miércoles, 21 de marzo de 2018

Capítulo 241 "Delay"

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¿Y la Gitana? Yo estaba en el baño grande, espatarrada en la bañadera que es casi más grande que el baño, muy tranquila tomando mi baño de inmersión en la colina porque hasta ahí la chica quie cuidaba a mi mare no había vuelto a aparecer, al parecer mi mare se adaptaba bien al nuevo hogar, estaba teniendo algún que otro paciente de Shiatsu por acá así que mi economía iba resucitando y encima a mi amiga milagrosa se le ocurrió alquilar la casa de mi mare y con esa plata pagar el geriátrico y a la vez me daba ideas para que yo no tenga que volverme, no todavía, no sin el final… Y yo le dije que ya tenía el plan, que cuando quisiera que mi blog fuera leído iba a suicidarme y ése será el final, ella se ríe porque no sabe que lo digo en serio, que ya lo estuvimos charlando esto con El Poeta, gran enemigo íntimo del Loco, y casi tan loco como Él.

Yo estaba desnuda, embriagada de vapor, con mi mascarilla facial porque el loco tiene cremas de todos los colores, el otro día estuvimos en un lugar en donde se va a hacer los tratamientos porque mañana tiene la presentación del libro y para las presentaciones parece que se da esos toques que lo rejuvenecen, aún más. Yo estaba y Ella entró, como una tromba, se sonó la nariz en un estruendo, tiró la cadena, bajó la tapa y se sentó sollozante sobre el inodoro. Sentí cómo me volvía la adrenalina al cuerpo, la dopamina, la oxitocina, me dieron ganas de desnudarla y arrastrarla conmigo a la bañadera porque cuando llora por el mar de amores se pone preciosa... Volvimos juntas de Jeré después de todo aquél despelote con la borrasca, con el ex de Ella, con Bello niño... Rocío ya no estaba y Él andaba por Moguer así que estuvimos solas en la colina como tres días enteros. Habíamos quedado saturadas la una de la otra por la convivencia en Guadalcacín y yo tenía mil millones de cosas acumuladas para bajar acá pero nada de ganas, me sentía vacía por completo, la cosa había entrado en cierta meseta abúlica sin emociones, hasta que pasó de nuevo: Él se interpuso entre las dos. El despelote, sus llantos desaforados sobre el loco inodoro eran porque había visto en el twitter la foto de Él con una negra divina, alguna amiga le avisó y Ella la vio y se puso como loca. Y yo traté de consolarla pero la embarré peor, me preguntó que si ahora lo defendía y qué tenía que andarlo defendiendo al tío, joder… No dije más nada pero me erotizó una eternidad verla sufriente por el Otro, llorando por Él y no por mi, eso significaba que no era del todo mía, todavía. Ya sentía la angustia dulce, el despecho desenfrenado, la bronca inspiradora, me puse la toalla alrededor del cuerpo y salí… Ávida de ponerme a escribir de nuevo:

¿Qué hace tú ahí, niña?, vente paquí, repitió él desde el balconcito. Por la insolación se ve que las palabras me llegaban en delay y hasta el delay me hacía acordar a Ella. Yo no quería estar ahí, yo quería a mi Gitana pero la mala se había ido sin avisarme. A lo lejos sonaba ya algún que otro petardo, el año nuevo nos pisaba los talones. La sensual de Ibiza, que hasta hace un rato me comía con lo ojo y me invitó muy entusiasmada a la partuza, ahora me evitaba la mirada porque compartir al loco en la cama está muy bien pero yo acababa de interrumpirle La Entrevista que le estaba haciendo Jesús Quintero y eso, señora, eso sí que no se comparte. Coge la boteia, niña, venga... que la quiere toda pa tí… Se rió. Retrocedí sobre mis pasos, agarré el whisky y salí al balcón. No sabía a dónde ponerme, me apoyé contra la baranda. Él me miraba a mi, ella lo miraba a Él. Yo sentía escalofríos, me temblaban las piernas, me sentía como el culo. Y de pronto el cielo estalló, en mil colores. (Sigue)

Continuará...

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