domingo, 24 de junio de 2018

Capítulo 306 "Sin anestesia"

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Al fin va a cambiar el tono, había pensado. Al fin el relato va a tener algo de continuidad, estará bajo mi control, no habrá catástrofes ni imprevistos, que ya tanto no se lo creen ni las viejas más mira-sálvame del mundo. Me estaba yendo, era la despedida, había logrado desapegarme sin anestesia de todos y todas, había logrado cierta paz, cierto equilibrio, un poco de calma chicha, qué bien se siente la calma chicha después de tantas tempestades. Y eso se logra cuando a tu lado tenes a nadie o a alguien que te respeta y quiere lo bueno para vos. Lo que pasa es que cuando alguien te respeta y te quiere bien te enamorás, profundamente. Habían quedado cabos sueltos, unos cuantos, sí, me importaba un carajo. Argentina me reclamaba a los gritos. Así que después de mucho mucho trabajo y respiraciones profundas pude apuntar la lancha hacia donde tenía que apuntarla. Pude convencerme de que la decisión era la mejor, que si no tenía el final de todo esto en Octubre volvía a por él, y otras pelotudeces más que me dije y me convencieron. Pero el orden me duró poco. Poquísimo:

No reaccioné en todo lo que quedó del partido, ni siquiera a los goles de Croacia, la reputísima madre que los remil parió. Esto no estaba en los planes de nadie. Ni esto ni lo que pasó ayer, porque siempre pasa algo acá, ¿me entendés? ¿Cómo puede ser? Tanta cosa toda junta y sin parar. Hace meses que no paro. Si en Buenos Aires nunca me pasa nada. NUNCA. NADA EMOCIONANTE. ¿Por qué acá sí? ¡Allá mis celibatos son seculares! ¡Siglos duran! No me miran ni las cerraduras de las puertas, pero acá… ¿Qué es lo que le pasa a la península conmigo? ¿Qué es lo que me pasa a mí con la península? ¿Qué hago bien acá que allá no? ¿Es que me pongo diferente? ¿Será que lejos de casa me animo a abrirme al mundo? Y en ese caso ¿por qué? ¿Por qué no me abro en casa? ¿Por qué allá no me dejo fluir? Es el agua congelada, el escalofrío que me dio recién, debo tener más de cuarenta de temperatura porque me pasé de sol y tomar así de golpe un vaso enorme y lleno... Mirá las ampollas que se me están haciendo en los hombros, se me subió el frío a todas partes, estoy tiritando, dame la mano, mirá, tu mano dame, y decime si tengo fiebre. ¿Tengo? ¿Tengo o no? ¿Tenés muy mojado el pantalón? Perdoname, no fue mi intención.


¿Pero quién? ¿Quién se hubiera imaginado que nos íbamos a dar un beso? ¿Que me iba a hacer eso y yo iba a reaccionar así? ¡NADIE! Terminaba el partido, ya estaba decidido, y de ahí nos íbamos a Barajas así yo tramitaba mi cambio de pasaje y si te he visto no me acuerdo a todo el puto mundo. necesito vida normal. NORMAL. Hacían treinta y cinco grados afuera. Adentro nadie se movía del asiento. Nadie decía de irnos. Ni ella ni yo. Pidió otra cerveza y me pidió una a mi. (Sigue)

Continuará...



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