miércoles, 16 de enero de 2019

Capítulo 428 "Una vez más"

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El que menos desea será el más deseado, lo dijo el Gurú Escohotado el otro día, después de drogarse lindo, es similar a lo que vos decías del amante y el amado, que creo se lo afanaste a Mc Cullers, ¿no? Es un chiste, Antonio, no te enojes pero creo que se lo afanaste a Mc Cullers y a su Balada del café triste, no importa, lo que importa acá es que caminemos mirando el piso no sea cosa que te vayas a tropezar con algo, te quiebres por mi culpa algún hueso y me destierren de esta andaluza tierra para toda la vida, ahí me vuelvo viral y acto seguido me suicido, creo que la viralidad me desnutriría por completo la pluma pero no nos vayamos de tema, andemos despacio, que espere el jarote ese y que Amalia camine un poco más lento. ¿Por qué será que vive con cara de culo Amalia? Ojo, el que menos desea para mi no es que desea menos, la Gitana no me deseaba menos que yo a Ella, quedaba más que claro en nuestros encuentros cuerpo a cuerpo, sucede que Ella deseaba también otras cosas, entre ellas a Él, al Colifa de la Colina, Tipo angurriento, si lo habrá, ese sí que es angurriento, quiere todo para Él y si no le ponés el freno te come con estofado.

Fundación Gala's Wall
Y Ella lo deseaba, también deseaba su arte, mucho deseaba su arte, decía que se rearmaba cuando se encerraba a pintar, apagaba su móvil durante horas, a veces no podía contactarla por días, días enteros, me volvía cuerda de la angustia, ¿sabés? Pero me cuidaba de nunca decirle nada porque sé lo que la demanda provoca, al menos lo que me provoca a mi, entonces trataba de que no le llegaran mi celosía, mi descontento, mi inseguridad. ¡Además la Mina tenía su hijo, disculpá que me acelero, pero la Gitana tenía su trabajo, sus líos…! Y yo también tenía los míos, de a miles, Antonio, mi mare y sus despelotes, la chica que la cuidaba, mis problemitas de plata y la mar en Hammer, y sin embargo (te quiero) entré en un mode hasta ese momento desconocido, dejaba mis cosas de lado, con una bronca terrible pero dejé hasta mi escritura, con el daño cerebral/anímico que eso implica, y competía con sus actividades, la ponía a prueba a ver si era capaz de dejar su trabajo por mi como yo hacía por Ella, Antonio, imaginate, la Mina ya tenía diez mil quilombos y encima yo que la invitaba a Granada sabiendo que tenía que irse a trabajar con la pianista a la otra punta de España a un concierto... La verdad es que no sé cómo me sigue queriendo, no lo sé, será que de verdad me quiere, ¿no? ¿Es amor tenerle paciencia excesiva a alguien, Antonio? O uno lo hace por uno, por miedo a quedarse solo, una vez más… (Sigue)

Continuará...


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