de mi vida? ¡Lo que siempre había querido hacer! Escribir con el maestro que amablemente, conociendo a quien sabe cuantos guionistas, se acordó de mi, vino al blog, sacó mi mail de acá y se lo pasó a la productora para que me convocaran. ¡Lo iba a dejar así como así! Si lo hacía iba a tener que olvidarme de volver a siquiera saludarlo, con lo que me había costado llamarle la atención en las clases, insistiendo con las consignas que daba a los casi quinientos que éramos. 

Recuerdo aquella clase, en la que me esperó en la puerta del enorme cine en el que veíamos las películas que después analizábamos con lujo de detalles. La clase anterior había dado como consigna resolver cierta escena de la película de una manera distinta a la que estaba en el guión original. Lo hice. Lo mandé por mail. Y al parecer estaba bien ¡porque me estaba esperando a mi! Hola Marina, me dijo. Yo dura de que supiera que yo era yo, de que supiera mi nombre el maestro, entre tantos que éramos. ¿Cómo me había localizado? ¿Cómo sabía que mi cuerpo y cara eran de la alumna Marina? No lo sé, pero me dijo que estaba muy bien y que me discutía una línea. Especificó cuál y porqué. Intercambiamos ideas acerca del entuerto y al final nos pusimos de acuerdo. Anonadada. Así quedé ese día. Casi sintiendo que confiaba en lo que era capaz de escribir. Que al fin y al cabo no era tan malo y hasta quizá era bueno y todo. Ese día vimos una película de Billy Wilder, uno de sus referentes, pero pude prestar poca y nada de atención, distraída con lo que me había pasado. 

Y yo pensaba que al sumarme al equipo de Entre caníbales iba a poder trabajar de esa manera con él, pero no. Dejó en su lugar a dos personas que no tenían su sensibilidad, su manera de trabajar, su entusiasmo, su coherencia. Estos dos muchachos, Caca blanda y Madre jodida, hacían lo que podían en medio del despelote en que se encontraban. Y a vuelo de pájaro más bien estaban pudiendo bastante poco. 

Salí de la cama. No me sentía bien. No daba más. La sola idea de ponerme a reescribir el capítulo me provocaba dolor de cabeza, nauseas, no iba a poder, y si no podía me iba a atrasar, y si me atrasaba me iban echar. Fui directo a la computadora. Abrí el borrador del mail que había escrito al equipo de guión entero la noche anterior. Lo releí despacio pero nerviosa. No me pareció tan violento ni irrespetuoso como sentí al momento de escribirlo. Era más bien irónico, irónico y algo despreciador, sí. Negué con la cabeza, porque estaba de acuerdo con todo lo que había escrito pero sabía que era el final, si lo mandaba era el final para siempre en cuanto a Campanella se refería. Evalué la idea de ir de cuerpo y alma a la productora y tratar de hablar ahí con él, si era que estaba, que no se había ido a USA, pero no encontré fuerza ni entusiasmo ni nada de nada. Tenía pánico, esa era la verdad. 

Leí una vez más el mail. Recordé las caras de los dos jefes de guión pidiéndome la reescritura entera del capítulo. Uno de mis compañeros había respondido a otro mail por mi enviado. Explicaba que esto era así, que todos estaban igual de confusos pero que había que sacarlo adelante. JA. Que lo saquen ellos, si pueden. A mi no me ven más el pelo. Sin pensarlo más mandé el mail a todo el mundo, que era horroroso pero me iba a dar cuenta mucho después, lamentablemente. Apagué la computadora y volví a mi viejo trabajo, a mis queridos clientes que tanto extrañaba, a mi vida mundana de persona normal, de persona que mira la tele y no que la escribe ni que la hace. Esa es la peor de las torturas, había descubierto yo hacía pocas semanas. Hasta siempre, industria de locos. Hasta siempre. Y me largué a llorar.

Continuará....

