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domingo, 30 de septiembre de 2018

Capítulo 376 "Inhóspito"

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Una vez un tipo me dijo que “lo nuestro nunca funcionaría”, callate, me lo dijo porque lo desautorizaba todo el tiempo, no lo dejaba hablar, le discutía cada cosa que decía, el Loco también me lo hizo notar, pero este lo logra, Antonio, santo de mi devoción, tiene un aura que me deja seca, voz suave y nada pretenciosa, segura de que será escuchada, mirada profunda y añeja, no tiene que hacer esfuerzo alguno, me hace callar y lo escucho, se lo merece, mi silencio, me arrastra a la reflexión, me hace dudar, por eso estoy acá, haciéndole caso, aguantándome el dolor, el pánico que me agarra por la mañana ante la idea de no verla nunca más, de dejarlos atrás para siempre, como si se hubieran muerto; a eso le sigue el qué voy a hacer de mi vida, y eso me deja frente al deber de tomar una decisión, las piernas que se me ponen tensas, la angustia que me oprime el pecho, no tengo a quien acudir, mi mare está vieja y en cualquier momento me deja en banda, sí, a los cuarenta y tres ya cumplidos todavía siento que la necesito, horrores, me vienen las ideas de muerte, la pregunta de quien la va a enterrar si yo no estoy y qué si le agarra alguna afección larga y agónica. Entonces me veo llevándola por los desamparados pasillos del hospital público, ese lugar en el que te das cuenta que la vida no vale nada porque nadie te pone atención, nadie te ayuda, cada quien necesita salvarse y tiene su propia afección, y los médicos no dan abasto, no tienen mayor interés en ayudarte, ni a vos ni a nadie porque están hartos, no tienen vocación, eso era en otra época, la apatía gobierna esos inhóspitos lugares, porque se muere gente todos los días...

Sola empujando la silla de ruedas, mi madre cadavérica, la mandíbula cayendo sobre su pecho, casi ya sin vida en el cuerpo, y ahí me largo a llorar, tapada hasta la nariz, en la cama del enorme apartamento Sardina, ni el sol que entra por la ventana me consuela, ni saber que a un kilómetro lo tengo al Muso de Brazatortas, que puedo ir, eso me dijo anteayer, que podía ir, y si no estaba muy cansado con suerte me daba bola otro rato. Tampoco eso me consuela porque cuando es tiempo de idea de muerte también entra Antonio en la volada, que cuanto le queda a él, y qué voy a hacer sin él cuando se muera, y después lo mato también al Otro, y así sigo y no termino más. Lo único que me calma es la idea de volver corriendo a Ella, a mi Gitana, pensar en que me arropa me ahuyenta los pensamientos negativos, la imagen de su sonrisa, el sonido de sus palabras cálidas, comprensivas, la ternura de su abrazo fuerte, eso me frena la cabeza, me hace sentir que todo va a estar bien, por algo Él corre a Ella en los momentos fieros, porque la Gitana es sosiego. Pero Antonio aconseja lo contrario, que me aguante, que él sabe lo que me dice, que si vuelvo ahora será por miedo, por desesperación, por desahucio, y sé que Antonio me da en el clavo. (Sigue)

Continuará...



sábado, 29 de septiembre de 2018

Capítulo 375 "El palo en la rueda"

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El Otro también impone respeto, claro, Jesús Quintero es el gros de los grosos, lo escribo por si las moscas, por si lee y se enoja, o por si alguien le va con el cuento, cada vez más amigos de Él me tienen en su facebook, quiere decir que si se equivocan me pueden llegar a leer aunque a esta altura un enojo más, un llanto menos… Lo que manifiesta este proceder mío es que sigo siendo no libre, sigo presa de lo que puedan llegar a pensar los demás, en realidad es miedo a la reacción, a lo que puedan hacerme si se disgustan. Ese es el verdadero palo en la rueda, no el Estado, Gordo, ni Macri, ni Lagarde, ese que te digo es. Y parece mentira pero todavía me importa lo que puedan decir los otros, incluido vos, borracho e impresentable como estás ahora. ¿Será que en algún momento se supera eso? ¿O hay que volverse loco entero para liberarse? ¿Hay que perder conexión absoluta con la coherencia para poder ser uno? ¿Uno sin trampas? ¿Sin resquemores? Qué difícil darte cuenta de cuándo te estás haciendo trampa… Bue… la cosa es que el Loco también impone respeto, su experiencia, su carisma, su chifladura, ¡pero a Él le puedo contestar!, ¡le puedo pelear!, y a Antonio no. ¿Por qué? ¿Porque el otro es más hippie? ¿Porque cada tanto se le notan los piolines? Jesús a veces, sin querer queriendo, sin darse cuenta, se descuida y se le ve la inseguridad, vos viste, sale a la luz el ingenuote andalú que lleva dentro, ¿o no?

Pero al de Brazatortas no se le ve ni media hilacha. O no se la quiero ver. Y te diría que Antonio es casi libre salvo por una tontería, se sigue arreglando para sus actos públicos, se pone el pañuelito, los pantalones perfectos, sus zapatitos impolutos, no como el Otro que los usa arrastrando por el piso. Y si Gala se arregla tanto es que le sigue importando la imagen que se llevan los demás de él, así que el infierno de los otros parece ser un calvario para toda la vida. Y vos me dirás que puede ser que el hombre se ponga guapo para él, porque le gusta, y yo te responderé que no, que si no le importaran los demás Antonio ya no saldría de La Baltasara, ni cuerdo. No sabés vos lo feliz que es ahí adentro el Muso. Pero todavía siente que tiene que cumplir… Como vos y yo, qué va´cer… Y la sigo extrañando, eh, a mares la extraño a la Otra, a la Rubia desquiciada, ya pasó más de una semana y el dolor convive conmigo como el primer día, me acostumbré, sí, pero sigue doliendo. Me queda una noche paga y medio Euro en el bolsillo. A la noche en la terraza del apartamento hay un evento, si no muero antes de desconsuelo voy a subir a pispear. A ver si aparece algún nuevo personajo que me salve el relato del naufragio. (sIGUE)

Continuará...



viernes, 28 de septiembre de 2018

Capítulo 374 "Un clavo"

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Antonio del bar Costales
No. De nada sirve, así que no lo intenten. O sí, si quieren intenten, vivan intentándolo, eso ayuda a no pensar. Intentar lo que sea. Si usted está ocupado intentando no piensa que es al ñudo, que no sirve para nada. Aunque no sirva. Ni escaparse ni quedarse. De uno mismo y de los demás. Acá estoy con ella a mi lado, la demente escribiente, no me habla porque decidí alejarme de la Gitana (en realidad me dejó pero la demente no entiende cuando le agarra el brote) y ahora no cae una letra de la pluma. A ella no le importa mi salud mental, digamos que prefiere lo otro, piensa sólo en escribir y así no se puede, tengo que ponerle coto porque vamos a terminar internadas y/o encarceladas y/o demandadas y/o suicidadas.

