martes, 26 de junio de 2018

Capítulo 307 "Que el fin del mundo nos pille"

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Hay que danzar, danzar como Shiva, en el filo de la navaja que separa la vida de la muerte, siempre que corres peligro aprendes algo y es un chute de energía formidable, insiste Dragún, que escuchó lo que le estaba diciendo al Loco. Dragún no para de dar consejos como excusa para contar sus anécdotas de vida que sí, son muy interesantes, pero sería necesario que haga una pausa de vez en cuando, si total ya sabe que todos lo admiramos. Acaba de sacar cagando a alguien que le pidió hacerse una selfie, no lleva muy bien lo de la fama el muchacho este. Todos comen salvo yo que estoy atragantada por lo del beso imprevisto; y porque Él me mira y me parece que me encanta y es el señor marido de Ella, que estoy segura de que me encanta; atragantada porque mañana jugamos contra Nigeria; porque otra vez estoy atrapada en la maraña. Y por los tres goles de Croacia, claro.

Tomamos nuestra cerveza, las dos en silencio. La gente empezó a irse del bar. Eran las diez de la noche pasadas. Me miraba, cada tanto, yo con la vista fija en el televisor, ninguna decía nada. No quería mirarla porque ya estaba decidido, era un giro de lo más impertinente el que nos acababa de pasar, no podía pasar. Pero había pasado y acá, como en la vida, no hay vuelta atrás. ¿Vamos?, le dije, contrariada, y agarré mi mochilita negra. Ahí tenía el pasaje viejo y la plata para hacer el cambio, me iba, al día siguiente, me iba. ME IBA. ¿ESTÁ CLARO? Pagó ella y levantamos campamento. Algún argentino la piropeó al salir porque ella es de esas minas que pasan y los tipos se dan vuelta como musho musho. Se vista como se vista, se peine o se despeine, la Osada de Ibiza llama la atención. (Sigue)

Continuará...


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