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sábado, 15 de agosto de 2020

Capítulo 533 "Covid or not covid"

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Volvió a preguntar mi amiga de Valencia que ahora está de vacaciones en no sé donde, me abandonó en medio del desbole. ¿¿¿FILOC??? Si, si, respondí, con los nervios de punta, todavía con un pie en el recuerdo. Menos mal que ella quedó en Buenos Aires, Rocío, menos mal porque no hubiera soportado su cercanía en medio de todo este quilombo, aunque quizá ella con sus contactos o sus artimañas sensuales me lo resolvía bien rápido, lo de poder volverme a casa, el papeleo del consulado, la nota de Iberia, la de Ezeiza, las declaraciones juradas. TODO. Ya van a hacer diez meses que no sé nada de ella, Morocha Infame, con una estratagema que ignoraba podía llegar a ser tan efectiva hasta ahora no volvió a aparecer. Cuando empezó a ponerse densa con lo de la chalina le pasé el teléfono de ella a mi amiga milagrosa, le di la chalina a mi amiga milagrosa e intenté desentenderme del asunto, pocos días antes de venirme. Quise dejarle un mensaje avisándole pero había vuelto a bloquearme. Mi amiga le dio aviso de que la tenía ella pero nunca le respondió y la bloqueó también y lo que realmente no entiendo es por qué caraj--

¿¿FILOOOOOOCCC?? Sí, sí, acá estoy, acá mismo. ¿Qué hago, Murillo? ¿QUË HAGO CON MI MAMÁ? ¿Le pido a alguien que la busque y en ese caso a quien? ¡Mi prima es bipolar crónica! ¡MI papá paciente de riesgo! Mi amiga milagrosa no tiene donde meterla además es panicosa de las enfermedades y mi otra amiga ya tiene a la madre de ella que la está volviendo loca además no tiene un peso porque hace masajes y no está habilitada y entonces no puede pagar su alquiler y el otro día sintió un dolor en el pecho y pensó que se moría y llamó a la ambulancia pero eran nervios, me contó por el chat del face, le dieron clonazepam inyectable y se le pasó. ¿Vos sabías que había clonazepam inyectable? Yo no. ¿Qué hago? ¿QUÉ HAGO? ¿Es mejor sacarla de la residencia o dejarla? ¿Será que me la dejarán sacar si pido? Ahí está el médico y el psiquiátra y come bien y les toman la presión y la fiebre todos los días y tienen talleres por zoom y desinfectan todos los días con la máquina de ozono y rayos ultravioletas pero igual entró el virus, si es que los test esos del hisopo no mienten como los otros... Y encima hoy no la llamé, Murillo, hoy con esto de los papeleríos del pasaje me olvidé y cuando me di cuenta ya era la hora a la que cenan y no te atienden porque están ocupadas porque ahora es un lío bárbaro, comen por tandas, como en tres tandas comen para no juntarlas a todas entonces tardan el triple entre que las llevan y las traen etc...

Y cuando las palabras terminaron ahogadas de desesperación mi amiga respondió, apacible: pues no queda más que esperar el resultado del segundo hisopado, Fíloc, ten calma que todo irá bien.  Pero... ¿y si se las llevan con trajes de astronauta a algún hospital público que sabemos condenan a las personas mayores a una muerte en soledad porque no las atienden, las atan, equivocan sus dietas y sus medicaciones, pierden sus documentos, se caen al piso, las sedan de más… Aún no teniendo el covid se las llevan y hacen desastres, dios mío... Murillo enmudeció, pensábamos lo mismo sin decir palabra: estamos en manos de monos con test pcr… Y como si nos hubiéramos puesto de acuerdo cambiamos de tema al unísono. Nada había que yo pudiera hacer, y menos a la distancia, nada que pudiera mejorar la situación en la que estaba. Le pregunté por Ricardo y ella me preguntó por los trámites del consulado; me preguntó por el Loco y la enteré de que ya estaba en casa, no le dije quien me lo había comunicado y tampoco que posiblemente no me atendieran nunca más en la vida, ni Él ni Ella. Omití también lo que me había provocado escuchar a la Gitana después de tres años en ese mensaje de voz que me había reenviado, y así, casi sin querer queriendo, la conversación fluyó hacia un lugar trivial, ese lugar en donde nos rescatamos los muypensantes cuando el cerebro nos está por explotar. (Sigue)

