miércoles, 8 de junio de 2016

Capítulo 93 "Enclosed on the hill"

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¡¡ENCERRADA EN LA COLINA!!! Y mi madre me lo advirtió, mi santa mare puso el grito en el cielo pero usted con sus ansias de aventura me obligó a desoírla (la culpa siempre es del otro, recuerde): Marina, me dijo al borde del brote cianotico, vas a terminar mal, peor que las pequeñas empresas con las nuevas medidas de Macri e incluso peor que Luis Pineda y sus limpias manos. ¡¡¡A esa chica NO LE DEBE ESTAR GUSTANDO NADA TU PRESENCIA Y PRETENSIONES PARA CON SU NOVIO EL SEÑOR QUINTEROS!!! (Mucha gente se confunde y agrega la “ese” al final, esa que no dicen los futbolistas). Y más saben las madres por viejas que por madres, dijo el refrán porque ahora ¿quién podrá ayudarme? Prip, suena mi teléfono, me avisa que llegó un mail, enganchó wifi de afuera otra vez, en el momento crucial, vio como es esto de novelarse la vida...

Camino a tientas pero ahora no me llevo nada por delante, trato en la vida de no volver a tropezar con la misma mesa, eso que no aprenderá nunca la historia humana. Estoy entre mirar el mail, pegar un alarido o tirar la puerta abajo. Agarro el teléfono (siempre comienzo por lo  nimio, claro), espío el correo: un cliente desde Buenos Aires me pregunta el precio de pipetas para pulgas, si supiera… ¡Veo la hora! ¡LAS CUATRO DE LA MADRUGADA! (Esto es el acabose) Por suerte el alcohol va abandonando este cuerpo gentil, la cabeza ya no me da vueltas de carnero, al menos ya no tantas. ¿Me habrán emborrachado adrede para practicar juntos el Ananga Ranga? ¿Y si es así, a dónde se fueron todos?

Vuelvo a la puerta cual bailarina en la oscuridad, arremeto nuevamente a lo Houdini con la puta perilla. ¿Es que estos dos enloquecieron? ¿Me dejaron encerrada acá hasta que vuelvan? ¡Cinco días! ¡Yo voy a elevar una queja! ¡El relato es mío! ¡Mío, Jesús, mío! Esto está siendo tergiversado por los personajes que son personas ya lo sé, y también sé que yo venía en busca de sorpresas, serendipias y la mar en Hummer pero esto ya pasó de castaño oscuro. ¡Se supone que acá la loca soy yo! ¡¡La fanática esquizoide sin fronteras es Marina, la cuerda que busca al loco de la colina!


Click… la perilla afloja, la puerta se abre y acá siento eso de lo que hablan tanto los libros de autoayuda: miedo a la libertad. (Sigue en el 78, pique acá si se le da la gana)

Continuará...



2 comentarios:

  1. Imagino que en YouTube no habrá ni la quinta parte de todas las reflexiones de Jesús Quintero después de más de 30 años dando entrevistas.

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  2. Así es, hay solo retazos de este gran hombre.

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