jueves, 26 de marzo de 2015

Capitulo 43 "Lo que no mata engorda"

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¡¡¡SUFRIRE!!! ¡PADÉCERE! ¡¡ME AFLIGÍRE!! ¡¡¡SÓPORTARE!!! (Los golpes y jamás me rendiré). Y ha visto que pongo los acentos donde se me da la gana PORQUE A PESAR DE QUE ME VA COMO EL CULO  MANTENGO LA REBELDÍA INTACTA (No me pregunte cómo porque me tiento y le vendo una receta falsa). ¿Y por qué como el culo? Pregunta usted que cuando escucha la palabra culo para la oreja, por si las moscas. Me va como el culo porque estrené mi obra de teatro el jueves pasado y además de que un actor se olvidó el texto de MEDIA OBRA tampoco fue la gente que esperábamos. ¡Y SÍ! ¡LO VENTILO A LOS CUATRO VIENTOS (de mi desgracia)! Compártoles a todos ustedes el fracaso porque es la única manera de pulir el miedo: FRACASAR ADREDE para dejar de fracasar de antemano por el miedo al fracaso venidero. ¿O por qué cree usted que desde mayo estoy tocando puertas que no se abrirán? ¿Acaso se piensa que busco al que no se quiere dejar encontrar porque soy estúpida? ¿SUPONE QUE QUIERO QUE ME QUIERA EL QUE NO ME QUIERE QUERER PORQUE SOY TARÚPIDA? ¿Imagina que pago mis impuestos a sabiendas de que me roban porque soy idiota? (Sí, y yo dejaría de buena gana que siga creyendo eso porque a los cortos de seso se les tiene piedad y se los retuitea, pero:) ¡No, se ño ra! ¡Sufro a propósito! ¡Toco puertas que no se han de abrir para hacerme fuerte! ¡Para adaptarme al imprevisto! ¡Al escollo! ¡A la magulladura!

¡Humíllome pidiendo de rodillas favores y más favores a gente a la que considero estúpida (y a la que no también) para que me ignore, sufrir y hacerme fuerte! ¿Comprende? (No; luego le pediré un favor enorme). Lo que no mata engorda, vieja, así que padecer nos hace más fuertes, más tolerantes y el que más tolera menos sufre... Entonces una sufre, se hace más fuerte y después sufre menos, y después menos, y menos... una especie de “El que ríe último ríe mejor” pero del sufrimiento.

Y ya que habamos de tolerancias ¡NI ME PREGUNTE POR QUINTERO! Que este hombre ya se convirtió en mi pesadilla, no me deja en paz. ¡Será que no tiene otra cosa que hacer más que molestarme! Lo llamaría para preguntarle eso. ¿Por qué no se mete en sus asuntos, señor Quintero, y deja de merodear en mi cabeza? ¡Por qué no la corta con sus monólogos de puta madre y se va a su casa a mirar al Betis! ¿Por qué no deja usted de inspirarme así volvemos todos a la cotidianidad insípida, a la monotonía de la vida sin sobresaltos y la mar en patata.

De hundirnos hasta el fondo hablamos así que viene a cuento agregar que tampoco respondió más el dueño/director de la radio argenta y qué manía estos señores, qué vicio tienen estos amigos de Jesús que invitan a la esperanza a tomarse un campari y después la dejan ahí, esperando, como a Penélope... Será nomás como decía Monicelli: la speranza e una trappola, viecca, así que me pa que siamo fuori... (Capítulo siguiente piche acá)

Continuará...


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