Begoña casa |
Sigo mirando el techo, blanco blanco, el estómago se aquietó, y por suerte ese Risita también. Se quedó planchado en un santiamén, con la cabeza sobre mis piernas, su cabeza pesa cientos de kilos, cientos. El Otro sigue fumando, mira la nada y fuma, como si tuviera quince. ¿Qué es lo que toma esta gente que no se muere nunca? Y de pronto tocaron el timbre, pegamos un salto, quién carajo podía ser a las siete de la mañana. Begoña no le dio pelota pero insistieron e insistieron… La pelu es a la vuelta, también es chiquita, una cagada con espejo grande, pero nos las arreglamos para que yo pueda dar mis masajes, lo hago a la hora de la siesta, casi ya junté para cambiar mi pasaje de vuelta, casi, doy Shiatsu cuando Bego no trabaja. Bego hermosa, buena gente, está realmente chiflada, no como nosotros, ella estuvo internada en una clínica psiquiátrica, señores, ella se ha doctorado en chifladura, por eso hago caso a sus consejos, los consejos de los locos denserio no tienen segundas intenciones. (Sigue)
Continuará...
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