jueves, 14 de junio de 2018

Capítulo 300 "Al pie de cañón"

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En Jerez antes de ver lo que vi
Begoña dice que sí me quiere la Gitana, que las cosas no son tan simples, que la gente tiene problemas, que le cuesta ser frontal, que en general cuando te quiere te lastima, o te ignora, o te trata mal, te hace sentir que no le importas, no se sabe por qué, quizá porque se pone nerviosa de tener al ser amado tan cerca, quizá por miedo al rechazo. O por ahí me la estaba devolviendo, ¿no? Era su venganza porque la metí acá adentro. También ocurre que cuando uno llega a la vida del otro el otro ya tiene una vida, suena estúpido pero acostumbrados a creernos el centro del mundo nos olvidamos del otro, de que ya tenía una rutina, un novio, un marido, hijos, y todos miraban juntos a la misma hora todos los días el programa de entretenimientos… Ella era la asistente/novia de él y ahí terminaba todo, tenía su piso, su exclusividad, cada tanto algún celito porque este es un pichabrava pero incluso a eso ya estaría acostumbrada, ya sabría como transitarlo. Y de pronto llega tú a poner todo patas para arriba. ¿Tú quieres que tenga claro lo que quiere? ¿Que no esté liada la pobre tía?

Paella en Ubrique
Caminé un rato largo por las callecitas de Álava, era el fin, iba a hacer lo del pasaje, iba a ir a la casa y a pedirle a Rocío que me llevara a Madrid, así no podía arrepentirme, si volvía a Sevilla no me iba más, tenía que volver a Argentina, y YA sacar el chip de mi teléfono, la decisión tomada pendía de un hilo tan pero tan frágil que la más imperceptible de las brisas me podía hacer cambiar de opinión. NO. Y a sabiendas de que Ella, porque lo quiere a Él, que no sabemos a quien quiere, había intentado contactarme estos últimos días, dos veces, con tono de que no estaba enojada y necesitaba verme, que quería que habláramos de “eso”, anda, que qué te ocurre ahora, guapa, que no me coge el móvi… Y claro, Ella no sabía que yo vi lo que vi en Jerez, cosa que preferiría no haber visto nunca aunque sacrificara un montón de carne para el relato. Ella no tenía ni idea de que ese día estuve ahí, atrás de la puerta como en las telenovelas pedorras de la tarde, no supo porque nunca le llegué a escribir, no le pude avisar que estaba en Guadalcacin porque el cable de mi teléfono falleció en en interín y me quedé incomunicada. Llegué de memoria hasta su casa. Sea como fuere tenía que desaparecer mi chip de Orange porque el peligro de cambiar de opinión de nuevo estaba ahí, al pie del cañón. (Sigue)

Continuará...



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