jueves, 14 de abril de 2016

Capítulo 89 "Salud y metas"

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Dale al hombre salud y metas que alcanzar y no se detendrá a pensar en si es feliz. Y acá estoy, emborrachándome con mi meta andaluza y su chica en la colina. O con la Gitana guapa y su hombre, como prefiera usted. ¿Y por qué uno se emperra con algo? ¿Por qué me aferré yo a este señor como a una tablita en medio del mar y no lo suelto? ¿A cuántos náufragos habrá rescatado el loco de la colina? Rescatar para no asistir al propio entierro, como la madre Teresa a sus leprosos, que daban sentido a su vida; como el Nazareno a sus fieles… Como el loco a sus oyentes... Y por un lado siento que no está bien aferrarse a alguien o a algo como si fuera esto la salvación. La seguridad uno debería encontrarla en uno mismo, no en los demás, pero--

¿Quiere otra cerveza? La miro, en lugar de rajarme a patadas me ofrece otra cerveza. Acepto segunda vuelta. Y es cierto, en este momento no me estoy preguntando si soy o no feliz pero sí me pregunto cómo le estará cayendo a ella todo esto, si la estará pasando mal, si debería irme ya. Que yo no esperaba encontrarme a un Loco con mujer cuando me tomé el avión. Siento que es crucial no dejarla fuera de la conversación a ver si todavía piensa que quiero birlarle el novio. ¿Qué dice usted? ¡Lo que menos quiero yo es quitarle el novio! ¿No ve que es la mar de amable la Gitana? Mientras pienso en cómo irme retirando elegantemente saco tema de muchachos, el loco nos escucha atento. Le pregunto a ella si puede un hombre ser guapo si no es interesante. ¡Claro! Responde sin dudarlo, acto seguido da varios ejemplos para confirmar lo dicho y a mi me está cayendo requetebien esta chica.

Todavía intacta...
La cabeza me da vueltas, lo que queda de la pizza agoniza ya sobre la mesa y otra cerveza para mí que ya no respondo de mí (y menos pregunto). De pronto un pensamiento nefasto me invade, recuerdo que la carpeta con el blog (este mismo) quedó arriba en la oficina y habla entre otras cosas del enamoramiento que me agarré con el loco y si lo lee ella-- Nunca entendería que es como un amor platónico, se va a creer que--

Súbitamente siento que debo desaparecer, quitarme de en medio ya mismo. Esto debe terminar acá, ya estuvo bien. Logré con creces lo que vine a hacer: darle mi obra de teatro, el blog, charlar con él un rato, seguir escribiendo… ¿El baño? Pregunto. Ella me conduce gentilmente hasta él. Cierro la puerta. Respiro hondo. Sola conmigo y con el mingitorio, lugar perfecto para reflexionar y poner los premios a la trayectoria. ¿Cuántas ideas se le habrán ocurrido al chiflado en este espacio? Pienso en el ofrecimiento de Jesús de alojarme acá. Pienso en ella. ¿Me quedo, no me quedo? La de acción y relato que acopiaría si me quedo. Pero... ¿y ella? Pienso en lo absurdo de hacer planes a futuro, en dos días me estaba yendo para Málaga a por Antonio Gala, tengo el pasaje, el alojamiento reservado en Apartamentos Sardina... La vida es una caja de bombones... Tomo la decisión mientras tiro la cadena del loco inodoro, carpe diem, me digo, la suerte ya está echada. (Pica acá y sigue la cosa)

Continuara...


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