Mejor poco pero mejor, decía el neurótico Lenin y yo claro tomo la frase que tan lindo suena pero al igual que todos ustedes no me intereso por comprender qué cuernos quería decir con ella el tipo y así de superficialmente la encajo acá para darme el envión y empezar este capítulo (total usted no entiende ni medio y tampoco le preocupa):
¡Mejor poco pero mejor, claro que sí! Porque cuando se tiene mucho de algo suele ser una macana. Si se tiene mucha plata no se es más feliz sino que agarra el pánico a perderla (ya probé); cuando lo mucho es poder intuyo que pasa lo mismo; con muchas opciones aparece la parálisis por el miedo a equivocarse. (Pausa jodida) ¿Y cuándo una tiene de pronto mucha confianza con el loco de la colina? (No pregunta usted pero yo igual le respondo). Pues la cosa deja de ser color de rosa:
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Ay |
Él hace un silencio de esos. Me estudia unos segundos, su mirada cambia. ¿Y qué te va pareciendo?, pregunta con cara de perro mojado ¿Soy una buena persona? (Creo que en breve lo voy a empezar a amar tremendamente pero si le confieso no sé a dónde terminamo... ¡Y SE CALLA USTED, VIEJA IMPÚDICA!)
Le devuelvo el tenedor cuasi temblando. Estamos sentados tan cerca el uno del otro que casi escucho los latidos de su corazón. Corazón loco. ¿Y cuándo fue que empezamos a tener tanta confianza? ¿Cuándo pasamos del poco al demasiado? ¿Es que estamos teniendo ya nuestra primera discusión? ¿Nuestro primer encontronazo a los pies del castillo de Almodovar? ¡TODO POR NO HACERLE CASO AL BOLCHEVIQUE!
De pronto la gente se alborota en el comedor. Vigorra abre la puerta y se nos acerca, nos corta el clima romanticón para decirnos que Antonio Gala ya está emprendiendo la retirada y que nosotros haremos lo propio en breve porque tiene que escribir su artículo para el diario no sé cuál y después ir a buscar a su hijo a no sé dónde ¡¿Antonio ya se está yendo?! El corazón me da un vuelco porque lo más seguro es que no vuelva a verlo y no hablé mucho con él... pero el amor es como un rayo que te cala los huesos y te deja estaqueado. Lo miro al loco. No me muevo del sillón. (Capítulo siguiente pinche acá y va)
Continuará...
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