Amalia
No me habla y mira un canal de cable que ni le importa. La mujer de la tele dice que si llamamos al teléfono que sale en pantalla adivinarán nuestro destino, para qué, prefiero ya ni saber... Si después de haber vivido todo lo que viví, después de haber metido aquella noche mis pies descalzos en el agua fría del Guadalquivir, aquella primera noche de reencuentro con Ella, después de haberme animado a probar con una chica, una chica preciosa espeluznante, después de haberme enamorado locamente de mi Gitana, después de haberme negado rotundamente a acompañarla a consolar por enésima vez al Pesado de la Colina, después de todo eso sigo siendo yo, la misma de siempre, o parecido, con la angustia a cuestas, con la pluma trabada, el llanto en la punta de la lengua; la misma contradictoria, la misma tarada que sufre y no sabe qué hacer, estoy arrepentida, arrepentidísima de no haber ido con Ella a Sevilla, no aprendí nada, no se me abrió la cabeza ni medio centímetro, no crecí un carajo, mi karma me mira y se ríe, desconsolado. Tanto coraje mal empleado…

El que da en la llaga.
Por suerte la señora del apartamento Sardina cocina rico, tengo la chiquita ilusión de que en un rato voy a bajar y habrá pescado con guiso. Por ahora eso me mantiene en pie mientras intento darme cuenta de si es amor de verdad lo que siento por Ella o sólo una pasión de poca monta. Indicaciones del Muso de Brazatortas. Antonio a veces me dice cosas que no me gustan, en realidad lo hace bastante seguido, me deja sin palabras, no es nada rococó, nada indulgente, nada cauteloso. Con Begoña lo es, un poco más suave, se nota que la conoce mucho, sabe hasta donde llegar con ella, pero a mi me la manda a guardar sin pestañeos, sin filtros, por momentos le contestaría, hasta un poco mal y todo, porque me da consejos muy interesantes pero no es él el que está en mi pellejo extrañándola horrores, sintiéndola cada vez menos propia, cada vez más de Él. Por momentos le contestaría pero no puedo, no se puede contestarle a Gala y no porque esté flaco y se canse rápido y apenas entrás a La Baltasara Amalia te advierta que Antonio está delicado, que te verá sólo un momento, bla bla bla… No, no le puedo contestar porque impone respeto, sabés que antes de contestarle tenés que retirarte a pensar en lo que te dijo, uno o dos días por lo menos. Me llaman de abajo, ¡me fui a comer! Pero creo que es amor, nada de pasión de poca monta. Creo. (Sigue)

Continuará...


martes, 25 de septiembre de 2018

Capítulo 373 "De nada sirve"

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Estoy acabada. Otra vez sin plata, caucásica de ánimo, me arrastro por el piso, debo estar anémica o algo porque me arrastro, literalmente, me obligo a comer, me obligo a salir de mi cucha de alquiler. Alhaurin el Grande es un pueblito precioso y chiquitito, de gente tranquila, limpio y con personalidad. Bah, es parecido a todos los demás pueblitos que vengo conociendo pero intento sacarme del pozo que si no me saco yo no me saca nadie. Así que es precioso y con personalidad y no estuve mejor en otro lado que acá. Cuando vinimos con Begoña fuimos directo a La Baltasara aquella vez y luego nos llevaron de vuelta hasta la estación de Málaga en auto así que no había podido caminar la ruta hacia lo de Antonio. Casi que no pude llegar a la finca porque ni me acordaba cómo, pero mi ángel de la guarda me indicó el camino, como suele. Y es extraordinario que haya conocido yo a la alumna preferida de Gala en un hostal de Sevilla el día que la Gitana me echó de la colina, ¿no? Eso solo pasa viviendroescribiendo por los pagos andaluces, señora. Y sin ese giro Begoñano el muso nunca me hubiera recibido en su casa, nunca jamás.

Alquilé un departamentito en Apartamentos Sardina, es barato comparado con Sevilla, enorme para mi sola, eso amplía mi tristeza hasta el infinito. Tengo televisión, lavarropas, balcón, secador de pelo, pieza con cama grande y baño PRIVADO con bañadera, internet que anda bien, heladera, microondas, entrada privada, aire acondicionado, plancha, mesa enorme en el comedor… Casi todo, como el primero de año en El Portil, la playa entera para mi pero sin Ella, sin mi Gitana, miarma... Tuve para pagar cuatro noches y (tengo) la esperanza de conseguir algún paciente por acá pero por ahora nada de nada. Por suerte el dueño a sabiendas de que soy una especie de conocida de Antonio me hizo precio. El pueblo entero aprecia al Muso de una manera que no había visto nunca, ni por el Loco, una devoción le tienen, como si fuera un santo. Así que por el lado de las necesidades básicas estoy cubierta, al menos estos días, pero las otras necesidades, las que superan en importancia a las básicas, porque para qué quiero comer si no puedo escribir, para qué quiero mesa en el comedor si no me sale una letra, para qué quiero esa cama si Ella sanseacabó... Esas necesidades, las de vida o muerte, están hechas una porquería.


El Muso de Brazatortas no funciona de la misma manera, es diferente al Otro, a la Otra, al onubense y a la jerezana, y claro, es obvio, caía de maduro que son bien distintos, por no decir que son el agua y el vino tinto estos dos tipos, por eso en las entrevistas se sacan chispas con lo ojo, por eso destilan de todo esos encuentros de las trece noches. Una estúpida bárbara, una ingenua de pacotilla fui al pensar que me venía para Málaga y destrababa el entuerto; que estando cerca del otro Muso me iba a poder deshacer de la necesidad de los chiflados del moño y así la pluma iba a empezar a fluir, como en la colina, como en Jerez este último tiempo. No. La mochila del karma se viene con uno, siempre me olvido hasta que me llego al culo del mundo, entonces me acuerdo, o me lo confirmo una vez más, tras el fallido nuevo intento: de nada sirve escaparse de uno mismo. (Sigue)

Continuará...



sábado, 22 de septiembre de 2018

Capítulo 371 "Que salga todo"

