Y ahí le sonó el móvil. En medio de lo que parecía ser el idilio de Sigfrido, en medio de lo que era EL AMOR apersonado y materializado porque Ella me miraba y yo sentía como una angustia dulce en la garganta, un sufrimiento erótico en el cuerpo que me llegaba hasta la punta de los dedos de las manos, ¿me comprende? Realmente creí en ese momento que había vivido equivocada pensando que eso, el amor, no existía y era una pelotudez que, como tantas otras, nos inventamos los miserables humanos para no morir en el intento, de la esperanza le hablo, señora, de la paz, de dios, de la libertad, de la seguridad y de la ilusión... De verdad sentía que me había fundido con Ella, no sé si es la palabra, pero sentía al mirarla que éramos una sola, que pasara lo que pasara nosotras nos íbamos a entender siempre. Y con una sola persona que te entiendas ya se sobrevive diferente.
Le sonó el móvil y absolutamente todo se esfumó, en un segundo, como pasa cuando una tiene una obra maravillosa y a uno de los actores se le chifla el moño y se va. Eso tan frágil, eso que tanto trabajo costó construir, eso que se da pocas veces en la vida se desmorona como un castillo de naipes. Ya no la tenía a Amelie de melodía en su teléfono, ahora sonaba, para colmo de bienes, The fool on the hill. ¿Tanto puede ser que lo idealice a este Fulano? ¡Si es obvio que repite palabras de otro! ¡¡¡Si cae de maduro que le han guionado el personaje!!! (No haga del todo acaso a lo que digo en ese momento, estaba muy muy enojada). Él vive como por arriba del resto de la hente, ¿te ha dao cuenta tú?, me dijo el otro día embelesada, y claro que me doy cuenta, por eso se pierde los detalles más interesantes, por volar tan alto ¡Por eso no se da cuenta de la preciosa mujer que tiene a su lado y anda pelotudenado con otras!
Musa talentosa y bella, y Él no lo ve!!! |
Continuará...
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