CAPITULO SIGUIENTE




domingo, 14 de junio de 2015

Capítulo 62 "Cerca del iceberg"

 CAPÍTULO ANTERIOR

Entregué el capítulo y me dejaron ir. Airosa, me dije, porque realmente sentí que estaba bien, que era potente, después de dejarlo descansar un rato y releerlo y releerlo. Me conducía la acción, me atrapaba el conflicto, me emocionaban ciertas escenas, sobre todo de Mario Alarcón, un actor con el que siempre había querido trabajar pero por razones de clases jerárquicas, yo una directora del under, él un actor de la hostia, no había tenido oportunidad de proponérselo. Todavía. Me dejaron ir y no llamaron más en todo el día, ni en toda la noche. Me dormí pensando, algo preocupada, en el tiempo que estaba perdiendo. YA tendría que estar escribiendo el siguiente. Seguíamos estando veinte capítulos para atrás que había que reescribir, el rating iba como el culo y de ciento veinte capítulos que iban a ser nos habían reducido a sesenta. Recién largábamos pero la tele necesita resultados express porque lo que se gasta es casi ilícito, vergonzoso, inexplicable en un mundo en el que, como dice don Quintero, la mitad se muere de hambre y la otra de colesterol. 

La cuestión es que al día siguiente llegué a las once y media, como solía, a las once ni al velorio de mi abuela. ¿Para qué? Si el jefe de guión de la caca blanda llegaba siempre tarde y el de la madre jodida peor que peor. Siempre estábamos los tres guionistas parias en la salita esperando, simulando que escribimos algo que va a ser productivo, con un tecito al lado, con los nervios de punta. 

Doce y media llegó el gordito y a la media hora el otro. De Juan ni noticias. Posiblemente se hubiera ido ya para el país del norte a dirigir esa serie en dólares que tanto lo entusiasmaba. Yo me había metido a retocar el capítulo siguiente y le había encontrado un norte que me gustaba. Sin consultar a nadie porque cada vez que consultaba lo que menos encontraba eran buenos consejos. Estaba sentada a la mesa del comedor inmenso, al lado del pool de Campanella, con mis tampones en los oídos y la vista en mi computadora. Tranquila. Concentrada. Escribiente. Me mandaron a llamar los dos jefes de guión. Fui. Me hicieron sentar. Rápidamente me di cuenta de sus miradas piadosas, casi indulgentes. ¿Me iban a echar? Y la verdad es que frente a esa idea lo que menos sentí fue miedo en ese momento, es más, sentía una esperanza aliviadora ante la puta idea. Realmente me sentía sapo de otro pozo. Pero no. No me iban a echar. Peor. Me iban a mandar a REESCRIBIR TODO EL CAPÍTULO. Trabajo que me había demandado tres días enteros, idas y vueltas, reescrituras varias hasta que le había encontrado el flujo energético, el entusiasmo, la vida, escribiendo hasta altas horas de la noche.

Los miré a uno y a otro. Que el final tenía que estar relacionado con el teaser, me explicaron, que es ese pedacito corto que presenta al capítulo antes de los títulos. Seria como el desayuno de lo que va a pasar el teaser. Pensé un momento. ¿Y acaso no está relacionado? ¡Si yo me había cuidado de que sí lo estuviera! Me dio la trágica sensación de que no sabían lo que me estaban pidiendo. De que no sabían nada de nada, menos incluso que yo. Que me hacían escribir sufrir, y era la primera vez en mi vida que sufría escribiendo, me hacían escribir para ver qué ideas tiraba, qué se me ocurría, qué sumaba yo, ya que a ellos a parecer no se les caía ni media, ni un cuarto de idea se les caía. 

Acepté todo de buenos modos pero no me quedé en la productora ni un segundo más. Agarré parsimoniosamente mi campera, mi computadora y sin saludar a nadie me fui a mi casa. Los otros guionistas, zombies, ni se dieron cuenta, tenían ya el cerebro amasijado, las pupilas destrozadas, fundidas a las pantallas de sus notebooks. Comí algo en casa con la sensación de una deuda inconmensurable en mis espaldas, como si no fuera a poder descansar nunca más sino hasta que esta historia terminara; no podía. Intenté empezar la reescritura pero no, no pude, porque el capítulo estaba bien y nada más imposible que reescribir algo que está bien escrito. En cambio, harta, escribí un mail espantoso dedicado a Campanella y a su equipo, espantoso, gritando toda la impotencia que sentía, criticando sus formas de trabajo, su despotismo, la explotación que sentía yo sobre mi cuerpo y mi alma. Pero no lo mandé. Sabiamente recordé el consejo de no recuerdo quien, que en caliente nunca hay que mandar un correo, ni hacer un llamado. Se deja descansando y al otro día con el seso fresquito se lo lee de nuevo. Si ahí sigue convenciendo entonces si: SEND.

Continuará...

CAPÍTULO SIGUIENTE





miércoles, 3 de junio de 2015

Capítulo 61 "La tele, una señora presurosa"

CAPÍTULO ANTERIOR

En este momento estaría siendo yo una suerte de mujer golpeada Y NO SE ALEGRE porque no es que me hayan golpeado literalmente de puño y letra, vieja demente repelente que gusta de las peleas al igual que de mirar Sálvame y el aborto de la novela turca. ¡PUES NO! Ándome como mujer golpeada porque en este mismísimo instante dudo de mi insano juicio. A pesar de mirarme el moretón en el alma sigo pensando que doña televisión (todos de pie) es una buena mina: me ha dado LA OPORTUNIDAD DE MI VIDA y no estoy sabiendo  aprovecharla, la muy generosa me abrió las puertas que se abren solamente a LOS ELEGIDOS y no estaría pudiendo estar a la altura de la circunstancia (acá usted no entiende ni jota porque no se leyó el capítulo anterior así que me deja hablando sola PORQUE LO QUE QUERÍA ERA SANGRE, GRITOS, IVO KUTZARIDA EN CULO, KIKO MATAMOROS EN PELOTES y como no se lo he dado ni se lo daré se va, que le garúe finito).

Es sabido que la tele es una señora presurosa, se rumorea que es una inescrupulosa, se lleva todo por delante, salud, dinero y amor; ilusiones, ideales, esperanzas, sentido común y la mar en coche, pero SOBRE TODO se lleva por delante a las romanticonas como usted. ¿O se creía que iba a poder escribir lo que se le diera la gana? Bueno, usted no pero yo sí. Yo pensé que iba a poder escribir en pos de un mundo mejor como intento en estos cortos brotes de idealismo que nadie lee salvo el que sí; creí que iba a poder subirme al ritmo galopante que la turra exige. Supuse sí que iba a costarme y REPLETA DE NERVIOS me apersoné ante el desafío pero nunca pensé que no iba a dormir más, jamás imaginé que iba a despertarme de madrugada con dolores en las piernas y en la cabeza pensando en el dilema de tal o cual personaje porque si no lo resolvía YA MISMO (y esto era tomarme mucho tiempo) la patada en el culo sería inexorable. ¿Sería inexorable? 

El rating del estreno no fue lo que esperaban y los días que siguieron fue de mal en peor, nadie entendía porqué si los textos eran buenos, los actores también, la dirección, el tema... La cosa es que los ánimos, que ya venían caldeados por el inconformismo del jefe Yankelevich, se fueron caldeando, de mal en peor. A esto se sumó que el otro jefe, el de la boina ganadora del Oscar se iba a trabajar a USA en otro proyecto que tenía en curso, ergo, nos quedábamos descabezados, sin timón en un mar despelotado, lleno de remolinos; y yo sin mi tablita de surf.... (Pausa exhausta...). Las cosas siguieron igual. Nadie daba directivas claras. Nos pasábamos el día en esa sala de la mesa ovalada discutiendo horas para llegar a conclusión ninguna e irnos a casa con nada. NADA. ¿Qué carajo querían que escribiera? No lo sabía. Y no me atrevía a preguntar tampoco porque los veía a todos muy nerviosos y porque sentía que si me habían llamado era para que hiciera, no para que preguntara qué tenía que hacer... Todavía sigo dudando, ¿tendrían que haberme dado directivas más claras? Supongo que sí, pero intuyo que tampoco ellos las sabían... 

A varios días de lo mismo colapsé. Me puse tapones en las orejas, salí de la puta sala. Necesitaba alejarme de ellos, del jovencito de la caca blanda, del barbudo de la madre jodida, y de los dos guionistas, que parecían cada vez más zombies, menos humanos, como si un ente invisible se los fuera consumiendo de a poco. ¿Eso era escribir televisión? ¡No podía ser posible! Pero si... Poco de lo que brilla es oro... 

Salí de la puta sala y me acomodé en la mesa cuadrada y enorme, la que usaban para almorzar; a esa hora estaba vacía. Me puse los tapones y me desconecté del mundo. Me lancé a escribir lo que me parecía, lo que saliera, ¿acaso no era buena para eso? (No). Cada tanto pasaba Campanella y sonreía. ¿Qué pensaría de mi el hombre? Vaya una a saber... Nunca dijo más que algún tipo de felicitación así que descontento conmigo por el momento no estaba. Así pasaron varios días y llegué a pensar que había encontrado el norte. Ingenuamente sentí que había descubierto la manera de navegar ese mundo, esa locura. Llegué incluso a sentir que qué exagerada había sido, que al final no era tan difícil ni tan grave y que el poder está dentro de ti si sigues las señales del Universo tu intuición y todas las boludeces de Coelho. Etc. Y sí, fue todo risas hasta que al fin entregué mi capítulo terminado a los dos directores del equipo de guión...

