Y ya que hablamos de finales, qué le vamos a hacer, así es la vida... el que la sigue la consigue y el que no la sigue siguiendo. Bueno, y el que la consigue también sigue porque no queda otra. ¡No hay alternativa! ¡HAY QUE SEGUIR! ¿O usted piensa que se suicida cualquiera? No, viejita, y menos mal que la tengo a usted, ignorante mía, si no quién me daría los pies para explayar mis explayamientos al ñudo ahora que estoy sola como una ostra en El Rompido con el corazón rompido. Para suicidarse hay que estar demasiado cuerdo, tener agallas (en ese orden), aunque a mi soberbio entender la vida está sobrevaluada. Y acá usted aún no se escandaliza porque no cacha a donde voy con todo esto y tampoco lo hará pero yo sigo porque no quiero pensar en Ella porque me hace mal: nos aferramos a la vida como si la pálida que nos espera fuera o fuese algo peor y eso, que yo sepa, lo sabe nadie.
Periodistas de Joda |
El asunto es ese, no pensar en por qué agarra lo que agarra. Por qué. Por qué. Por qué. ¿Por qué hasta hace poco el plato de merluza fresca de pincho que tengo adelante no tenía el color que toma su piel cuando hacemos cosas bajo las sábanas? Porque ella es de tez blanca pero en ciertos momentos se sonroja y entonces sus ojos se ponen preciosos. ¿Y por qué hasta ayer las ruedas del carro de la vendedora de coca no me recordaba a la tarde que me rescató en su carro de mi angustiada huida findeañera tras el control de alcoholemia? Me encontró en el chiringuito de la playa San Miguel a donde me había refugiado tras caminar tres horas al sol, dejó de llover en cuanto a mi se me ocurrió ponerme a andar, despechada, sin plata, sin teléfono, con morral y una tristeza espantosa. Ya no podía. No pude elegir nada, a pesar de la huida, estaba metida hasta el caracú y encima el chiringuito estaba cerrado. Nunca le pregunté cómo supo a dónde buscar. Y tampoco le pregunté por qué me rescató si no le importo. Y menos le pregunté por qué está con él si la deja tanto tiempo sola y a veces la hacer rabiar… Me subí a su Citroën Saxo sin preguntar nada. Muerta de sueño. (Sigue)
Continuará...
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