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Que la extrañe. Que la extrañe mucho. Que la extrañe más. Que sienta el dolor, que lo soporte, que me acostumbre a él; que comparta junto a él la agonía, el vacío, la ansiedad, las ganas en medio de la noche insomne de abrirme el vientre con un cuchillo y que salga todo, que se libere, que me deje en paz. Únicamente así sabré si es amor de verdad o sólo una pasión de poca monta. Quise preguntarle algo pero ya había quitado sus ojos de mi, se levantó despacio del sillón de madera y se alejó, a paso lento, ayudándose con su bastón plateado, a por su caminata diaria entre plantas y perillos saltarines. (Sigue)

Continuará...



martes, 18 de septiembre de 2018

Capítulo 369 "Sin"

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Me piropeó Escohotado (muero).
Así que venía más que bien el asunto, mucho más que bien, habíamos podido dejar atrás lo agridulce, lo fulero, habíamos aprendido de eso, nos habíamos hecho fuertes, nos conocíamos mejor. Ya habíamos instalado cierta rutina, yo tenía tres pacientes de Shiatsu, una señora del pueblo y dos más del centro de Jerez, había podido aportar con víveres a la casa, Ella ya no tenía que pagarme el boleto de Renfe o la cerveza si salíamos por ahí, me estaba afirmando en lo que creía que era, estaba logrando cierto equilibrio, aprendía a disfrutar el fruto de lo que me había animado a ir a buscar. Sí, Argentina se derrumbaba, no sabía a dónde iba a ir a parar mi mare cuando la subida del dólar llegara a la cuota de la residencia en la que vivem mi perro boyaba de casa en casa porque la guardería se fue por las nubes pero yo le hice caso a la Morocha y no a Dragún, quise hacer lo que quería, no lo que debía así que fui por Ella, por mi amor. Y me stoy durmiendo mientras escribo, producto de lo que ya sabemos, me he quedado sin musos, sin Ella y sus revires, sin sus besos, sin sus miradas lúcidas de reojo, y sin Él, sin Él y sus mariconeos opulentos, sin sus brillanteces, sus contradicciones, sus disloques, sus frases, me duermo... (Sigue)

Continuará...

Capítulo 368 "Lo peor de todo"

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Y yo no doy más. Porque estábamos lo más bien, pasando unos días tranquilos, hermosos, no escribía todo lo que quería pero estaba bien igual, disfrutaba del momento sin sobresaltos, le demostraba a la escritora demente que llevo adentro que no es imprescindible el conflicto para seguir con esto, con la mierda blog. ¡Hay vida más allá del blog, loca, psicótica! Me dejé llevar y empezaron a revelarse otras cosas, y a rebelarse también, nos aprendíamos con la Gitana en la cotidianidad, la cotidianidad tiene lo suyo, se me había olvidado, aunque las cotidianidades que hube de compartir fueron de corto plazo, tres meses como mucho. Algunos me dijeron, con ánimos de consolarme, que no eran las personas para mi, que por eso no había funcionado, pero yo creo que era yo la que no era para ellos. Hablar a boca de jarro es nuestro deporte preferido, mis conocidos nunca intentaron convivir conmigo, por eso opinaban tan sueltos de cuerpo a mi favor. Así que mis cotidianidades compartidas fueron de corto plazo pero algo pude degustar, el placer de ceder con gusto algo que nos cuesta mucho, por ejemplo, algo que pensábamos no podríamos modificar jamás, y con Ella, de pronto, que hubiera migas de pan en el piso dejó de ser EL HORROR, pude caminar pisando migas sin desmayarme, pude dormirme con su brazo sobre mi cintura, pude lavarme los dientes viendo pelos rubios en el lavatorio, vivir con las ventanas abiertas, los mosquitos entrando como panchos por su casa y yo sin sulfurarme. Sin sulfurarme tanto.

La falaz sensación de no estar sola en este mundo, el apuntale afectivo de la cotidianidad. Porque me despertaba en la cama y Ella estaba ahí, siempre. Hermosa, fuerte y afectiva. El  sobrevaluado misterio daba lugar a otros mucho más exquisitos, el mundo de la intimidad. Fueran las tres de la mañana o las doce del mediodía, estaba ahí. Y yo estiraba mi mano y la tocaba y Ella se removía, a veces me daba un beso sonámbulo y seguía durmiendo, otras espabilaba de un salto porque había olvidado que tenía que hacer esto u aquello y mira tú la hora que é, etc, y yo la veía vestirse a las apuradas, recogerse el pelo en una colita, mirar los mensajes de su móvil, abrir las ventanas de la pieza y hojear la agenda, todo al mismo tiempo.

Y nos venía yendo bárbaro hasta que el ROMPEPELOTAS reapareció con la pelotudez de que se jubilaba y donaba el archivo y la mierda en coche. Pero, ¿mentendés? No es de idiota emocional que no quiero querer mucho a la gente, es porque cuando se aleja pasa esto, es todo una porquería, un agujero negro, ni lo del enojo me funciona ya, aunque consiga tenerle bronca sigo teniendo ganas de llorar, de llorarla, de que esté ahí. Y escribo sabiendo que Ella ya no me va a pedir que se lo lea, no me va a discutir, no voy a poder mirarle los ojos mientras escucha, eso es lo peor de todo. (Sigue)

Continuará...



domingo, 16 de septiembre de 2018

Capítulo 367 "Sin resistencia"

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Me agarró de la mano sin decir nada. Primero estiró el dedito, el índice, para que nos diéramos los dedos, supongo, nunca nos habíamos dado la mano, ni los dedos, nada, ni solas ni acompañadas, por lo de la vergüenza, así que al principio no entendía yo qué catzo... Entonces me agarró con toda la mano, detuvo el movimiento de la mía que se dejó agarrar sin resistencia, que entendió en un segundo todo lo que significaba ese gesto Gitano, gesto que se convirtió en apretón, en emoción, en a dónde estuviste todo este tiempo, amor de mi vida, que no te podía encontrar, en ese momento tenerla de la mano así de fuerte… ya lo dije, fue un sello de amor eterno, éramos la una para la otra, era capaz de hacer lo que fuera por Ella, lo que fuera, porque me estaba pidiendo disculpas, intentaba explicarme, como le salía, porqué había reaccionado de esa manera en la reunión, frente a todas las mujeres, que la entendiera me pedía, que le tuviera paciencia, que ya lo íbamos a enfrentar juntas de a poco lo de mostrarnos adelante de todo el mundo sin vergüenza, que lo importante era que nos teníamos, que nos amábamos, que nos habíamos encontrado y todo lo que nos pasaba, eso no se encuentra a la vuelta de la esquina, no, hay que recorrer muchísimo, ir atento, aguantarse y aguantarse hasta que de pronto… sucede.