Continuará...










sábado, 1 de agosto de 2020

Capítulo 532 "Chalina corriente"

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¡Cálmate, Fíloc!, suplicó Murillo al aparato. Sí, si, se cortó, quiero decir, corté, corté sin querer, no sé qué hice que se me cort-- ¡Cálmate!, volvió a suplicar mi amiga, intentaba tranquilizarme, cosa que no se puede, no se puede calmar a alguien en circunstancias semejantes, como no se puede calmar a alguien más en circunstancias tales como la de perder a un ser querido, por ejemplo, o la de ser dejado por el ser amado, no se puede. Incluso no se puede calmar a alguien que ha dejado al ser amado por error, sí, por error, porque no siempre que se ama se sabe que se ama, a veces se cree que se odia y se deja en consecuencia. Y después se sufre, claro, se sufre mucho porque o nos damos cuenta tarde de que en realidad ese al que dejamos era el ser amado y no el odiado o porque no nos damos cuenta nunca del error y vivimos con el amor apelotonado en la garganta. Y cada vez peor. Hasta que estalla y nos morimos de pena, aunque insistan con poner que nos morimos todos de covid ahora.

Yo aún no sé si fue Rocío la que me dejó a mi o fue al revés pero todavía siento apelotonada la garganta cuando me acuerdo de ella. La última conversación como la gente que tuvimos (por whatsapp), ella en aquél pueblo del sur de la provincia de Buenos Aires al que se le ocurrió mudarse de pronto cuando tuvo que cerrar el negocio ese de estética que había montado en Belgrano, también de pronto, ella allá en el sur y yo en mi hogar dulce hogar de Saavedra, esa última conversación comenzó con un problema. Ya no hablábamos salvo cuando ella ponía alguna excusa/problema por lo cual debía forzosamente contactarme, entonces me dejaba mensaje de voz, siempre de más de un minuto y medio.

El problema esta vez fue la chalina que había quedado en mi casa, que era de su madre y se la había dado el día que cumplió los quince... Chalina que yo hube de enviar por correo a su nueva casa de campo en la que aún debe vivir porque no quería verla más ni en figurita, se lo había dejado más que claro, después del fin de semana fatal y la semana de la cirugía de la Vieja game over para mi, ya llegaremos a ello si no morimos de covid. La envié por correo quiere decir que me tomé el trabajo de empaquetar la mierda chalina, poner su dirección en ella, me llegué hasta el correo, hice la cola, pagué el puto envío, le avisé cuarenta veces que estaba en camino a lo que o ni respondía o respondía secamente que no tenía tiempo por el negocio o por la puta que me parió. Cuestión… la chalina durmió en el correo de Guernica hasta que volvió a Villa Martelli. Y ahora que no podía tenerla porque debía ir a retirarla YO Y SOLAMENTE YO CON MI DNI DENTRO DE LOS DIEZ DÍAS (si no la quemaban), ahora la quería con todo el corazón.

Sabes que esa chalina me la ha dado mi madre antes de fallecer mi padre y entonces no era una chalina corriente sino que tenía un gran valor emocional para ella, que había confesado con la hiel en los ojos odiar a la hija de puta de su madre y no una vez, muchas veces afirmó semejante sentimiento y hete acá otro vano intento de, no diremos calmar porque no cabe pero sí podríamos decir persuadir, nunca pude persuadirla de que ese odio la estaba carcomiendo por dentro, que no le era sano sentir eso porque posiblemente la amara a su madre aunque sintiera que la odiaba, en vano prediqué en tono calmo e indulgente que nuestros padres hacen lo menos peor que pueden con lo que han hecho los suyos de ellos lo menos peor que han podido… Se ponía colérica. Empezaba a acusarme de estar a favor de la hija de puta de su madre que a sabiendas de que su hermano abusaba de ella (de Rocío) hacía la vista gorda y ahí yo enmudecía. ¿Cómo hacer entender a alguien que pasó por esa traumática experiencia que su madre aún así hizo lo menos peor que pudo? ¿Cómo hacerle entender que para una madre debe ser casi imposible aceptar que un hijo que ella crió abusa de una hija que ella crió? No podía imaginar ninguno de los dos dolores, ni el de Rocío ni el de su madre, entonces enmudecí. ¡Fíloc! ¿Estás todavía allí? ¿FILOC? (Sigue)