Continuará...

martes, 2 de junio de 2015

Capítulo 60 "¿Y si no?"

CAPITULO SIGUIENTE

Por la tarde aparecieron todos. Era el día del estreno en la tele así que no podía ser de otra manera. ¡No debía! Estaban muy preocupados porque competíamos con Tinelli que estrenaba como nosotros. (La teníamos más que jodida). Entonces los pude ver nerviosos a todos, al fin, nerviosos en serio, cada uno a su manera. El jovencito cínico contó entre risas que hacía días que hacía caca blanda. Me causó gracia. Sentí casi ternura y dejé de tenerle odio por un rato. Campanella estaba verborrágico, más que de costumbre, agarró uno de los micrófonos apagados y se hacía el payaso, contaba anécdotas e imitaba a cada uno de los personajes de las mismas, y Tenembaum escuchaba, atentamente, mientras chequeaba a cada rato su teléfono. Los otros dos guionistas acompañaban la conversación con la mirada preocupada, exhausta, por momentos reían lánguidamente. El ojo seguía titilando. El jefe de guión, el de la madre con problemas era el único que parecía consciente del momento en el que nos encontrábamos. Veinte capítulos para atrás, rumbo incierto, ¡había que meterle pata! Pero todos conversaban de otra cosa, pavadas. ¿Sería eso también los nervios? ¿O se estaban boicoteando como yo con el alcohol pocos días atrás?

¿Y cómo seguimos entonces? Interrumpió con su vozarrón grave y rasposo el barbudo de la madre jorobada. Los conversantes apuntaron su atención a él, que ya se había levantado de las silla y caminando se acercó al pizarrón. Puso a los recién llegados a tono, en tema, los trajo a la realidad. Juan y Ernesto al fin se callaron y apuntaron para donde había que apuntar: el despelote en el que sentía yo estábamos metidos, la incertidumbre de hacia donde llevar la historia de amor. Se tiraron algunas puntas pero no había quórum para concentrarse ese día, era claro. Se habló un ratito sobre los personajes, sobre lo que no le había gustado al jefe Yankelevich, sobre lo que quizá podía modificarse y como ya eran casi las cinco y media de la tarde poco a poco fueron ausentándose uno a uno, dos a dos, tres a cuatro, hasta que quedamos de nuevo los tres guionistas y el jovencito siniestro, el de la caca blanda.

¿Entonces?, pregunté en voz baja a mi compañera tuerta manca con la que ya tenía más confianza. Ella estaba ahí hacía unos meses, tendría idea de lo que convenía hacer, al menos más idea que yo. Me miró sin mirarme. Levantó sus hombros, resignada, zombie, risueña y con su ojo torcido. Hacé lo que puedas, respondió, ya metiendo en la funda la notebook. ¿Lo que pueda? ¿Y qué carajo era "lo que pueda"? Miré al guionista de la derecha. Estaba sumido en el trabajo, ceño fruncido debajo de los anteojos de aumento. Sus dedos tipeaban y tipeaban, quería decir que él sí había encontrado el norte, sabía para dónde disparar, o qué escribir, ¡algo se le había ocurrido! Sentí la tentación de preguntarle porque era el capítulo que seguía al mío, pero no supe bien qué. Miré el pizarrón. Lo poco que se había propuesto durante todo el día estaba ahí. Le saqué una foto con mi teléfono y que fuera lo que dios quisiera. Era el día del estreno. Mejor me iba para casa y que el inconsciente hiciera su trabajo durante la noche, almohada mediante. Había aprendido esta táctica de, justamente, el payaso del micrófono. Según él al día siguiente las ideas estarían mejor organizadas, cocinadas, o algo. Eso esperaba. Suplicaba. ¿Y si no?

Continuará...

CAPÍTULO SIGUIENTE



lunes, 1 de junio de 2015

Capítulo 59 "Gran estreno gran en TELEFE"

 CAPITULO ANTERIOR

Y es como dice el dicho, y como dice Epicuro, están los deseos naturales y los innaturales, y dentro de estos últimos entran la fama, el poder político, el prestigio, el dinero en exceso, tener el teléfono de Juan Campanella agendado en el móvil de uno... Deseos que por cierto duran poco y deben evitarse a toda costa, porque el placer que proporcionan es efímero, y porque es peor perderlos después de haberlos tenido que después de nunca haberlos conocido. 

