domingo, 2 de agosto de 2015

Capítulo 66 - "A grito de Ipiranga, la ley mordaza"

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¡A grito sapucai! ¡A grito pelado! ¡A grito de Ipiranga nos están hoy SUPLICANDO los fulanos del poder que nos rebelemos, que pateemos el tablero, que A VIS PE MOS, vieja catatónica! ¿O usted se cree que estas medidas son impuestas para qué? ¿Realmente piensa que los fulanos de la cúpula suponen que nos vamos a aguantar esto también? ¡PUES NO! Déjeme decirle (aunque ahora me cueste un ojo de la cara en euros) que no nos están amordazando para que cumplamos como borregos. ¡NO, VIEJA, NO! Nos están atando de pies y manos, nos están metiendo el dedo en el trasero “a lo Jara”, nos están quitando hasta la libertad de espetar nuestras ignorancias explícitas por la red social ¡porque ya les aburrimos! Les da hasta cierta vergüenza ajena nuestra pasividad y no es para menos... ¡Esta gente ya no es humana!, se comentan entre ellos mientras agregan prohibiciones y más prohibiciones a la ley. ¡A esta gente la han lobotomizado los de Sense 8 o algo así!

Escuché una vez por alguna callejuela de San Telmo que la realidad supera la ficción pero nuestra apatía, indiferencia, indolencia, impasibilidad, inacción, inercia ya estarían superando incluso a la ficción más taquillera de Esteban Spilberg. Hace cincuenta capítulos que venimos preguntándonos lo mismo. ¿Por qué no movemos un dedo? ¿Será que nos quitan el pan pero nos dejan la migaja para que tengamos miedo de perderla? Por esa migaja somos capaces de entregar la dignidad, así es. ¡Cuánta primicia les traigo hoy!

Y ya de escribir tanta obviedad me estoy durmiendo así que los voy a ir dejando posiblemente hasta siempre jamás pues no comprendo de dónde sacaron José Ingenieros, Sampedro, Saramago (un trio de Folk maravilloso, busque en Google) la voluntad para seguir con el idealismo intacto hasta el fin, porque yo a un año del comienzo flojeo que da calambre. Ni un llamado SOS a mi muso Quintero, ni una charla con mi tintero de la colina recargaría esta abrumada pluma. Mi fuego revolucionario otra vez agoniza pero lo peor es que Juan Campanella metió su punto de giro aquí en medio, cambiamos el pasaje para Octubre y ahora tengo que garabatear pavadas acá por diez capítulos más. ¿A usted le parece? (Capítulo siguiente pinche acá aunque no lo recomiendo)

Continuará...




4 comentarios:

  1. Sus crónicas, mi niña, son como leer a Joyce sin los lentes. Tanta falta de libido me deja lívido. En fin, creo que lo suyo es de nunca acabar...

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    1. ¡Acabáramos, Primo, no me abandone! Le confieso que con Campanella me hubiera gustado acabar diferente, el señor tiene carisma y un físico (por no decirle culo) de gimnasio que te la volgio dire. Mientras esperamos la revancha con el dios del cine ¿quiere que nos anotemos en la Fcsoc?

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    2. ¡Ay, mi niña! ...le consta que a fuer de mis años mee esmerado y usté ni me la rema.. mas lo del placer de miércoles, -aunque fuera de veedor-, me tienta; siempre que a la repostera digo: reportera hija de Moyano le responda usté, que debe tener más facilidad de palabra...

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  2. Sobre enmohecimientos nada mejor que lo escrito por Pedro B.Palacios

    No te des por vencido, ni aun vencido,
    No te sientas esclavo, ni aun esclavo;
    Trémulo de pavor, piénsate bravo,
    Y arremete feroz, ya mal herido.
    Ten el tesón del clavo enmohecido,
    Que ya viejo y ruin vuelve a ser clavo;
    No la cobarde intrepidez del pavo
    Que amaina su plumaje al primer ruido.
    Procede como Dios que nunca llora,
    O como Lucifer, que nunca reza,
    O como el robledal, cuya grandeza
    Necesita del agua y no la implora...
    ¡Que muerda y vocifere vengadora,
    Ya rodando en el polvo tu cabeza!

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