Continuará...



domingo, 12 de julio de 2020

Capítulo 531 "Desahuciada y media"

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Según el diario el rebrote es acá o acullá.
Con mi amiga milagrosa no puedo hablar y casi ni contar, hizo tripas corazón y se fue a Capital a buscarme los remedios a la farmacia, encima no había y tuvo que ir a dos… Los pañales por suerte me los lleva Manuel al hogar y yo le pago por el homebanking. Internet es la salvación de las almas, les comento a aquellos que creen en su existencia, y a los que no creen también. No puedo contar mucho con ella porque se le murió la mamá hace tres lunes, no de covid, no, se murió de viejita, estaba en cama desde diciembre, se le fueron las ganas de vivir de pronto, o no, quizá le vinieron las ganas de morirse. No sé, la cosa es que se murió. Si decir mucho. Simplemente no se levantó más. Hacía dos meses se había muerto su hermana, tampoco de covid, de viejita también, las dos más de noventa tenían, se murió el mismo día que Sergio Denis y resulta que eran amigos de él. Así que mi amiga está con su angustia, con su desconsuelo, además le impresiona mucho todo lo que tenga que ver con enfermedades por eso no le puedo contar nada. Si le hablo de alguien que tuvo un ACV no duerme luego pensando que le va a dar el ACV, que esa leve molestia que siente no sé dónde es signo de que le está dando y si le cuento que la asistente del hogar dio positivo aunque tomó todos los recaudos habidos y por haber… se muere de espanto.

Encima Jesús fue hospitalizado. SI. TODO JUNTO. Para sumar angustia un alguien me pregunta por whatsapp si sé cómo se encuentra el loco. ¿El Loco? No sé, no estoy con él ahora mismo (ni creo que vuelva a verlo nunca, ni a Ella) pero imagino que bien, hasta hace unas semanas que lo vi andaba lo más andante. Y mientras el fulano me daba detalles de lo que sabía me di cuenta de que en realidad no lo veo al Loco desde antes de que comience esta mierda. ¡Ya pasaron cuatro meses desde que quedé varada en la covid! No sabía más que eso, prosiguió, que había sido hospitalizado en Huelva. Respondí que si me enteraba de algo le comunicaba. Agradeció. Suspiré hondo. Si ya estaba desahuciada mi alma ahora más que jamás… ¿Y si el Loco se había agarrado el bicho? El hombre es cardíaco, a ver si la covid me llevaba al muso... Automáticamente contacté a mi agente 99, Lucía Mansilla alias María José. Mientras buscaba algo en google sobre la salud de Jesús me descargaba con ella, ni le  pregunté cómo estaba, cómo estaba su Ricardo marido, ambos pacientes de riesgo. En Valencia hubo rebrote pero yo apenas respondió le largué todo el borbotón, primero de mi mamá, ya habían llegado los resultados del hisopado, cuatro viejas positivo. ¡Cuatro! Y la asistente que dio positivo en el test rápido y luego en el PCR confirmatorio (que se supone es más fiable) había dado negativo, por lo que volvió a trabajar, luego en el test rápido, a la semana siguiente, ¡¡VOLVIÓ A DAR POSITIVO!! ¿Es joda esto?

María José trataba de calmarme con la voz temblequeante, que todo iba a estar bien, que si las viejas estaban todas sin síntomas posiblemente así iban a seguir. ¡Pero es una lotería, Murillo! ¡UNA LOTERÍA ES! Mi mamá dio negativo de culo y en un principio creí que ella tenía porque se llama Edelmira y una de las positivo se llama Delmira, leí el mail rápido por los nervios y-- Igual me puse a temblar. Ya no tenía uqe ver con si era ella o no, el virus había entrado y está circulando ahí adentro. Mi mamá ahora fue negativo, ¿pero mañana? No sabía qué hacer. Ir a rescatarla no podía por esto de las fronteras pero pedirle a alguien que la rescatara a tiempo… ¿A quién? ¿Quién iba a querer llevarse a mi madre que es tan particular a su casa para atenderla y aguantarla a tiempo completo? Además ¿cómo sabía ese alguien si no tenía el bicho y era asintomático? ¿Y si se contagiaba afuera? Sonó mi teléfono sobre la mesa y atendí. (Sigue)