El teléfono del maestro agendado me dio un poco de eso, de sensación de pertenencia a la primera del Titanic pero, como el filósofo del jardín advertía, me duró poco. El lunes siguiente, día del estreno gran en la televisión llegué a la productora temprano, ¡con lo descerebrada que estoy por la mañana! Una hora para encontrar a donde estacionar el auto, y esto era nuevo, me enteré después por una de las chicas del equipo. Hasta la semana anterior el trabajo se hacía desde casa. Cada guionista en la suya, cómodo y despatarrado a sus anchas, se comunicaba por mail con los demás para que existiera continuidad entre los capítulos, pero como a Yankelevich le había agarrado la exasperación con la historia de amor de la novela y tenían que reescribir y el tiempo apremiaba había cambiado la forma de trabajo y ahora todos teníamos que ir. Un calvario para mi, que gusto de dormir hasta que se sacie el sueño.

Mientras la chica me explicaba esas internas noté que uno de sus ojos temblaba, no se le abría del todo. Ella al notar que yo noté me enteró de que le pasaba hacía algunos días, bueno, semanas, dijo, desde que empezó a trabajar en la productora. Agregó muy contenta que por primera vez se había ido a vivir sola, lo decidió cuando quedó en el equipo de guión, y que el trabajo mismo le impedía ir a un oculista para que se lo viera. Llegaba a casa muy cansada, dormía un rato y seguía escribiendo. En ese momento no até cabos. Pensé que hacía eso porque le sentaba bien escribir de noche, nunca me imaginé lo otro. Pobre, pensé, y en ese mismo momento vi que su muñeca tenía como un sobrehueso raro, una punta que sobresalía de su bracito delgado. ¿Y eso otro?, le pregunté, ya casi compasiva. También le había salido hacía poco y tampoco tenía tiempo de ir a hacérselo ver, redundó con su ojo danzarín, remarcando que se sentía bien. Acto seguido volvió a su computadora, a reescribir el capítulo que le había tocado en suerte, el anterior al mío. 

Siendo el día que era, el del estreno, esperaba encontrar a todo el mundo, pero no, en la sala de la mesa ovalada no había una multitud, sólo éramos cuatro. Campanella no estaba, Tenembaum tampoco, y el de los problemas con la madre menos. El director de guión, el más jovencito, entraba y salía a cada rato. Cuando entraba los otros guionistas paraban la oreja, escuchaban sus sugerencias, a mi entender nada sugestivas, hasta que se iba de nuevo. Y la verdad era que, mientras fingía estar muy concentrada escribiendo, sentía una angustia espantosa, desamparo, porque no sabía bien qué carajo tenía que cambiar del capítulo y no porque fuera estúpida, no era claro qué era lo que no funcionaba, lo que había que modificar. ¿Esperaban que se le ocurriera todo a uno? Había un problema con el collar de Ariana, que era Oreiro, y cada vez que entraba el jovencito traía una idea nueva sobre lo que pasaba con el collar de Ariana, pero no se resolvía nada y el tiempo pasaba y

Poco a poco empecé yo a desesperar, porque sentía que no tenía puta idea, ni ellos ni yo. ¿A dónde estaría Campanella? Sentí que nos faltaba el capitán, el guía, sentí que el agua helada estaba llegando a la primera del Titanic y yo no tendría la suerte de Kate Winslet. Es una experiencia más en tu vida, me dije, intentando calmarme, respira, querida, respira y pensá en gaviotas, pero cuando estaba empezando a tranquilizarme el jovencito, que poco tenía de director y mucho de salame, deslizó una frase "en broma" que no hizo reír a nadie. Refiriéndose a nosotros, los tres guionistas, usó la palabra descartables. Ustedes son descartables, dijo, literalmente. Me quedé sin aire un segundo o dos. Miré a mi compañero de la derecha, no se reía, miré a mi compañera la tuerta manca, tampoco. Ella ni siquiera había levantado la mirada de su pantalla, parecía una zombie, una loca. ¿No lo había escuchado? ¿O estaba ya acostumbrada a esos "chistes" del director jovencito? Sentí miedo. ¿En qué me había metido?

Continuará...

CAPÍTULO SIGUIENTE