Y yo presentía lo que se venía. Cuando la inocencia se pierde Uno intuye que todo terminará mal, le escuché una vez a Dolina, y Discépolo dice lo que dice en el tango porque sabe que no se puede, no se pueden recuperar ciertas ingenuidades una vez que se han perdido… A mis cuarenta y algo ya no puedo querer sin presentir, mal que me pese. Caminé por la autovía sin mirar atrás, uno elige por quien dejarse romper el corazón. Atrás quedaba la tropa borracha de celebrities, atrás quedaban ella, la Hummer, la pasión descontrolada, el control de alcoholemia y los de la Guardia Civil que ya eran unos cuantos, atravesaban la barrera de modistos que intentaba sin éxito distraerlos con chistes estúpidos.
Ella había acercado su cara a la mía para olerme el alcohol y ahí se quedó, con su pollerita corta y su bombín azul, no se movía de mi lado, me había ignorado durante toda la noche, un momento atrás estaba como si nada, como si nada le pasara conmigo y ahora... ¿Ha bebido o no?, volvió a preguntarme al oído, respirándome el cuello y a mi se me encendía todo. No la pude mirar más. Love you badly me había dicho mi novio americano cuando ya no quise volverlo a ver... y yo acá estaba aprendiendo lo que significaba, el sentido trágico, el dolor que pueden cargar tres putas palabras. En un segundo entendí lo que es amar a alguien malamente...
Continuará...
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