Continuará...




sábado, 4 de julio de 2020

Capítulo 530 "Positivos"

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Cada uno es como puede, yo también hago eso, lo mismo que hace Rocío, lo que hacen mi madre y mi padre, digo barbaridades porque no me ofendo fácil, digamos que casi nunca entonces no entiendo que por barbaridades la gente pueda ofenderse. ¿Qué cosa es una barbaridad?, además. El sol se va poniendo. Hace bastante calor y corre un poquito de viento. La callecita que acompaña estos cantares se va quedando sombría, Espoz y Mina. Madrid va de a poco recuperando la vida, algún rebrote hubo pero dicen que ya está controlado. Y yo en esperes. En esperes de lo peor: la prueba de PCR de mi madre. Entre una semana y otra pueden pasar innumerables fatalidad para recordarle a una que siempre se puede estar peor. Y peor que peor también, claro que sí, sobre todo en Argentina, por eso no cantar jamás victoria. La dueña de la residencia dio positivo de covid hace diez días, en la ciudad de Buenos Aires se están queriendo hacer los serios y testean a las asistentes de estos lugares todas las semanas, los miércoles nos ha tocado a nosotres. El virus está circulando por todos lados, ahora es certeza. Y eso, Paola dio positivo. Que no saben cómo pasó, dice el mail de su novia/socia, pero que no nos preocupemos que el resto han dado todos negativo, incluida ella, que vive con la contagiada, si no me engaña la intuición.

Porqué no volví cuando aún podía, golpea la culpa en la garganta, si se veía venir esta ola de locura, si caía de maduro que se iba a poner como se está poniendo. Estaría viviendo conmigo en casa, que es una heladera, sí, que tiene sólo una habitación, también, de la que yo entraría y saldría todo el tiempo para trabajar llevando y trayendo virus a lo pavote, pero si se contagiara en casa no diríamos mucho a nadie, haríamos el aislamiento en voz baja y no se la llevarían como pasa ahora, se las llevan vaya a saber a dónde, que no las puede ver nadie, ni llamarlas, ni saber si tienen al menos una frazada, si les cambian el pañal, si les dan su medicación, si están mejorando o no… Ella madrugaría y me pediría a los gritos el desayuno y yo, acostumbrada a que no vuelve una mosca, la mandaría a paseo, que me deje dormir, ella intentaría con bronca hacerse algo en la cocina, ya no debe recordar qué cosa es una hornalla porque en el hogar le sirven todo en bandeja, me recalentaría el artefacto y ahí yo le desearía la covid con todas mis fuerzas y mis odios más intrínsecos. Igual que con Rocío, cuando no está la culpa y el amor, cuando sí está el odio y la repulsión.

Los de arriba.
El mail llegó antes de ayer, el del hisopado, primero fue Paola la dueña y esta semana una de las chicas que realiza la limpieza, Gabriela, de las pocas que entran y salen. La mayoría duerme en el establecimiento, han hecho de todo para minimizar lo más posible el riesgo de contagio y aún así… El resultado confirmatorio de Gabriela iba a demorar cinco días o más pero los familiares se pusieron ansiosos y la dueña sana, Viviana, resolvió contratar un laboratorio privado que hisope a las viejas así nos quedamos todos intranquilos. Porque hoy das negativo y mañana no. Gabriela hace diez días dio negativo y el miércoles pasado… Así que así estamos, hoy lloré a media tarde, luego viré a optimista un buen rato, actualizo mi casilla de Yahoo cada cinco minutos a ver si llega el resultado, entre sábado y domingo, dijeron. Y mientras imagino. Imagino desde lejos que ya les habrá llegado, que habrá dado positivo y estarán tramando junto al médico y a algún abogado la menos peor de las maneras de decirnos que se llevan a las viejas a quién sabe donde y no las podremos ver más, hasta que alguien “de arriba” resuelva que sí, que ya no son una amenaza para el resto de la humanidad y, si es que salen vivas del hospital público, devolverlas entonces a la vida. (Sigue)

