domingo, 4 de noviembre de 2018

Capítulo 393 "Ojo con los arquetipos, y con las arquetipas también"

CAPITULO ANTERIOR

Bue... la cuestión es que ella tenía un perfil de esos, de los que no llaman la atención, que encajan en los arquetipos de estos tiempos: foto con la hermana y el café; de vacaciones en la bicicleta playera, como para no variar; algun cartelito con frase linda; amigos que le comentaban corazones, etc. ¿Mentendes? ¿Por qué me iba a imaginar que podía pasar lo que después terminó pasando? ¡Y de la manera en que pasó! ¡Además era Escohotadiana! Lo que pasó no tendría que haber pasado. ¿O sí? Yo, te aclaro, no tengo experiencia en esto de las drogas, ni media experiencia, y me parece que vos tampoco. Fijate. ¿No ves? ¡Yo te dije! ¡Yo te lo dije hace un rato en Huelva! ¡Que no morfaras como morsa en la posguerra porque ahora me vas a tapar el baño de la pieza! ¿Y después a dónde hago yo mis necesidades? ¡NO! ¡Ya es la tercera vez que vas! ¡No vas más a mi baño! ¡Te vas al tuyo, Gordo estrafalario! ¡Famoso por exceso! ¡Andate a dormir y dejame morir de insolación en paz! Cuchá, ahí están llegando, callate, escucho a Dragún y al Loco, todavía tienen energía para hacer chistes, con toda la que se tomaron, ¿escuchás? Se ríen y todo, Ana de Catalunia viene con ellos. ¡Les queda todavía aire en los pulmones y fuerza para expulsarlo en modo de risa! A mi me parece que las generaciones nuestras, bah, no sé cuántos años tenés vos, Risita, pero de mi generación padelante venimos más mantequita, menos resistentes, melindrosos, te diría; apáticos. Callate. El avance de la ciencia nos hizo así, aputasados.

Lo mismo me pasa con la María... creo.
La cosa es que en un momento el clima se puso raro. Habíamos comido unos churros que trajo, con mate que yo le convidé, mate con miel. ¡Riquísimo estaba! Tocamos un poco la guitarra, ella cantaba y yo acompañaba, tiene una voz muy linda, le enseñé una canción de Charly García. Y yo pensaba qué suerte todo esto, porque me sentía tan desmoralizada, tan horrible, y justo viene a aparecer esta piba que me tenía encandilada porque era singular, viste. En realidad no fue el clima, ella se enrareció, de pronto, se puso rara, aunque ella decía que la rara era yo. ¿Qué ta ocurrío?, me preguntaba, mirando el móvil, otra que tenía un móvil de puta madre. No paraba de mandar mensajes y reírse mientra me preguntaba con cara de susto. ¿Qué ta ocurrío? ¿A mi?, pensaba yo, que me daba cuenta de que algo había cambiado, de pronto me sentía incómoda, esa sesnación de confianza se había esfumado, en un momento. ¿A mi me pasa? ¿O a ella? Y me volvía a preguntar. ¿Qué ta ocurrío, Marina? ¿Qué ocurrió?? Y no paraba de apretar las teclitas del móvil. (Sigue)

Continuará...




No hay comentarios.:

Publicar un comentario