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Gitanita. |
Y ya lo decía Cicerón, la pregunta relevante respecto al juramento no es cuál es el temor que lo genera sino cuál es su eficacia. ¿Por qué Ella me había jurado ese día que no le pasaba nada con el pare del chico? ¿Para qué? ¿Miedo a que yo le hiciera un escándalo? ¿No tenía ganas de aguantarse a otro hinchapelotas haciéndole desplantes? Y LO PEOR: Había logrado que yo le crea. YO. Que tanto presumo de conocer las reacciones humanas, que dirijo teatro, que supuestamente descubro en un gesto casi imperceptible la verdad de la milanesa. El acabose. La cosa es que pude ver cómo AL FIN se iba el boludo en su mega mierdabicleta de competición flamante de aluminium, terminó él la discusión, después de denigrarla lo vi irse a través de la ventana roñosa, con sus calzas verde chillón ajustadas al cuerpo, su remera flúo de la maratón no sé cual, unos cuádriceps de la puta mare que me parió, un trasero imponente, definitivamente es un potro de pare de Bello niño. Un potro que no tenía para ayudarla a Ella con el nene y los gastos pero para sus equipos Nike parece que le alcanzaba.
De ahí fuimos a la cocina, Ella largó los pinceles porque la mare insistió, yo, la verdad, no tenía hambre, después de verlos a ellos dos discutiendo, él intentando seducirla, se me había ido. Se fue el tipo y se hizo un silencio rarísimo, me había metido en la cama con ánimos de no salir de ahí nunca más y que nadie me viera la cara de culo porque estaba segura de que lo de ellos no había terminado pero doña María Dolores nos llevó de las pestañas. Salimos del estudio por primera vez en tres días, estaba fresco, me di cuenta de que las piernas se me estaban entumeciendo de no caminar, de tanto sexo, porque en ese momento de encule y celos no podía pensar que era amor lo que hacíamos con la Rubia, era sexo, solamente sexo, y me cago en Ella. Respiré y sentí que se me abrían los bronquios, los pulmones se me purificaba hasta el caracú, el aire en el estudio estaba viciado tanto oleo, tanta fumata, viciado como nosotras dos.
Su mamá nos dio de comer de todo y riquísimo. Pero yo no podía dejar de pensar en la cara del idiota seduciéndola, en la cara de Ella tratando de no mirarlo, claramente porque estaba yo. Quizá realmente no le pasaba nada en el momento de la discusión ni cuando me juró pero luego, aquél otro día en la pieza del nene se le chifló el moño. Los moños se chiflan cada tanto, a unos más seguido, a otros menos. Esto tranquilamente puede ser, yo cuando subí a la Hummer con el Loco Andalú jamás pensé que íbamos a terminar como terminamos en Ubrique, si bien algo me pasaba, algo sentía, cierta ternura erótica, si alguien me hubiera preguntado yo habría respondido que no, que el Tipo no me provocaba nada salvo inspiración, capítulos y más capítulos, es mi tintero, hubiera jurado. Pero… Llegado el momento la verdad fue otra. El destino jodón nos propició una habitación sola para los dos con tres camitas individuales, demasiado cerca la una de la otra. Y Él no es cualquier Él, Él es el Legendario, el recorrido, el sensiblón más guapo e interesante de Andalucía, mijo, a que no.
(Sigue)
Continuará...
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