domingo, 16 de septiembre de 2018

Capítulo 367 "Sin resistencia"

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Me agarró de la mano sin decir nada. Primero estiró el dedito, el índice, para que nos diéramos los dedos, supongo, nunca nos habíamos dado la mano, ni los dedos, nada, ni solas ni acompañadas, por lo de la vergüenza, así que al principio no entendía yo qué catzo... Entonces me agarró con toda la mano, detuvo el movimiento de la mía que se dejó agarrar sin resistencia, que entendió en un segundo todo lo que significaba ese gesto Gitano, gesto que se convirtió en apretón, en emoción, en a dónde estuviste todo este tiempo, amor de mi vida, que no te podía encontrar, en ese momento tenerla de la mano así de fuerte… ya lo dije, fue un sello de amor eterno, éramos la una para la otra, era capaz de hacer lo que fuera por Ella, lo que fuera, porque me estaba pidiendo disculpas, intentaba explicarme, como le salía, porqué había reaccionado de esa manera en la reunión, frente a todas las mujeres, que la entendiera me pedía, que le tuviera paciencia, que ya lo íbamos a enfrentar juntas de a poco lo de mostrarnos adelante de todo el mundo sin vergüenza, que lo importante era que nos teníamos, que nos amábamos, que nos habíamos encontrado y todo lo que nos pasaba, eso no se encuentra a la vuelta de la esquina, no, hay que recorrer muchísimo, ir atento, aguantarse y aguantarse hasta que de pronto… sucede.

Y no es solamente esperar a que suceda, después hay que tener agallas para no salir corriendo, para aguantarse maula los remolinos como estos, los dimes y diretes, los tejes y manejes… los mensajes de texto enviados por error, los casi tríos inconclusos, los deslices con ex marido y con Morocha Inexorable, por eso creí que nos amábamos, por todo lo que habíamos superado juntas, tal cosa se logra cuando la gente se ama, ¿o no? ¿O no? Lo único que quedaba en el tintero era Ubrique, eso no sé si Ella lo podría tolerar… que lo remil parió al puto amor. Cuando llegamos a la casa Bello Niño se había quedado dormidito en el sillón, patas para arriba, jugando con la notebook de Ella, que lo llevó a upa hasta la cama, y a mi que me enloquece esa maternidad que porta, esa ternura instintiva que le queda tan guapísima, hicimos el amor, como dios manda, nos reconciliamos, a más no poder, porque el mundo era nuestro. Cenamos como a las cuatro de la mañana. (Sigue)

Continuará...

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