Así que estábamos en Jerez cuando lo conocí, en el estudio de Ella, afuera el sol brillaba y adentro no parábamos de hacer el amor. Yo hablaba en ese momento con Rocío, antes de la borrasca fue, la Morocha me había llamado desde el teléfono del Loco al de la Gitana, muy raro, porque Rocío estaba en la colina y la llamó lo más suelta de cuerpo a Ella. ¿La amante llamando a la Mujer? ¿Te parece normal a vos eso? En ese momento me quedé dura, dura y a la vez aliviada, porque cuando vi Jesús en el display pensé que era el Loco el que quería hablarme y qué podía querer Él hablar conmigo, pero no, era la Morocha Osada. Y ahí, mientras escuchaba el teléfono la miraba a la Gitana, porque estaba sacándose el abrigo y se quedaba en una musculosa gris escohotadísima, con dos pinceles en la boca, pronta a retomar su tarea de pintarme, lunática, parecía una vaquera, una vaquera sexi, tengo la foto, después te la muestro, para que veas los ojos que tiene, lo bien que le queda esa remera, el despelote que había en el estudio, la cama del amor, te muestro todo.
Bueno, y mientras la miraba a Ella y me preguntaba qué clase de acuerdo habría entre las dos... ¿o sería entre los tres? Pero ese no es el punto ahora. El punto es que Rocío me estaba taladrando la cabeza y ahí vino su mare, que fuéramos a comer algo, y atrás entró él, el tipo, el hijo de puta, el Toni, el mismo que la estaba haciendo gemir como una loca en la pieza del nene, no sabés como gemía, me quedé escuchando un buen rato pegada a la puerta, bien masoca, se notaba que le gustaba mucho, mucho le gustaba a Ella que él se la follara, y yo ahí no sentía nada. Todavía. Ni rencor, ni angustia, ni dolor, nada, como frente al puesto de Iberia pocos capítulos atrás. Entró él como pancho por su casa y ni me miró pero yo sí lo miré a él, todo el tiempo, mientras escuchaba a la Morocha que me taladraba al teléfono lo miré mirándola y enseguida vi que toda la cuestión del chico y el ataque de ansiedad era excusa, excusa para que Ella lo escuchara y lo mirara y le pusiera atención, un imbécil, como no pudo retenerla con lo puesto ahora lo usaba al hijo. ¿Y vos podés creer que a Ella le guste follarse a ese boludo? ¿A un boludo que necesita usar al chico para que le den bola? Bueno, le gustaba muchísimo.
De la bronca creo que traté como el culo a la Morocha, me la saqué de encima sin delicadeza, corté la comunicación sin despedirme y andá a saber si ese destrato no fue lo que la enganchó, si no se vino hasta Álava porque la traté mal, viste vos que eso nos gusta a las minas, el ninguneo, la indiferencia, que prefiera a la Otra, nos quejamos pero nos gusta, nos suena masculino, si no fuera por nosotras el patriarcado ya hubiera caído hace tiempo, qué le vamos a hacer. Me parece que esta es la calle de la casa, Gordo, espabilá porque yo no te pienso arrastrar hasta tu cama, che, mirá que estaciono y vos te quedás durmiendo en la Hummer, eh, y morís acá adentro rostizado. ¿Mescuchás? Llegamos. ¡Morsa! (Sigue)
Continuará...
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