sábado, 2 de junio de 2018

Capítulo 293 "Vida no vívida"

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La vida no vivida es una enfermedad de la que se puede mo-rir, exclama Dragún, calzándose sus sandalias franciscanas, el hombre hasta para subir a un auto se quita el calzado, cuenta que para los orientales entrar el polvo del camino es un sacrilegio, y me pa que a Ana Escote eso la puede, mucho, le fascina la onda mística de Fernando, la seguridad, casi sobérbica, con la que nos habla. La soberbia puede sonar arrogante, sí, pero si esa arrogancia tiene con qué es más que respetable. Ella lo mira y asiente que se derrite toda, y él chocho, claro, a este tipo de tipos les encanta tener a la mujer/admiradora viéndolos desde la platea del embelese. El Legendario a veces me embelesa pero a veces me parece tan cándido y cursi que lo correría por la retaguardia. Se da vuelta para escuchar a Dragún, no me suelta la mano, no sé si registró que se la agarré, yo se la sigo fregando para que entre en calor, para que me registre, para que el relato se dispare que me tengo que volver a ver a mi mare, el otro día cumplió ochenta, se los festejaron en su nuevo hogar, con torta y todo, por suerte le está gustando su nueva casa, bajó de peso, no le duelen los huesos, le han quitado medicación psiquiátrica, y el alivio que siento en el alma es ensordecedor, no hay bien que por mal no venga.

No vívida, retruco por lo bajo, la vida no vívida, con tilde es más interesante la reflexión. De repente el místico nota mi presencia. Buenos días, me dice. No lo miro, Risita apea su generoso cuerpo de la camioneta de la manera más torpe que vi en mi vívida vida. ¿Y tú cómo te sientes hoy, escarabajo?, me pregunta. Escarabajo, les explica a todos, ése es su animal de poder y por eso es que hemos coincidido hoy aquí. Ana me mira por el retrovisor, me hace un gesto con los ojos. (Sigue)

Continuará...



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