Y no es solamente esperar a que suceda, después hay que tener agallas para no salir corriendo, para aguantarse maula los remolinos como estos, los dimes y diretes, los tejes y manejes… los mensajes de texto enviados por error, los casi tríos inconclusos, los deslices con ex marido y con Morocha Inexorable, por eso creí que nos amábamos, por todo lo que habíamos superado juntas, tal cosa se logra cuando la gente se ama, ¿o no? ¿O no? Lo único que quedaba en el tintero era Ubrique, eso no sé si Ella lo podría tolerar… que lo remil parió al puto amor. Cuando llegamos a la casa Bello Niño se había quedado dormidito en el sillón, patas para arriba, jugando con la notebook de Ella, que lo llevó a upa hasta la cama, y a mi que me enloquece esa maternidad que porta, esa ternura instintiva que le queda tan guapísima, hicimos el amor, como dios manda, nos reconciliamos, a más no poder, porque el mundo era nuestro. Cenamos como a las cuatro de la mañana. (Sigue)

Continuará...

sábado, 15 de septiembre de 2018

Capítulo 366 "Enreveses"

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Cuando la cosa se terminó esperé pacientemente a que se despidiera de todo el mundo, convincente y enérgica Ella, embelesada y con bronca yo, ávida de hacerle el ninguneo, la escena de melodrama, una hora y media hasta que acabó de arreglar citas, eventos y estrategias de lucha con cada una de las personas de la reunión. Esperé, con la amargura implosionándome la garganta. Porque mi razón me decía que algo de razón tenía al enojarme, para mi enfrentarme a eso, a la vergüenza que me daba tratarla como a mi novia adelante de todo el mundo, era un acto de amor, un acto heroico, una muestra de lo que Ella significaba para mi. Carajo.

Salimos del centro cultural y nos largamos al camino, al fin, nos acompañó una señora durante algunas cuadras y luego nos quedamos solas. Se hizo el silencio. Ya era de noche. Hacía calor. Por suerte cuando nos vimos con Begoña en Madrid me cortó el pelo, me tijereteó lindo la muy demente, así que lo tengo corto, cortísimo. Lo que no recuerdo es si Begoña y la Gitana ya se conocieron, si algún lector se acuerda que me lo diga porque no pienso releerme semejante bodrio de blog. Sacó un cigarrillo y lo encendió, miró la hora en su relojito pulsera, Bello Niño había quedado solito en casa, con sus once recién cumplidos estaba haciendo las primeras experiencias de un rato sin mamá. Se escuchaba solamente el sonido de nuestros pasos, nada que ver con el barullo de Sevilla. Dio una larga pitada, con sus ojos cavilantes, forjando futuros cercanos. Súbitamente se acordó de mi, me ofreció cigarrillo y yo le devolví de lo mismo, de lo que me había hecho Ella hacía un rato, hice como que no la veía, no respondí, sentía dolor, que lo supiera, porque no se la jugaba, porque le importaba más lo que pudieran decir los demás que el amor que nos teníamos. Una novelera, ya sé, desde que empecé con esto del blog reality me puse cursi, reiterativa y novelera, ya casi que puedo escribir para Alfaguara, ¿no?

Registró. Insistió. Me preguntó si había podido terminar lo de la revista, que lo quería leer. No mentía. Ella lee lo que escribo, la mayoría de las veces no acuerda con mis posturas, si se pueden llamar así mis enreveses patriarcales, me discute a muerte esto y aquello, y a mi me encanta, no que me discuta, me encanta la pasión que le pone, una pasión que yo no tengo, porque no entiendo que sea importante que lo que creo sea como yo creo, no me importa si estoy o no en lo cierto, si es así bien, y si no también. Por eso termino dudando de lo que escribí, siempre me parece que podría ser de otra manera, no sé si es porque soy insegura y descomprometida pero las causas tomadas en serio me parecen una imbecilidad. Volví a responder con silencio y ahí me agarró de la mano. (Sigue)

Continuará...


viernes, 14 de septiembre de 2018

Capítulo 365 "Momento crucial"

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ahí se armó la gorda, me cayó como el culo, podía entender su vergüenza, a medias podía, porque para poder entender al otro en el momento de la rabia, en medio del brote psicótico, del despecho desmedido hay que ser superior y yo no soy superior, trato, de a ratos, pregono lo que debería hacerse, qué es lo que yo haría si lo fuera, superior, pero no, soy como todo el mundo, me es imposible, generalmente, controlar mis emociones en momentos cruciales como este. Por este motivo TODOS los libros de autoayuda que puedas llegar a leer durante tu miserable vida NO sirven de nada porque en el momento crucial TODO se va al carajo. ¿Me comprendes? Mejor fumarse un canuto y listo. Ella no me estaba despreciando a mi en ese momento, no, le daba miedo lo que pudieran pensar los demás, que la rechacen, que la tilden de rarita, no estaba lista para semejante situación, no todavía, ahí, en medio de la reunión, pero en ese momento cómo hubiera podido hacer para no sentirme maltratada, rechazada, yo toda buena ofreciéndole jugo para que no se le secara la boca esa tan elocuente que tiene, para hablar, para besar, y Ella reacciona de esa manera horrible, ni me miró cuando el extendí el vaso, me percibió de coté, se puso tensa, cuando se pone tensa se le nota en los ojos, se le dilatan y no los mueve, los deja fijos, y los orificios nasales también se le agrandan, por eso me di cuenta, hizo como que no me veía y siguió hablando. ¡Espantoso!

