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¡Cálmate, Fíloc!, suplicó Murillo al aparato. Sí, si, se cortó, quiero decir, corté, corté sin querer, no sé qué hice que se me cort-- ¡Cálmate!, volvió a suplicar mi amiga, intentaba tranquilizarme, cosa que no se puede, no se puede calmar a alguien en circunstancias semejantes, como no se puede calmar a alguien más en circunstancias tales como la de perder a un ser querido, por ejemplo, o la de ser dejado por el ser amado, no se puede. Incluso no se puede calmar a alguien que ha dejado al ser amado por error, sí, por error, porque no siempre que se ama se sabe que se ama, a veces se cree que se odia y se deja en consecuencia. Y después se sufre, claro, se sufre mucho porque o nos damos cuenta tarde de que en realidad ese al que dejamos era el ser amado y no el odiado o porque no nos damos cuenta nunca del error y vivimos con el amor apelotonado en la garganta. Y cada vez peor. Hasta que estalla y nos morimos de pena, aunque insistan con poner que nos morimos todos de covid ahora.
Yo aún no sé si fue Rocío la que me dejó a mi o fue al revés pero todavía siento apelotonada la garganta cuando me acuerdo de ella. La última conversación como la gente que tuvimos (por whatsapp), ella en aquél pueblo del sur de la provincia de Buenos Aires al que se le ocurrió mudarse de pronto cuando tuvo que cerrar el negocio ese de estética que había montado en Belgrano, también de pronto, ella allá en el sur y yo en mi hogar dulce hogar de Saavedra, esa última conversación comenzó con un problema. Ya no hablábamos salvo cuando ella ponía alguna excusa/problema por lo cual debía forzosamente contactarme, entonces me dejaba mensaje de voz, siempre de más de un minuto y medio.
El problema esta vez fue la chalina que había quedado en mi casa, que era de su madre y se la había dado el día que cumplió los quince... Chalina que yo hube de enviar por correo a su nueva casa de campo en la que aún debe vivir porque no quería verla más ni en figurita, se lo había dejado más que claro, después del fin de semana fatal y la semana de la cirugía de la Vieja game over para mi, ya llegaremos a ello si no morimos de covid. La envié por correo quiere decir que me tomé el trabajo de empaquetar la mierda chalina, poner su dirección en ella, me llegué hasta el correo, hice la cola, pagué el puto envío, le avisé cuarenta veces que estaba en camino a lo que o ni respondía o respondía secamente que no tenía tiempo por el negocio o por la puta que me parió. Cuestión… la chalina durmió en el correo de Guernica hasta que volvió a Villa Martelli. Y ahora que no podía tenerla porque debía ir a retirarla YO Y SOLAMENTE YO CON MI DNI DENTRO DE LOS DIEZ DÍAS (si no la quemaban), ahora la quería con todo el corazón.
Sabes que esa chalina me la ha dado mi madre antes de fallecer mi padre y entonces no era una chalina corriente sino que tenía un gran valor emocional para ella, que había confesado con la hiel en los ojos odiar a la hija de puta de su madre y no una vez, muchas veces afirmó semejante sentimiento y hete acá otro vano intento de, no diremos calmar porque no cabe pero sí podríamos decir persuadir, nunca pude persuadirla de que ese odio la estaba carcomiendo por dentro, que no le era sano sentir eso porque posiblemente la amara a su madre aunque sintiera que la odiaba, en vano prediqué en tono calmo e indulgente que nuestros padres hacen lo menos peor que pueden con lo que han hecho los suyos de ellos lo menos peor que han podido… Se ponía colérica. Empezaba a acusarme de estar a favor de la hija de puta de su madre que a sabiendas de que su hermano abusaba de ella (de Rocío) hacía la vista gorda y ahí yo enmudecía. ¿Cómo hacer entender a alguien que pasó por esa traumática experiencia que su madre aún así hizo lo menos peor que pudo? ¿Cómo hacerle entender que para una madre debe ser casi imposible aceptar que un hijo que ella crió abusa de una hija que ella crió? No podía imaginar ninguno de los dos dolores, ni el de Rocío ni el de su madre, entonces enmudecí. ¡Fíloc! ¿Estás todavía allí? ¿FILOC? (Sigue)
Continuará...
Un día quise dar con este periodista, empecé a buscarlo, la búsqueda se puso interesante, me senté a escribirla, en el capítulo 5 conseguí su teléfono, en el 14 me animé a llamarlo, en el 30 saqué pasaje (tenía que hacer avanzar la historia), en el 45 le llegó a Campanella justo cuando tenía que viajar, terminé trabajando con él. En el 76 arribé a Sevilla, en el 83 lo puse contra las cuerdas y la aventura continúa... (Vivir para escribirlo luego porque la realidad supera la ficción).
sábado, 1 de agosto de 2020
Capítulo 532 "Chalina corriente"
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