domingo, 29 de enero de 2017

Capítulo 104 "¿Dónde?"

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Fundacion Antonio Gala (cerrada)
La vida pasa en otra parte, vieja, a mi no me jodan. ¡NO SE TRATA EL ASUNTO DE NACER, TRABAJAR, MANTENER A LA CORONA Y MORIR! En algún lado está sucediendo la gran fiesta pero usted y yo insistimos en tocar a la puerta equivocada. ¡QUIERO SABER DÓNDE CARAJO ES ESE SITIO! ¿Dónde cuernos esperan la dicha y la alegría? Y justamente por eso estoy ahora mismo arribando a la Córdoba andaluza, pa ver si el clímax de la existencia es charlar un rato con Quintero y con Gala, dos grandes filósofos españoles, mis musos inspiradores de locura.
La estación está semidesierta, me parece que sábado no es un buen día para jugar de aventurera. El tren se detiene por completo. Veo la hora, en veinte minutos nombran a Antonio Ateneo de honor y yo aun en camisón y a veinte kilómetros de distancia. Un alma detrás de la ventanilla de Renfe me dice que no hay nada para Posadas a esta hora, que pruebe enfrente con el autobus. ¡Y el destino podría dejarse de joder un poco con los obstáculos que ya estuvo bien! porque muy lindo que ustedes ahí sentados en el sillón de casa se entretengas con los bretes en los que me meto pero juro que ya estoy a un tris de mi límite saludable...

Por suerte la lluvia nos da una tregua, me dice el vaso medio lleno. Enfilo para la estación. Mientras busco alguna ventanilla habitada me pregunto si será esto vivir intensamente. ¿Será que ir por lo que uno quiere contra viento y marea es “exprimir la vida”? ¿Es venirse desde Argentina a por los musos eso a lo que llaman “jugarselá”?

Un muchacho me dice que el señor de Alsa salió un momento pero pa Posada hasta las 17 hs no hay ná. Joé. ¿Y ahora? Tengo ganas de llorar. ¿Lo llamo al loco? Me da una vergüenza tremenbunda. ¿La contacto a ella? No. Mejor a él. ¿No? Es cuestión de emergencia, creo que no entra en la categoría de acoso fanático desmedido. ¿O sí? Le digo que no sé qué carajo hacer, que estoy en Córdoba, a veinte de Almodovar ¡¡¡Y NO QUIERO MORIR SIN VERLO DE NUEVO!!! ¡No! ¡Detente, Marina! ¡RECATO! ¡Dirá esta pesada otra vé! ¡Al final qué pesadilla esta chica argentina! ¿Pa qué le he dao el teléfono! ¡Y quién me manda a andar diciendo por la televisión a la gente que vaya por su sueño! ¡Que ahora resulta que el sueño de esta chiflada soy yo! Además, hablemos de tú a tú, el tipo tiene novia, voy a crearle problemas, ¡mis textos son una porquería! ¡Mi obra de teatro no es seguramente lo que él gusta de hacer! ¡Yo no soy popular, ni polémica, ni sé lo que creo que quiero y a mi blog lo lee nadie!


Descarto la posibilidad de llamarlo, miro cuanta plata me queda tras el altercado del tren perdido: treinta y cinco euros. (Pausa larga) Pero el loco dice que no hay que acojonarse (me insisto), dice que vivir es participar y no verla pasar sentado; que hay que saber por propia experiencia qué es el amor, a qué saben los beso. ¡Y que se joda! Marco su teléfono mientras camino de lo más participativa hacia un taxi. Suena. Suena. Tiemblo. Espero. Entro en pánico. Me angustio. Corto. ¡TE DIJE! ¡NO QUIERE VERME MÁ! ¡No ves que ni me atendió! Y está en todo su derecho el señor. Golpeo la ventanilla del taxi. ¿Cuanto sale hasta Almodovar del Rio? El gallego me mira por sobre su diario del día. Treinta y cinco euros. Me subo, me pongo los lentes de sol. Vida: allá voy. (Sigue el el 89 pique acá si se le da la gana)

Continuará...

2 comentarios:

  1. ¡Oh!... me traes de un hilo, de todos los hilos... Gracias; qué buena escritura...

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  2. ¡A usted! (Que no se le enreden los mismos)

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