En ese momento entendí a medias su reacción, por esto que te digo, el duelo eterno entre la razón y la emoción, entendí a medias pero igual me puse coto, cosa que Ella no hace, me aguanté maula el rechazo, porque mi razón y mi emoción, aunque sientan/piensen distinto, hacen como unas paces subliminales intrínsecas que me permiten razonar mientras siento de manera desaforada, o algo así. Y me aguanté porque soy ubicada, no quise incomodarla, no quise llamar la atención ahí en medio de la charla sobre discriminación y gordura, pero quedé herida, heridísima quedé. Me tomé lo que quedaba de jugo en el vaso y me senté en un sillón desvencijado, lejos de Ella, que no advirtió nada de lo que me pasaba, tan efervescida que estaba discutiendo, tan enojada, tan hermosa, inalcanzable, apetecible, mi Gitana activista. Agarré el ipad y me concentré en lo mío, en mi capítulo del patriarcado para la revista de Reverte, que sale este sábado, ahí tengo que poner la energía, en algo productivo, no en esto, esto se tiene que terminar cuanto antes, cuanto antes, si pusiera la energía, el cuerpo que le pongo a esta mierda en mis artículos patriarcales ya estaría en… no, no tengo idea de en donde estaría... Pero al final me viene bien que me trate mal porque entonces me ofendo, me alejo, Y PRODUZCO. (Sigue)

Continuará...

miércoles, 12 de septiembre de 2018

Capítulo 364 "Ponerse coto"

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Pero no, no puedo hacerle eso a ellos, sobre todo porque Él tiene asuntitos de corazón y es mi Muso, mirá si me espicha en plena búsqueda del final, me suicido en masa, aunque te juro, en este momento se lo haría, el escándalo a los gritos, y que se despierte todo el mundo de la siesta, que algún vecino incluso nos golpee la puerta o se asome por la ventana para ver qué es lo que pasa ahora en la colina, que vengan todos los mozos del bar de abajo preguntándose en qué desbole nuevo se metió el Cuerdo Andalú, se la haría a Ella más que a Él la escena de conventillo, porque no se modera nada, nunca, me tiene para a chacota, de todos lados me tirotea, siempre pega en el cuore, como si yo fuera de fierro, se cree que soy la mujer maravilla, y caigo, sí, ya lo sé, caigo como chorla, pero Ella si fuera buena gente se pondría coto como hago yo. ¿POR QUÉ TENGO QUE PONERME YO COTO Y ELLA NO? Me tiene de acá para allá, de la nariz me lleva, como una estúpida.

El otro día me agarró de la mano. Con la vergüenza que le daba, sabiendo lo que eso significaba para mi, que me agarrara la mano. Se me cerró la garganta cuando lo hizo, de la emoción, su mano calentita, su mano pintora, la mano que me hace perder el juicio cuando nos amamos en la cama, se la apreté fuerte fuerte, era un sello de amor eterno. !Que duró lo que un pedo en una canasta! ¿Entendés? ¿Para qué? ¿Para qué me hizo eso? ¿Por qué me lo hace una y otra vez? ¡Si se iba a ir de nuevo? A la primera de cambio. Otra vez iba a salir como un perrito a cuidarlo a Él. En la calle pasó. Lo del sello eterno. Volvíamos de una actividad solidaria de esas que Ella gusta de hacer, la gente pensaba que éramos sólo amigas, claro, y a mi eso me estaba empezando a hinchar, porque veía que le daba vergüenza que pensaran otra cosa, que supieran que nos queríamos pero de otra manera. Y a mi también me da vergüenza, sí que me da, más bien, pero quería enfrentarme a eso porque lo que siento por Ella es indisimulable, me la morfo con los ojos cuando la veo concentrada en lo que hace, cuando dice sus pareceres en las reuniones grupales del centro cultural, con ese énfasi andalú y revolucionario, con esos gestos flamencos de querer cambiar el mundo.

Me había acercado con un vaso de jugo en la mano y le convidé, solamente eso hice, en plena reunión feminista, y Ella se puso tensa, me agradeció sin mirarme, seca, casi avergonzada, solamente porque le estaba convidando de mi vaso se puso así y ahí se (Sigue)


lunes, 10 de septiembre de 2018

Capítulo 363 "Putamente loca"

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Y yo sé que uno no puede controlarlo todo, entiendo que es posible que en un momento sienta una cosa y al rato otra completamente diferente, lo sé porque soy así, pero por eso mismo aprendí a ponerme coto, a frenar mis impulsos, ¡porelamordedios! ¡Soy una persona racional, adulta, etc! Entonces entiendo que no puedo ir por la vida volviendo loca a la gente porque YO ESTOY PUTAMENTE LOCA. ¡No! No es justo, no se debe, aunque se puede y es gozoso que te la volgio dire. Pero no se debe, mirá vos si a mi se me ocurriera u ocurriese ahora mismo irrumpir en la colina gritando que los amo a los dos, que no sé con cual quedarme, que sus acentos andaluces me pueden y me encanta cada detalle de cada uno de ellos, porque Ella es preciosa, aguerrida, loca, imprevisible, comprensiva, hembra primitiva, pero Él es guapísimo, recio, recorrido, seductor, sensible, generoso, egoísta y un poco ingenuote, eso me encanta, vos lo conocés bien, viste que hace silencio pero no porque es un genio, se calla cuando no tiene puta idea, cuando no sabe qué decir, entonces hace como que te estudia, es un divino…

El más que Guapo en la colina
Mirá si no me pongo coto y me aparezco y les digo sin filtro alguno que me quedaría con los dos pero que sería un lío porque a la vez me da celos ya que ellos estarían conmigo pero también entre ellos. ¡NO! A mi Gitana que no me la toque nadie. ¡Y a mi Loco tampoco! ¿Te das cuenta vos del embrollo? Me llego así, como una chiflada a la calle Conteros a tocar el timbre sin parar para decirle a Ella que sí, que en Ubrique lo hicimos, LO HICIMOS CON TU LOCO, un poco acrobácica fue la experiencia, yo nunca había estado con alguien que me llevara tantos años, pero LO HICIMOS, GITANA, y a los dos nos gustó muchísimo y la verdad es que nos gustaría repetir pero de a tres, ¿no querés? Mirá si me aparezco y le digo eso porque es lo que me parece que quiero, que deseo con todo mi ser, y con mi no ser también, sin pensar en las consecuencias, que el Tipo tiene asuntitos de corazón. Me parece que están llegando, Gordo, andate a tu pieza dale, si no me voy yo a dormir a la tuya que no te soporto más el sopor inmundo que tenés a pecaíto y mirá, no se ni cómo pero volvimos a la Nochevieja, al pasado presente, y ya decía Borges que el pasado es la materia más plástica que hay, no cuesta nada modificarla, será porque la memoria recuerda lo que le viene en gana, y bueno, acá estamos. ¿Vos alguna vez amaste con toda tu alma a dos personas a la vez? Che, Risita... apagá la alarma. ¿A quién mierda se le ocurre poner una alarma el primero de año? (Sigue)

Continuará...

domingo, 9 de septiembre de 2018

Capítulo 362 "Soy leyenda"

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Y Ella se preocupa por Él como si fuera un desvalido, un idiota, un niño indefenso, a veces lo es, frente a ciertos problemas no sabe qué hacer, en la colina lo vi salir corriendo a Ella desesperado, el abogao, el abogao, le decía, casi sin aire, extenuado, extendiéndole el teléfono, como si fuera su mamá. Entonces Ella le salvaba las papas, orgullosa, ejecutiva, casi erotizada, tomaba las riendas, mi caderona, porque que otro corra a vos, que otro crea que te necesita para que le salves las papas, eso te da poder, seguridad, es cínico, casi tanático, e imagino que inconsciente, el otro te necesita así que no vas a quedarte sola, porque es dependiente, no puede dejarte, está preso e indefenso. Y así la Gitana llena su vacío, rescatándolo de sus desboles, así siente que es importante para Él. ¿O será que es mucho más simple? ¿Será que lo quiere y listo? ¿Será que existe esto de querer a alguien desinteresadamente? ¿Contra todos mis pronósticos? ¿Será que la propia experiencia no es suficiente para diagnosticar el concepto del amor?

