Tan nerviosa que había dormido y al ñudo, AL ÑUDO porque esta situación no había sido buscada por mi conscientemente para escribirla luego, había sido la excepción a la falsa escuadra, había sido incluso para salirme de eso, y al final me terminó metiendo peor en el fango espeso de la… ¿cómo podríamos llamar a esto a estas mórbidas alturas?, ¿obsesión fatal?, ¿desmesura literarioviviente? Porque realmente sentía (y siento) que era un desperdicio, vivir algo para no escribirlo luego, encontrarse con alguien para simplemente “pasar el rato”, casi que me dolía vivir para no escribir pero igualmente me obligué a virar el rumbo, me encerré en el departamento Sardina y estaba tratando de darle bola a Gurú Escohotado, intentaba dejar de ser yoyoyo, leía a cuatro ojos los libros que me había pasado: Bachofen, Engels, Smith, Robertson y la madre que me parió… Y en paralelo leía otro nefasto libro, somnífero y feminista para la reseña de la revista de Reverte, todo al unísono para no pensar en mí, en mis boludeces, en las boludeces de los parientes y/o amigos, tienes que dejar de pensar en ti, dijo él, Escota, cigarrito en mano, sabiduría al palo, y este blog habla todo el tiempo de MI, de MIS experiencias, de MIS neurosis, de MIS tarupideces... Así que en eso estaba, tratando de despegarme, de vivir para no escribir, pero... de tanto leer a esas filósofas gentes a las que les entiendo medio carajo en un momento me sentí embotada, nauseosa, podrida, regurgitante de tanta palabreja difícil y ahí me metí en el sitio de citas ese para ver si contactando con otros humanos me olvidaba un poco de yoyoyo.
Foto vieja, mesa actual. |
Continuará...
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