Me había dado lástima. Eso pasó. Esa fue la causa por la que volví a sentarme a su lado y dejé la puerta abierta de par en par. Lástima a pesar de que me estaba haciendo pasar un momento de mierda. Porque me acordé de la bolsita de palo santo que me regaló el primer día que nos vimos, cuando fuimos a cenar, la sacó de la mochila azul y me la ofreció, toda despojada y generosa, malagueña y salerosa. Me quedé pasmada porque me hacía un regalo, nadie nunca hace regalos así como así, al menos a mi no me pasa, pero ella me regalaba la bolsita de palo santo. Encima me encanta a mi el aroma del palo santo. Encendé un poco de palo santo, Mamertón, dale, así me ventilas el olor a pecaíto que te sale de la boca y de los sobacos, se está impregnando toda la cama, hasta las cortinas tienen olor a indigestión, Risita, cerrame la puerta del baño también, y después te tomás el buque, no te quiero ver por un rato más que largo. Ya me volvería a Sevilla yo, te lo juro, el mar me hace acordar a Ella, a que se fue sin decirme, a que no vuelve ni me escribe, ayer miré su whatsapp para ver a qué hora se había conectado y no tenía foto, pensé que me había eliminado, bloqueado, pensé que no me quería más, casi me muero de la tristeza, pero al rato tenía otra foto, una con mariposas, la había cambiado y fue que tardó en aparecer… soy tan boluda a veces… igual es una turra, mi Gitana...
Cándido y Pangloss. |
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