sábado, 16 de junio de 2018

Capítulo 301 "Nunca más"

CAPITULO ANTERIOR

¡Mirándome a los ojos me lo dijo! Sin pestañear. Quizá ahora que lo estoy recordando me da la sensación de que se le escapó algún gesto que manifestara que me mentía, porque me tendría que haber dado cuenta, ¿o no? La cabeza un poquito inclinada hacia abajo, como hacia al piso, signo de verdad a medias, no te lo puedo afirmar, pero ¿mentendés? Algo afectuoso me dijo, no importa ahora. Pero ¿cómo puede ser que sea yo tan estúpida? ¿Que todavía crea que si alguien te dice algo de esa manera, con la mano en el cuore, sin pestañear, no te puede estar mintiendo? Ojo, no cualquier alguien, alguien con quien te miraste y pasó de todo, porque pasaba de todo cuando nos mirábamos, se nos iba a la mierda, al carajo el sentido común, y lo demás también. Yo volví a Jerez para pedirle perdón, porque me había mandado la cagada del mensaje de texto, quería explicarle, no podía dejar las cosas así, después de todo lo que habíamos vivido, escuchame gordo, ya sé que no te importa pero necesito que me escuchen, ¿estamos? Te escuché riendo durante hora y media hace un rato. ¡Hora y media sin parar te reiste! Y hacer el bien te hace bien a vos así que shhh… Yo quería explicarle, con la mano en el cuore, que no había pasado nada con Él, que el trío no había sido trío al final, que me perdonara, que la quería a Ella, SE LO IBA A DECIR, yo la quiero a mi Gitana, te lo juro que la quiero, no es mentira, mirándola a lo ojo se lo iba a decir... Bueno, si me salía, pero se lo iba a decir como pudiera, iba decidida, había comprado un bocadito de chocolate para darle y no va… No va que me encuentro con eso, me quería morir ahí mismo, mirá. No, no me opines nada, no me importa tu opinión, pasame la soda.

Aquellos días felices en Jeré con mi bellísima...
La turra de Ana se sentó al lado de Fernando y no me dio más pelota, los hombros se me están empezando a ampollar, flulero fulero, Risita me escucha, no sé si él también tomó pildorita draguniana o tiene este semblante siempre, entre catatónico y boludo. Igual no es mal tipo, eh. El Loco charla con el dueño en la barra, su pantalón empapado gracias a mi, no hizo ningún escombro, igual no hace nada de frío. Me pregunta qué quiero, si tortita o ya comida de almuerzo. No sé, me da lo mismo. Tortita me hace acordar al viaje anterior, a cuando me confesó en la esquina de su casa que todavía, muy cada tanto, se enamoraba el andalú. Tengo sed. Se acerca con una botella de agua y se sienta enfrente mío, me sirve, todo caballero, lo amo, nos cuenta que el dueño es muy amigo de Él, Risita se sirve de MI agua, lo odio. Entran dos o tres personas, miran hacia nuestra mesa, y claro, semejante mesa no se debe ver todos los días por Huelva, supongo yo. Las tres personas se acercan y les piden fotos, yo tomo soda, tengo tanta sed que no me alcanza la boca para beber, Él posa con una señora y esto es absurdo pero lo siento de nuevo, lo que ya sentí en la colina cuando me ayudó con lo del abogao, este tipo me da seguridad, lo miro abrazándose para la foto ahora con dos jóvenes mujeres, y siento que nadie va a poder lastimarme nunca más. (Sigue)

Continuará...


No hay comentarios.:

Publicar un comentario