Se había levantado temprano mi Rubia, ni la escuché cuando salió de la cama, me desperté y no estaba, entonces ya supe, por esto de lo bueno y breve. Y es que con Ella la cosa no es buena, es excepcional, extraordinaria, sobrenatural, casi inhumana, una tortura pasmosa es la Gitana en el lecho, y fuera de él también. Salí de la cama al ratito, me quedé un tiempo martirizándome, apostándome a mi misma cuánto tiempo le iba a demorar colgarme de nuevo la galleta, pensando alguna estrategia para impedirlo, tratando de adelantarme al dolor que iba a sentir, así cuando pasaba no era tan terrible. Mentira. No hay manera de adelantarse, no hay forma de evitarlo, ni de prepararse, no la hay. Se estaba bañando, Ella, bañándose por la mañana, ya lo tenía en mente, lo de irse a rescatar al Fulano, seguro. No me mostró la noticia pero supe porque estaba el diario ahí arriba de la mesa, tan nerviosa se puso al verla que no tuvo ni el decoro de cerrarla. Mil veces le dije que dejara de ver los diarios, mil millones de veces, aunque sea los de Andalucía, porque no le hacía bien, pero no, siguió mirando en detalle cada uno de ellos y si no los conseguía a TODOS, me pedía que se los buscara en internet, y yo lo hacía, contra mi propia conveniencia, la dejaba que siga con eso. ¿Por qué? ¿Por qué siempre pateo contra mi propio arco? (Sigue)

Continuará...

viernes, 7 de septiembre de 2018

Capítulo 361 "Conformes y contentos"

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Así que se fue de nuevo, mi Enferma Mental, me dejó una estela de angustia, la silla vacía, su olor en la sábana, la amargura en la garganta, el café sin terminar... los churros que tanto le gustan sin tocar en el platito de losa. Había ido yo hasta la esquina a comprarlos para Ella, porque me la veía venir, desde que empezó el Rompepelotas el otro día con que donó su Santo Archivo a los directivos de Huelva, desde entonces estaba lejana, no tuvo más ganas de nada conmigo, y yo no insisto, cuando me doy cuenta de que no quiere me apago, desaparezco, me acomodo en la otra punta de la cama, muerta de ganas, con el orgullo hecho un nudo, y que ni se le ocurra acercarse nunca más en la vida. Nunca nunca más. Yo pensaba que al fin tenía mi familia, Ella, su Bello Niño y yo, seríamos felices los tres, cada tanto algún despiole, culpa de Él, nada demasiado terrible, lo normal, nada que no pudiéramos atravesar juntas con nuestro amor como punta de lanza. A veces comíamos calamares los tres, salíamos a cenar, no muy lejos, cerca de casa, nos sentíamos bien en casa, no teníamos que irnos muy lejos, no queríamos. Era raro para mi decir casa, vamos a casa, les decía, a otras personas que vivía conmigo, casa ya no era sólo mi casa, era la de los tres, era raro, era lindo, pude ser feliz sin sentir miedo de que se iba a terminar, por fin pude, por unos días, porque yo creía que nos queríamos mucho.

Pero desde lo del archivo Ella estaba lejana así que fui a comprarle los churros que tanto le gustaban, agonizante fui, sabiendo que no iba a alcanzar porque no lo suelta, a Él, como yo no puedo soltarlos a ellos, a esto, a Ella, me resisto al vacío, a la nada, como si escondieran algo espeluznante, como si esto fuera lo único que tengo, el único escape posible. No quiero ser como usted, como ustedes, catatónicos y aburridos, ruidosos y sin nueces, no quiero discutir nimiedades porque no tengo algo mejor que hacer, ni algo peor, no quiero ir de acá para allá, conforme y contenta porque no aspiro más que a eso, a ir de acá para allá, conforme y contenta, hasta que la muerte llegue, silbando bajo, como quien sí quiere la cosa. No quiero.

Estos tres días lo hice, me entregué a la catatonia, a la nada, a la ausencia de ganas, de la que tan espeluznada escapé en Barajas, de la que me rescató Rocío con su fuego eterno. Me entregué al vacío tres días, que sea lo que dios quiera, me dije, y no se lo recomiendo a nadie. Ahora vuelvo a resistirme porque no lo soporto, es algo que me sigo debiendo, aguantarme el vacío, la nada. Es más soportable, seguramente, estar rodeada de escritores sosos que te alaben vaya a saber por qué, ya que la fama no tiene explicación, es más llevadero que te hagan preguntas sobre cómo o porqué escribiste tal o cual cosa, sobre algún escenario, frente a la platea llena, con las luces dándote en la cara, sabiendo que no comprenderán nada de lo que respondas porque no les importa, reirán, condescendientes, no habrán entendido nada e igualmente reirán, y seguirán de acá para allá, conformes y contentos, ignorantes y felices. Dios se aburre igual que el diablo, el uno arriba y el otro abajo bostezan lúgubremente de la misma manera. (Sigue)

Continuará...



martes, 4 de septiembre de 2018

Capítulo 360 "Cuatro días sin Ella"

