domingo, 1 de enero de 2017

Capítulo 101 "Santos planetas"

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Y le juro que me detendría a reflexionar si es el desatino del destino, la ley de atracción o Melchor en cuatrimotor lo que estaría conspirando para que este loco y yo nos volvamos a ver pero resulta que el ÚNICO tren a Posadas sale en treinta minutos y si no me apuro etc. Bueno, en el fondo sé que es el relato el que demanda (y manda) nuestro nuevo encuentro porque si no se termina la historia ¿y qué hago yo de mi vida? ¡Horroroso es volverse dependiente! ¡Me volví dependiente de mi escribiendo En busca de Jesús Quintero! Gusto de esta que soy cuando vivoescribo la sarta de ajetreos. Y disgusto de esa que soy cuando intento conseguir marido o caerle bien al mundo. Igual me parece que no existe ser completamente independiente porque en el momento mismo de comprender nuestra independencia dependemos de que otro la reconozca así que podríamos decir que el despelote del 2 de mayo fue al ñudo. ¡¡PERO BASTA que se me va el tren, vieja neurótica!!

Melchor Cuatrimotor
Preparo rápidamente el equipaje, meto un puñado de euros, teléfono y lentes de sol en el morral sevillano recién comprado y sí, estos diez días que estuve en Sevilla sin el loco fueron EL CALVARIO, tuve que llenarme el tiempo con pavadas de turista porque no sabía si llamarlo de nuevo, si con haberlo visto una vez ya estaba bien, si realmente quería y podía volver a verme, siempre temo pecar de pesada...

Así que hube de merodear por ahí como gata sin dueño, compré un morral por la calle Reyes Católicos, luego me aburrí por Cadi soberanamente pero en la playa, y descubrí a un vivo argentino ganándose el mango dando clases ¡¡DE TEJO!!! ¿No ve? Y usted haciendo colas en la oficina de desempleo (uno está como elige estar, mal que le pese…). En Córdoba me llegué hasta la fundación de Gala pero no había nadie. Por Jeré conocí al talentoso cantautor Fernando Cuñao Polavieja que me tocó un tema de Aute, con quien suele compartir escenario (veinticinco para que se me vaya el tren y contando...).


Busco las llaves de la pieza. Me despeino un poco para que a ningún marido se le ocurra fijarse en mi. Apago la luz. Me tiento, enciendo un segundo el ipad para ver qué hay de nuevo porque en los momentos cruciales se me da por ponerme a pelotudear para cagarme la vida (uno esta como elige estar, mal que le pese...). En el noticiero de madrugá un periodista argentino está diciendo que hoy se alinean los planetas. ¡Se alinean los planetas! ¡Como me había dicho mi amigo Fuertes apenas puse pie en España! “Verás a los dos tíos porque se te alinearán los planetas” ¡Me lo dijo! Y esto está empezando a tener un tono místico que a mi me da un poco de alergia… Se alinean los planetas, voy a ver a mis dos musos, quizá la última vez que se los vaya a ver juntos a estos dos, es como si fueran a juntarse para mi, ¿o no? ¿O no? ¡¿Se durmió, vieja?! (dieciocho y el tren se va…) (Capitulo siguiente pinche acá)

Continuará...

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