martes, 12 de diciembre de 2017

Capítulo 168 "Ojo grise"

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A mi me gustan la muhere de ojo grise, me revela él mientras ella sigue parada con cara de espanto al lado de la cama revuelta, su asistente impoluta está de regreso y la bella desfachatada se escondió de nuevo en sus entrañas, allá donde nadie la pueda ver… Camina por la habitación con su pie rengo, con el acolchado de tapado y sus pelos castaños enredados. Trato de verle los ojos. El acolchado se le cae mientras intenta encontrar su ropa, calzarse unas sandalias y encontrar algo entre tanta cosa desparramada. Se queda en tanga de nuevo, cuasi en pelotas. Él y yo la miramos instintivamente porque es muy linda aunque él lo hace con cierta indiferencia, quizá por eso de que la tiene todos los días.

A vece llamaba a una amiga, continúa él como si nada, ella tenía uno ojo guapísimo, venía al plató y yo me sentaba a mirala... Y de ahí derecho a faena. ¿Faena?, repito sin perder de vista a su señora mujer. Trabajo, niña, trabajo... Me mira otra vez las piernas, luego a los ojos. ¿Le miraba un rato los ojos y así salía inspirado a hacer su programa de entrevistas? Ella lo mira mirándome con una intensidad que no puedo describir, creo que sufre. ¿Por amor o por ego? Encuentra su jean ajustado y se lo pone, apurada. Yo permanezco inmóvil. Quiero ponerme los míos, quiero devolverle a ella su remera de Ecosia, que las persianas corrijan la aurora, quiero ir al baño, quiero llamar a mi mare porque hoy es sábado y la mujer que la cuida no llega hasta las dos, quiero que desayunemos los tres con mate y riamos y que todo esto sea como algo cotidiano; pero no es posible. ¿O sí?


Se hace un silencio largo, él vuelve a la tele que alarma con que la tormenta todavía tiene para unos días y la temperatura bajará al menos 10 grados. Nunca te lo he contado, le dice él pero ella salió de la habitación un momento, vuelve a entrar. Se puso una camisa de bambula blanca y un echarpe rojo y mostaza. Desde que se incorporó de la cama no volvió a dirigirme la mirada, como si yo no existiera. ¿Zaído la colonia de gato?, le pregunta él a ella que lo mira seria. ¿Puede vení un momento?, ella lo intima a espabilar y sale de nuevo. Sí. Creo que él me hablaba de inspiración, se inspiraba mirando ojos grises. Se incorpora de la cama, me entrega el mando de la tele y me mira de coté: ella no e fácil pa conviví, vuelve a decirme mientras va saliendo. (Sigue)

Continuará...

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