Continuará...


miércoles, 24 de junio de 2020

Capítulo 529 "Sino Caperucita"

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Acá se hace una laguna. Posiblemente una laguna de esas de autodefensa según el psicoanálisis, porque no recuerdo lo que pasó en la cena. Ella que se reía mirando el móvil, en voz baja pero lo suficientemente alta como para que yo la escuchara, estaba haciendo el show para mi, reía con alguien que posiblemente la valoraba, la comprendía, con alguien con quien tenía onda. Y por un lado eso me ensanchaba el ego, que estuviera haciendo el show para mi, Morocha Osada, el problema es que no podía disfrutarlo porque tenía miedo, mucho miedo. Mi madre seguía internada y al día siguiente yo tenía que estar sana, sino viva, para poder asistirla. Tampoco recuerdo cómo ni cuándo terminé de cocinar el revuelto gramajo, ni cómo ni quién puso la mesa. Sí recuerdo que intenté acercarme a ella, hacer una tregua, sobre el futón. Me acerqué con cautela a observar lo que hacía con su papelitos, sentada a su lado le pregunté, respondió que era para calmarse, se lo había recomendado su psiquiatra. Terminó una especie de pajarito y me lo regaló, indirectamente, no me lo ofreció pero lo dejó a mi lado. Tomó su cajita y sacó todos los papeles, eran cuadraditos, algunos brillantes, otros de colores, chillones, combinados, opacos.

¿Cuántas caras puede tener un ser humano? Se calmaba en serio haciendo eso. ¿Cuál de las dos era ella? ¿La que se había dejado caer en medio de la vereda porque no le consentí el capricho o esta? ¿O la otra, esa que dejaba todo y se tomaba el vuelo para venir a acompañarme durante la enfermedad de mi madre? ¿Es nuestra esencia aquello que nos negamos a confesar de nosotros mismos? ¿Es ahí, en esa catacumba que tanto nos avergüenza, en esa inextricable oscuridad, ahí está nuestra verdad? La misma, combinada con las incontables máscaras que nos ponemos a diario, hacen algo así como un modelo terminado, o casi, un ser más o menos adaptable a esa malapraxis que es el mundo de afuera; los otros. Pocos tienen ojos para verla, esos seres sensibles que terminan enamorados de nosotros alocadamente, o bien disimulan y callan, indulgentes, porque saben lo que se siente cuando alguien pone nuestro monstruo de entrecasa de manifiesto. El monstruo enamora, badly, por eso me enamoré de Rocío, y se da un fenómeno bien curioso en estos casos, el monstruo nos encandila y tan bien se siente ese estado encandilante que terminamos engañándonos, disfrazando al monstruo posiblemente de coraje, de insurgencia, de irreverencia, sino de Caperucita. Sí, claro que existe quien se enamora de gente menos engorrosa pero terminan casados, dios no lo quiera, aburridos y/o pelados y panzonas.

A veces hago cosas sin pensarlo, ¿sabes? Sin pensar qué puede ocurrir al otro... Rompió el silencio sin dejar de doblar papelito. Que... que soy algo… cómo le decís vosotros… algo bruta… Digo desde el corazón, sin pensar… Ya sabes… Pero no es mi intención lastimar. Me sorprendió desnudando sus sentimientos mientras seguía "plegando", así supo llamar a esa actividad particular que le había recomendado el psiquiatra. El calor me volvió al cuerpo y confieso que por un segundo incluso sentí esperanza, ella reconocía su exabrupto, era consciente de lo que había hecho. ¿Estaba de alguna manera pidiendo disculpas? ¿Sería que podríamos reflotar esa noche espantosa? ¿Sería que podíamos transformarla en una de aquellas noches de antes? (Sigue)

To be continuí...



lunes, 8 de junio de 2020

Capítulo 528 "La covid"

