domingo, 9 de septiembre de 2018

Capítulo 362 "Soy leyenda"

CAPITULO ANTERIOR

Y Ella se preocupa por Él como si fuera un desvalido, un idiota, un niño indefenso, a veces lo es, frente a ciertos problemas no sabe qué hacer, en la colina lo vi salir corriendo a Ella desesperado, el abogao, el abogao, le decía, casi sin aire, extenuado, extendiéndole el teléfono, como si fuera su mamá. Entonces Ella le salvaba las papas, orgullosa, ejecutiva, casi erotizada, tomaba las riendas, mi caderona, porque que otro corra a vos, que otro crea que te necesita para que le salves las papas, eso te da poder, seguridad, es cínico, casi tanático, e imagino que inconsciente, el otro te necesita así que no vas a quedarte sola, porque es dependiente, no puede dejarte, está preso e indefenso. Y así la Gitana llena su vacío, rescatándolo de sus desboles, así siente que es importante para Él. ¿O será que es mucho más simple? ¿Será que lo quiere y listo? ¿Será que existe esto de querer a alguien desinteresadamente? ¿Contra todos mis pronósticos? ¿Será que la propia experiencia no es suficiente para diagnosticar el concepto del amor?

Se había levantado temprano mi Rubia, ni la escuché cuando salió de la cama, me desperté y no estaba, entonces ya supe, por esto de lo bueno y breve. Y es que con Ella la cosa no es buena, es excepcional, extraordinaria, sobrenatural, casi inhumana, una tortura pasmosa es la Gitana en el lecho, y fuera de él también. Salí de la cama al ratito, me quedé un tiempo martirizándome, apostándome a mi misma cuánto tiempo le iba a demorar colgarme de nuevo la galleta, pensando alguna estrategia para impedirlo, tratando de adelantarme al dolor que iba a sentir, así cuando pasaba no era tan terrible. Mentira. No hay manera de adelantarse, no hay forma de evitarlo, ni de prepararse, no la hay. Se estaba bañando, Ella, bañándose por la mañana, ya lo tenía en mente, lo de irse a rescatar al Fulano, seguro. No me mostró la noticia pero supe porque estaba el diario ahí arriba de la mesa, tan nerviosa se puso al verla que no tuvo ni el decoro de cerrarla. Mil veces le dije que dejara de ver los diarios, mil millones de veces, aunque sea los de Andalucía, porque no le hacía bien, pero no, siguió mirando en detalle cada uno de ellos y si no los conseguía a TODOS, me pedía que se los buscara en internet, y yo lo hacía, contra mi propia conveniencia, la dejaba que siga con eso. ¿Por qué? ¿Por qué siempre pateo contra mi propio arco? (Sigue)

Continuará...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario