Y jamás pensé que un vecino en calzones podía llegar a ser querido por mí tanto como lo fue este. Creo que la felicidad igualó a aquél día, cuando terminamos trabajando con Jesús, caminando en silencio bajo la lluvia, compartiendo entrevistas, confesiones y tortitas en el bar de la calle Conteros. Lo extraño al Perro Andalú, casi pongo “mí Perro Andalú”, pero sé que no lo es, ni mío ni de nadie, lo extraño y también lo sigo detestando, un poco, un poco como demasiao, porque claramente es el dueño de Su Corazón Gitano. Me mandó hace pocos días la foto de Él en la fundación de Antonio, por eso sé que siguen juntos, Ella y Él, chocolate por la notica... No sé para qué, en lugar de preguntarme algo, de contarme sobre Ella me manda la foto del Otro, del Onubense Chiflado. Antonio fue el gran ausente, no quiso ni asomar la nariz a su propio homenaje, la semana de Antonio Gala, le pusieron al evento, por eso es el Muso de Brazatortas, por eso lo quiero tanto, váyanse con sus alabanzas a otra parte, y déjenme seguir con mi vida en paz. (Olé).
Muso de Brazatortas y alumno. |
Escuché el pestillo de la puerta y acto seguido la puerta abriéndose. Estaba en remera y calzones, el vecino, tenía el pelo despatarrado, panza incipiente, el sonido de la tele llegaba desde el interior del departamento, le había interrumpido una noche plácida de película. Marina y su película interrumpían la otra, la de Filmin. Corrí a él como si fuera mi ángel de la guarda, el libertador general San Martín, Ulises Butron y La Guardia del Fuego, con el alivio en el pecho galopante. Pasé directamente y le mostré mi teléfono, la foto de ella con el frasco gigante lleno de marijuana, los cigarritos armados a su lado, ella con uno en la mano, terminándolo artesanalmente, la Escohotadiana no se dio cuenta de que se la saqué, tanto amor que le ponía a la tarea del armado porril ni escuchó el sonido del teléfono cuando la retraté. Le mostré la foto al tipo y trataba de explicarle pero me trastabillaba, por lo nerviosa que estaba, no daba pie con pelota.
Él entrecerró la puerta y miró el teléfono con gesto grave, ¿quién es este tío?, preguntó, mientras trataba de calmarme, de entender qué carajo me pasaba, porque era cierto, ella en la foto parecía él, no me había dado cuenta hasta entonces. Sentí que me bajaba la presión, que se me ponía la cara fría y supongo que blanca también. Como pude le expliqué que la de la foto era ella y estaba en mi departamento, que había fumado mucho y se había puesto rara, como paranoica, y que no quería irse, que la conocía hacía nada, le confesé que la había conocido por internet, en un sitio de citas, no en la conferencia de Escohotado, tan asustada estaba que no me quedó otra, le dije la verdad, y que me echaran, que me echaran al carajo del departamento pero en ese momento no me salió otra cosa. (Sigue)
Continuará...
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