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Lo hacía adrede una vez más. Reía en voz baja pero lo suficientemente alta como para perturbarme. Me iba a dar vuelta y ella no me participaría de lo que la estaba haciendo reír, seguramente estaría mirando su móvil, se reía cómplice con alguien más, alguien con onda, con gracia, alguien que la valoraba y comprendía. Y en eso nos parecíamos, ella acopiaba reacciones de mierda ajenas para sentirse viva, para sentirse amada, para llenar su estómago insaciable de amor neurótico, y yo… yo hacía (estaba haciendo en ese mismo momento) lo mismo pero con la excusa intelectualoide de la escritura, ese toque sutil usaba para justificar mi enfermedad, porque el arte dignifica, el fin justifica los medios, el arte sana y salva entonces yo sí era digna de perdón, de comprensión, incluso era digna de admiración porque el artista es el artista y cuanto más original mejor, aunque sea un tremendo hijo de puta.

Mercadona marzo y desesperes
Me vino la iluminación de cuanto nos parecíamos mientras nos anoticiaban por la tele que al parecer pasamos de fase, avanzamos en la desescalada en Málaga, se viene la fase tres, permitirán la movilidad interprovincial, no sé si eso significa que voy a poder llegar a Madrid trotando, quizá en monopatín, a caballo, finalmente, para poder decir que ahora estoy varada en Madrid, creo que ahí siguen todavía en fase dos, sino uno. Los restaurantes habilitarán sus mesitas afuera, ahora que me acostumbré a estar adentro como una ostra, a (no) escribir en la mesa de porquería del cuarto que me alquilaron de lástima, ahora se va a poder salir y sentarse a (no) escribir tomando sol y una caña. También habrá bodas y velatorios. Lo interesante es que el coronavirus afecta el arte pero no en el sentido económico, no, o sí, porque no pueden abrir los cines o los teatro, pero también lo afecta en el sentido artístico en sí mismo, afecta la cabeza, claramente. Estoy hace semanas ya algo más equilibrada de ánimos sin embargo no puedo escribir una letra, ni una. Leo lo anterior, releo lo anterior, muero de risa leyendo lo anterior, siento que la inspiración me vuelve pero cuando me siento frente al aparato… Se va. Entonces no insisto, me pongo a “trabajar desde casa”. Antes no hacía eso, no abandonaba, no me resignaba, no tiraba la toalla pero ahora.... Dejo y me pongo a trabajar desde casa.

Pa comprar papel higiénico...
En un intento de no ahogarme en el mismo compro desde lejos lo que vendía en mi vieja y porteña vida y las entregas las hace mi amiga milagrosa que se quedó sin trabajo apenas comenzó la pandemia. Trabajaba en producción de cine y publicidades, valga la redundancia. Le pedí un permiso de circulación y por la actividad que hago se lo dieron. De paso me ayuda con la Vieja que sigue chiflada como de costumbre, me atemoriza cada día contándome las catástrofes, que se levantó por la noche, se mareó y se cayó, que peleó con sus compañeras de mesa y se la tuvieron que llevar de la misma. Que no sabía porqué estaba la policía en la puerta del hogar. Un día de estos te echan, mamá, y no sé qué hacemos entonces. Entonces se ríe, o me tacha de exagerada, o se victimiza con que no me puede contar nada que yo ya hago el escándalo, cualquier similitud con Rocío (no) es mera coincidencia. Así que mi amiga milagrosa se va a Capital desde la casa en tren y luego bicicletea que da calambre, busca las recetas en la clínica, compra los remedios para la Vieja, los lleva al Hogar, saca el dinero del banco y paga, hace las entregas en las veterinarias, de paso le hace favores pagos a otra gente que no tiene el permiso ni el coraje de salir sin él, y así se gana unos mangos. Se llevó a mi gato y a mi perro a su casa Hurlinghense, mi gato no murió de un infarto de milagro, ella tiene tres perros más, incluida a la madre del mío, Cristina, que lo corre como si no fuera su primogénito, dios mío. Y acabo de romper la maldición del virus, después de más de dos meses de catatonia de pluma, puedo decir que he vencido a la covid-19, a la puta catatonia que trajo con ella, si alguien me pide que me haga creyente en este momento lo hago, se lo juro por dios, que no existe. (Sigue)

Continuará...