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Y no, claramente no puedo, no puedo escribir sin ellos, note el tono de caca con el que estoy garabateando esto, DOS DÍAS SIN FLUIR COMO A MI ME FLUYE, dos días sin deseo, arrastrándome por los rincones, tratando de inventarme la magia, intentando escribir porquerías sin alma, sin carne, caucásica como una leche descremada, pude recuperarme de la catatonia de Barajas, me recauchutó Rocío, Rocío y su fuego eterno, pero fue un paliativo, un parche, un escupitajo de nafta, que ahora está tan cara, pero cuatro días sin Ella, sin miarma, sin mi Gitana, que se fue, hace cuatro días se fue mi Gitana, cuatro días y un rato, en medio del desayuno le agarró la loca otra vé, por lo del diario y la donación del archivo, que Ella sabe porque lo conoce, que lo está por hacer de impulso, porque está deprimido, me explicó con la taza todavía en la mano y salió, como una tromba, salió como yo aquel día de madrugada, que dándole el masaje a Rocío en la colina me agarró el brote y salí rajando para Jeré a su encuentro, al encuentro de Ella, porque no podía hacer otra cosa y va a ser mejor que lo acepte y listo: hay gente a la que una no puede resistirse, haga lo que haga, te desintegran el NO, no hacen nada, solamente aparecen y ya está, a la mierda el NO, al carajo la trinchera que una con tanto trabajo y razonamiento y distancia había logrado construir. Aceptarlo es como tirar la toalla, sí, pero también puede ser que esté aprendiendo a entenderme con mis limitaciones, es bueno saber para qué cosa una es buena y para qué no, contra qué una puede lidiar y contra qué es al pedo intentarlo. La Gitana me puede, siempre me va a a poder, como este Loco Andalú la puede a Ella, y resistirnos es un gasto de energía al ñudo.

Así que ya lo acepté, Ella viene con Él y si pretendo otra cosa no se puede, NO SE PUEDE, es un combo, si la querés a Ella trae apéndice, un apéndice Loco, Tirano y Creador, y mejor que lo haya aceptado, mejor, si no me voy a terminar volviendo una resentida, me voy a arrugar, me van a salir canas, voy a terminar vieja, sola, borracha y desalineada, gastando mi potable tiempo de vida en hacerme mala sangre por estos dos energúmenos. Escribiré caca, no me importa, pero he crecido. ¿O no? No sé qué estarán haciendo ahora, ahora mismo, no sé a dónde estarán, si estarán juntos, qué le habrá dicho Ella cuando llegó a la colina, si lo habrá llamado antes o le cayó de sorpresa, no sé si todavía tiene la llave del Templo, no sé, no sé si se habrán reconciliado, si la otra tipa estará ahí, esa Sonia, si seguirá con el mismo teléfono porque Él cada vez que hay lío mediático lo cambia para que no lo jodan, no sé si llamar o no, ni a cuál de los cinco teléfonos que tengo, no sé, no sé, no sé, y ahora tampoco puedo hablar con la Morocha, tan imbécil que soy, tan imbécil para elegir que soy… Me merezco la vida de mierda que tengo, claro que me la merezco. ¿O no? (Sigue)



domingo, 2 de septiembre de 2018

Capítulo 359 "Cuando le importo a alguien"

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¿Y por qué me cuesta tanto darme cuenta cuando le importo a alguien? O ni siquiera algo tan ambicioso como importarle. ¿Por qué no me doy cuenta cuando le gusto a alguien? ¿Cuando me echaron el ojo? ¿Cuando intentan seducirme? ¿Por qué rápidamente pienso que imaginé cualquier cosa? Las pocas veces que llego a pensar que le gusto a alguien enseguida me siento una ridícula, una papanatas, ¡mirá si alguien se va a fijar en vos, Marina! ¡Loca! ¡Engreída! ¡En vos que sos una pesada caída del catre! Y ahí, en mi cama, a poco de volverme a Buenos Aires, me daba cuenta, no sólo había minimizado la opinión de Rocío cuando me ofreció todo para que me quedara, para que no me volviera, para que no hiciera de mi vida lo que otros pretendían que haga, también la había despreciado, la había tratado de imbécil diciéndole que lo que pensara ella no contaba porque estaba en una situación bien diferente a la mía, ella y sus millones de euros, ella y sus amigos celebrities, ella y su puto Volvo recién salido de la concesionaria, ella y su frivolidad, pensaba entonces. La había despreciado y torturado luego hablándole de la Rubia durante todo el viaje. ¡Y ella me estaba haciendo un favor! ¡Me llevaba de vuelta a Madrid porque se lo había pedido! ¡Sin dormir me llevaba! ¿Puedo ser yo más animal? ¿Más insensible? ¿Más descuidada?

Me levanté, cerré la puerta de la pieza y encendí la luz de la mesita. Me dolía la panza, estaba pronta a indisponerme, encima eso. Mi equipaje había quedado en el living, cuando llegamos al piso me mostró los cuartos disponibles y me vine directamente a descansar, con el morral colgando, me desparramé en la cama y ahí me quedé, mirándome los pies, cavilando y cavilando sobre lo que me había pasado en Barajas, esa catatonia súbita, esa ausencia de emoción tan característica de mi loca mare... En cómo carajo iba a hacer con lo del pasaporte. Afuera la gente festejaba, charlaba, reía, brindaba, cantaba, afuera en la calle, una trompeta tocaba bastante bien una y otra vez la misma canción. Necesitaba mis tapones para oídos, en realidad el tapón, porque de uno escucho poco y nada, necesitaba eso y mis pastillitas para dormir, no de Dragún, estas eran de mi propiedad, bah, de mi mare, cada tanto le robaba una o dos para este tipo de situaciones, y me las había traído.

Pero no quería salir, no quería encontrármela, también desvelada, con su vaso de agua en la mano, dolida por todo lo que le había dicho pero tratándome como si nada, intentando en vano que no me diera cuenta de que la había lastimado, como si ser sensible fuera o fuese algo muy malo. Eso me iba a angustiar más, sentíame ya una desalmada, una despreciable, y verla herida, haciendo el esfuerzo para que no se le notara, me iba a terminar de aniquilar. Sentí pena, mucha pena por mí, porque siempre le digo que no a lo que me hace feliz, al que me quiere, siempre termino golpeándome una y otra vez con eso que me hace sufrir, con lo que me desprecia. La Gitana no me despreciaba, no, pero me gustaba demasiado, no podía con eso yo, que no podía. Y al cariño le digo que no, al cariño sano, me refiero, a la comprensión, a eso que se me brinda de buena manera le doy la espalda, le respondo con desprecio y maltrato. ¿Cuál es la incapacidad que me aqueja? ¿Cuál? Se me ocurrió abrir el cajón, a ver si algún huésped de la Morocha había dejado somníferos o algo que me ayudara. Y entonces fue que lo descubrí. (Sigue)

Continuará….



sábado, 1 de septiembre de 2018

Capítulo 358 "Como una oda"

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Así que no pude no pensar en eso, cuando vi que pasó desnuda para la escalera del living, como una oda, con el pelo húmedo y planchado, la luz amarilla de la pileta, siempre encendida, me permitió ver ese detalle. Yo estaba desvelada, desvelada y sola, inquieta, con la existencia hecha un embrollo, pensando en la crema y sus piernas, en Buenos Aires, en lo que ella no me había dicho en el flamante y rimbombante Volvo, pero casi: ¿Viví pa hacer lo que no te apetece? ¿Entonces pa qué viví, huapa? Al final a la Morocha le importaba más mi felicidad que a mi, más que a mi, más que a mi mare, más que a mi tía... Esa gente que en definitiva lo que quiere es que estés bien y cerca para cuando te necesiten. Y más que a la Innombrable para siempre, obvio, esta última en realidad me odia, me aborrece, porque para haberme hecho todo lo que me hizo...

Ahora sí que cambié el chip, el de mi teléfono y el de mi cabeza, ahora sí que sanseacabó. Antes, cuando me fui para Álava, no se me había ocurrido comprar uno nuevo, pensé que no podía quedarme sin teléfono porque mi mare, sus problemas, etc, tenía que tener alguna forma de contactarme, por eso caí de nuevo en la trampa Gitana, por eso y por culpa de Rocío, ya lo voy a contar a eso, pero ahora lo cambié y le di ese nuevo número a mi mare y a mi amiga milagrosa entonces pueden hablarme por el whatsapp. porque dos tropezones está bien, me lo perdono, pero tres no. NO. Que les garúe finito, a Él, a Ella, a esa Sonia, a su Toni y a la putísima mare que los reparió. Puedo escribir sin ellos, ¡¡claro que puedo!! Bueno, yo también le hice a Ella cosas horribles pero en los momentos de enojo uno ni lo recuerda, el daño que hace.

La cuestión es que el pelo le caía pesado por sobre los hombros hacia adelante, se le veía el tatuaje de la espalda, subía los escalones con los pies descalzos, tranquila, magnánima, Morocha Osada. Y no pude no pensar en que posiblemente sí la había lastimado en el Volvo con lo todo lo que le conté de la Gitana, sí le dolía a la Morocha que yo quisiera a la Otra, sí se había venido hasta Álava por mi pero se encontró con la Andaluza acaparándome la voluntad, cegándome la razón, cagándome bien la vida... ¿Qué podía hacer salvo llevarme a Barajas y dejarme ir? Tampoco era que se había ENAMORADO. ¿O sí? Me había ofrecido todo para que no me fuera, su piso, trabajo, contención, y yo, embalada con lo de volverme, eufórica por haber podido tomar una puta decisión al fin no le había dicho que sí, no le había dicho nada, le había hablado de la Gitana durante todo el viaje, por momentos hasta con la voz temblorosa y todo. Me levanté, compungida y excitada cerré la puerta de mi habitación y encendí la luz de la mesita. Todavía no me imaginaba lo que iba a encontrar en ese cajón. (Sigue)

Continuará...



jueves, 30 de agosto de 2018

Capítulo 357 "Paréntesis de sueño"

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Me estoy calmando por suerte, como quien no quiere la cosa me estoy bajando los decibeles, escribir me calma, me salv,a por suerte, por suerte me salvba escribir, que no sé de donde me viene pero me vino y soy afortunada. Escribir y dormir también, el paréntesis de sueño es necesario, lo decía Marechal. Así que yo le hablaba de la Gitana sin parar y ella frenó en un momento el Volvo, en donde se le cantó la gana, dejó la llave en contacto para que no se apagara el aire, buscó una estación de radio que le gustara, sus uñas largas y negrísimas, tip tip tip, hacían contra el aparato de la música, de lo más tranquila, con sus collares plateados colgándole del cuello, su piel bronceada y brillosa, la ruta era un quilombo, lleno de autos que no avanzaban, viernes hora pico, gente ofuscada, calor importante, y ella canturreaba y se ponía crema, manchaba el tapizado carísimo ¡y le importaba un carajo! Olía rico la Morocha, estaba divina, divina estaba, olía a mujer, a glamour, a fragilidad, que no es lo mismo que debilidad, estúpidas feministas estúpidas!!!!

La fragilidad de la mujer es hermosa, es erótica, es motivadora, y la primera noche que pasé en su piso, mi pieza estaba en el mismo piso que la de ella, me dio a elegir entre una silenciosa y una con balcón, elegí la del balcón, necesito luz yo, si no me muero, y la primer noche se paseó en pelotas, en realidad salió al baño, creo, o a la cocina, era la madrugada, yo estaba que no podía pegar un ojo, por el desbole del pasaporte no podía, y por lo del auto también, ojo, no duermo con la puerta abierta, dejo apenas una rendija, si no me da sensación de falta de aire, pero el viento se ve que la abrió y en un momento la vi que subía la escalera, sin ropa, con su erótica fragilidad a cuestas, duerme sin ropa, yo también duermo sin ella, no es anormal, en medio de la noche, en su casa… En fin… vengo soportando una de violencias… la desestructura es violencia, y que de pronto me gusten las mujeres es desestructura.

Morocha en Marbella
Así que qué podía hacer yo sino lo que hice, sola en mi cama, quebrada de seso, con todo este acribille seductor por parte de ella, el cambio de pasaje, el adiós para siempre al Loco, a mi Gitana, no sabía si a propósito o no pero se pasaba la crema con las dos manos, desde la rodilla hasta la entrepierna, también manchaba con crema la tanga diminuta... Eso lo hacía conscientemente, ¿o no? La mina linda sabe lo que provoca en el otro, salvo yo, claro, que soy una caída del catre, pero ella sí, rozaba con los pulgares la tanga, ¿podía estar pecando de ingenua? Y lo peor, mientras lo hacía me ignoraba, no del todo, asentía o negaba si le decía algo, sin dirigirme la mirada, como si me escuchara a medias, algo así. Y eso me puede mucho, que me ignoren, que no me miren, que dejen lugar a mi imaginación, así que la terminé mirando toda, Y ELLA SE DIO CUENTA ES IMPOSIBLE OTRA COSA, miré cómo se ponía la crema, con la excusa de qué es lo que estás haciendo justo ahora en medio del embotellamiento la miraba, pero la verdad es que me estaba muriendo, ahí mismo, había pasado de querer sacármela de encima a querer sacarle el pote de crema, correrle la tanga lo justo y necesario, sentarme sobre ella con las piernas abiertas y repetir Nochevieja, Nochevieja sin Él. (Sigue)

Continuará...