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Jota Jota Campanella |
LA CUESTIÓN es que al flamante Jota Jota se le dio por aparecer de manera contundente, como todos saben salvo el que no, recién ahora, en el epílogo de estos relatos así que estoy, vieja cachuda... Estoy que no me da el seso (¡como siempre!). OCURRE QUE ESTA SAGA SE COMPLICÖ EN SERIO Y DE BUENA GANA pues la multitud (mi tía Margarita) ya sabe que en el capítulo 30 saqué mi pasaje para el 2 de junio. ¡En busca de Jesús Quintero y de futuro incierto se iba esta porteña de cuerpito gentil para Sevilla! Ya preparando la valija estaba cuando al maestro se le da por ofrecerme LO QUE SIEMPRE QUISE: escribir con él. Y AHORA ESTOY QUE NO SÉ SI REIR O LLORAR porque todavía en espera estoy de saber si finalmente quedo o no en el equipo.

Además, entre nosotras ¡QUIÉN QUISIERA! ¡QUIÉN PUDIESE! ¡Quién hubiera o hubiese imaginado que este blog reality iba a ir incorporando persona/jes de semejante talla! ¡Cuantas cadenas de televisión habrán soñado con tener juntos al maestro Antonio Gala, al mayúsculo en negrita Juan José Campanella, al rebelde Coto Matamoros, al muso (responsable de todo este lío) loco Jesús Quintero, al prestigioso Rolando Hanglin, a la falsa novia de Sabina, al idealista mundialista Santiago Pont Lezica, al Primo Abruzo y claro está, a mí (en minúsculas porque juego con la falsa modestia).
Diga lo que diga, pase lo que pase, he logrado, vieja pantufletas, juntar a estos interesantes seres sin sponsor alguno, sin contrato rimbombante, sin representante mediante, y en un mismo relato: LA SAGA del milenio, las GENIAS CRÓNICAS QUINTERO, made in Saavedra, el barrio de Goyeneche. (Capítulo siguiente pinche acá)
Continuará...
A penas re puesto de mi convalecencia, mi niña, percatome que ha más de mayusculearme me mentó en su crónica... Junto a otros igñatos; aunque éste gallo rengo ya grandecito supo pisar chictuchic al son de un pinchadiscos apellidado Pont lezica... Mas preocúpame su flaqueza, mi niña, para con el espinel del dulce de campañola... Mis respetos.
ResponderBorrarNo iba a ser fácil la cosa, pero conociéndome no voy a dejar la torta sin su frutilla y menos que menos sin su Sevilla.
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