miércoles, 11 de abril de 2018

Capítulo 254 "Blow up"

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Andamos con líos...
La llamó por su nombre a la Gitana, me corrió la tanga al carajo, no dejaba de acariciarme acertadamente y me miraba, expectante, con sus ojos negros, deliriosos, miraba a ver qué hacía yo, a ver si lograba hacerme estallar, cosa que me vendría bien de una vez por todas, blow up. Afuera seguía sonando Paco, entre dos aguas. Los pasos por el pasillo se dejaron de oír, o dejé de escucharlos porque esta chica era tremenda, ¡tremenda! El cuerpo se me movía a mi pesar y a ella le encantaba, le encantaba sacarme de quicio, no paraba, seguía sentada arriba mío con sus piernas abiertas de par en par, movía sus caderas, echaba la cabeza hacia atrás, el pelo le tapaba la cara, se le pegaba en la frente, en los labios. De la boca le manaba olor a habano, ¡fumaba habanos! Me acariciaba frenética y me preguntaba si la Gitana me hacía así, volvió a llamarla por su nombre, me lo preguntó varias veces, ¡una loca!, y yo estaba abajo, no podía salirme, no podía huir. Y no quería.

La Gitana me pidió que me vaya.
Desde la ventana entraba el viento fresco de la playa, podía sentir el olor a quemado de las fogatas. Se escuchaban gritos, risas, el periodismo de España había resucitado de la muerte, del silencio del postre. Él seguía ahí parado con su camisa blanca desabrochada, los pantalones negros que le arrastraban por el piso, nadie le había hecho el dobladillo. No se inmutó por lo de la Gitana, con tanto kilómetro recorrido a ver si se iba a mosquear por eso, no movió un solo músculo de la cara o quizá sí, media ceja, porque no se lo esperaba de mi, tan tímida y retraída que parezco. Nos miraba serio, no sabía cómo meterse. La morocha no le daba bola, estaba entusiasmada conmigo y con ella, lo miraba cada tanto pero sin verlo, como si estuviera en trance. Yo lo vi un segundo y se me aflojaron de nuevo las bragas rojas que todavía llevaba puestas, me seguía gustando, como el primer día, como dos años atrás. Me di cuenta de que se veía realmente mal. Este tipo no va a poder con las dos, pensé, Él se cree que sí pero no... No sabía si iba a poder siquiera con Él, por el aspecto que tenía. Quizá se manda por orgullo o porque piensa que voy a escribirlo pero--


Sin dejar de mirar al loco empecé a bajar con mi mano por la espalda de ella y ya sé que me estoy empezando a enviciar, que esto ya es peor que las cincuenta sombras de grey pero hacia allí me han llevado estos libertinos persona/jes… Él no se veía nada bien y yo, irreconocible, bajé igual por su espalda de geisha, a riesgo de que se nos muriera de un infarto el protagonista, sentí como tembló toda la Sensual de Ibiza, era hermosa, las mujeres son hermosas, ¿cómo no me había dado cuenta antes? Pasé despacio por sus caderas morenas y llegué hasta el jardín florido, entré por la puerta de atrás, crucé la línea inenarrable, sí, y a ella le encantó, le encantó demasiado, Osada de Ibiza. Me clavó lo ojo, casi yéndose. ¿Por qué te ha tardao tanto?, pudo decir en un susurro, huapa… Que ere mu huapa... Entonces le extendió la mano a Él, invitándolo a la fiesta. (Sigue)

Continuará...

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