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Yo estaba desmoralizada, con las defensas bajas, por lo de mi mamá, hoy iban al médico, ya fueron, pero no me animo a mirar el mensaje de Patricia, ahí está el mensaje, fijate, ya voy a mirar, necesito tomar un poco de alcohol y después miro, antes no. Y también estaba jodida por lo de la Gitana, no voy a mentir, lo de Antonio Gala es muy lindo de decir pero casi imposible de llevar a la práctica. Otra vez me había dejado por el Tarado de la Colina, ya me tiene podrida el Tipo, el Andaluz, creo que le voy a cambiar el nombre al blog, quizá de esa manera se va de mi vida, desaparece, se esfuma, como la plata que el FMI le presta a la Argentina. Lo que me da miedo es que desaparezca también Ella si le cambio el nombre, a veces peco se boluda supersticiosa... Pero necesito no saber de Él nunca más en la vida, eso siento ahora, mañana posiblemente cambie, seguro, aunque seguro fue preso así que no sé.
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Esto trajo... |
Pero quizá por eso no pude prever, no me di cuenta de lo que portaba la tipa, porque estaba yo de capa caída, con muchos entuertos juntos entonces no me di cuenta de la neurosis que portaba, de su falta de límite; en un momento me confesó que había sido alcohólica, cuando nos fuimos al bar después de la conferencia de Escota, yo tomé cerveza pero ella no, alcohólica mal había sido, pero que ahora no tomaba ni media gota, me lo contó orgullosa, segura de haber dejado atrás lo que claramente la sigue perturbando, ahora lo sé. Y ahí está, cuando los ojos no quieren ver algo, mis ojos, aunque te lo pongan adelante, no lo ves. Mi último amor argentino era abstemio, el que me dejó por facebook un día antes de venirme, lo nuestro no va a funcionar, me dijo el imbécil, por facebook, ni valor para decirme en la jeta tuvo, había sido alcohólico de esos que terminan en el piso y le arruinan la vida a todo su entorno, así que debiera haberme alertado esa confesión de ella porque este tipo seguía siendo un impulsivo, en lugar de alcohol maltrataba minas, se tomaba siete botellas de gaseosa en una sola cena... Pero no me alarmé. Aunque sabía que esas cosas no pueden controlarse, que no tomar más no soluciona el problema, porque por algo te excedés, si no te permitís el alcohol te vas a zarpar con otra cosa, a menos que encuentres a qué le tenés miedo. En fin… La cuestión es que no quise ver y la invité a mi apartamento Sardina con cama enorme, wifi y ducha divina. ¿Por qué no te permites viví?, me dijo, ella a mi, tras fumarse el tercer cigarrillo de marihuana, las dos sobre las mantas de Shiatsu, después me pidió que abriera la boca y me tiró todo el humo adentro de la mía, eso se llama una cubana, aprendí...
(Sigue)
Continuará...
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