CAPITULO ANTerioR
Así que en lugar de mandarlo a la mierda hizo como aconsejaba Girard, le puso la otra mejilla, literariamente, se le plantó, estoica, pero no lo miraba a los ojos, eso podía ser interpretado como desafío por un semental como él, y se ve que a él le hervía la sangre porque la Gitana estaba conmigo, el ego hecho bolsa, así que mientras la forreaba con elegancia Ella miraba el cuadro y asentía. Se quedó en el molde porque le estaba haciendo creer que él era el que controlaba la situación, para que se deje de joder, pero entendés que por esto llegué a pensar que estaba simulando en la pieza del nene, mientras la seguía escuchando gemir tras la puerta, el día que fui a pedirle perdón por el mensaje errado, gemía como una loca, y quizá sí era manipulación, a ver si así lograba que le pasara un peso, pero no me cerraba del todo esa hipótesis porque le pedía más, seguramente al oído, con esa boca que tiene, con ese perfume de mujer que le mana de todos los rincones, con el pelo rubio hecho una maraña hermosa, la voz agitada, sus manos pintoras recorriéndolo todo, el cuerpo atlético y tonificado y transpirado, él seguramente recostado boca arriba con la cabeza descansando sobre sus dos manos, observando a mi Belleza…
Y tiene razón el hijo de puta de Freud, yo no puedo hacerle sentir lo qué él le hacía sentir en ese momento, no voy a poder nunca porque esa sensación es inigualable, además no tengo los muslos que tiene él, la fuerza que debe tener, como un caballo, y no hay comparación, nada hay que pueda parecerse al momento en que él entra en su cuerpo, porque le da permiso, finalmente, después de tanto que se aguantaron, de tantos besos que se dieron, de tantas miradas de esas, después de todo el ritual, de tantas ganas acumuladas, nada puede parecerse a eso porque él está sintiendo igual que Ella en ese mismo momento, y eso es maravilloso, y yo no puedo, no puedo, no tengo con qué, con qué hacerle poner los ojitos de esa manera al tiempo que se me ponen a mi, la verdad de mi físico no me lo permite, así que no me jodan, la naturaleza es sabia, después que vengamos nosotros a bemolear con nuestras mogoliqueses… Ella no tiene la culpa, de la naturaleza te hablo, tarado, decime retrógrada si querés, a esta altura me importa un bledo, y quiero dormir un rato así que andate a tu pieza, ¿te aburriste de las celebrities? Cerrame bien la persiana ya que estás, dale. ¿Sabés que a veces me das pena, che? Tratando de hacer reir a la gente todo el tiempo, tanta necesidad de que te acepten, de que te quieran… Me hacés acordar a mi. ¿Fuiste hijo no buscado vos, Gordo? ¿O fuiste programado por la cigüeña, Risita? ¡No! ¡No vas a dormir vos acá! ¡NI EN PEDO! Me arde todo, la cabeza me da vueltas, yo me espatarro en la cama de punta a punta y vos roncás como una vaca de monte! ¡NO! ¿Qué es esa mierda? ¡Una flauta dulce?? (Sigue)
Continuará...
Un día quise dar con este periodista, empecé a buscarlo, la búsqueda se puso interesante, me senté a escribirla, en el capítulo 5 conseguí su teléfono, en el 14 me animé a llamarlo, en el 30 saqué pasaje (tenía que hacer avanzar la historia), en el 45 le llegó a Campanella justo cuando tenía que viajar, terminé trabajando con él. En el 76 arribé a Sevilla, en el 83 lo puse contra las cuerdas y la aventura continúa... (Vivir para escribirlo luego porque la realidad supera la ficción).
miércoles, 22 de agosto de 2018
Capítulo 350 "Mogoliqueses"
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