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Espalda de Nochevieja en El Portil. |
Así que cuando uno se metejonea es una bisagra, un antes y después de Metejoneo. De pronto pasó que no tuve mis mañanas de domingo acompañadas por la solitaria media luz que entraba por la ventana, el silencio, las cortinas apenitas descorridas. Desaparecieron esas horas de lectura antes sagradas, los momentos vacíos tan gozosos, el no saber de nada ni de nadie por un buen rato sino días, los no planes, porque en la vida de a dos uno debe pasar parte de paradero y/o planes para que el otro sepa qué hacer, eso me decía ella por whatsapp, apenas abría un ojo a la mañana ya estaba ahí su mensaje, Rocío, que le dijera qué iba a hacer yo para ella saber qué hacer… Me sulfuraba. Me sulfura que estén pendientes de mi para ser. ¿Por qué dependía de mi? ¿Es que no tenía vida propia? ¿Decisiones? ¿Deseos? No, Marina, respondía inmediatamente mi sinsentido común, la chica sí tiene vida, sucede que está compartiéndola con vos (así de pronto) y te prioriza, ¿comprendés? NO. No comprendo porqué alguien depende de alguien más para saber qué hacer. No lo comprendía y no lo toleraba. ¿Son mañas de solitaria? ¿Vos decís?
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Frenética envolvente. |
Y yo respondía con evasivas, claro, no tenía idea de qué carajo iba a hacer ni ganas de saberlo todavía pero respondía porque si no era Guatepeor, que qué te pasa, que por qué no respondes, que ta pasao algo, guapa, anda que me respondas, vale, ¡¡que POR QUÉ NO ME COGE EL MOVI!! ¡MI MADRE NO SE ENCUENTRA DEL TODO BIEN Y YO TAMPOCO! Y era de menor a mayor la cosa, si no respondía “por las buenas” las catástrofes se iban sumando hasta que, para que no explotara el mundo por mi culpa, atendía por las malas. A las calamidades uno no puede negarse, o sí, pero hay que ser de buena madera para no caer en las redes de la manipulación-de-la-catástrofe. ¿Cómo no responder si insistía con que estaba a punto de morir junto a toda su familia! Entonces se lo cogía, no me quedaba otra, con el cuerpo espasmódico de pánico, e intentaba defenderme como podía, disculparme por pecados que no había cometido, o sí, ya no sé, me iba envolviendo y yo trataba de que no me devorara su fastuoso y absorbente temperamento, que porqué tenía que decidirlo yo si éramos dos, le decía, pero ella siempre me terminaba enmarañando, mareando, me dejaba sin palabras y al final caía en sus fauces insaciables: respondía lo que ella pretendía escuchar, y eso no contenta a nadie.
Así cometí el craso error que comete la mayoría, estando con Rocío me olvidé de mi vida anterior, de las rutinas que me apuntalaban el espíritu, la otredad, el Ser, pasé a ser ese otro que no se sabe quien es, un extraño que se deja absorber por el frenético torbellino del amor, por el amante que en este caso era ella y no yo, por el otro que sí sabe quien es y lo que quiere: mandar. Por eso es imposible el conocimiento del otro mientras se lo ama, porque cuando amamos y nos aman tendemos a desaparecer, ella también desaparecía, alguna vez supe escucharla estando con alguien más y no era ella, era otra. Yo me doy cuenta de que acá con vos soy yo en cambio con ella era otra, Loco, una que no soy, vivía temerosa de decir o hacer algo que la enojara, un desastre... pero me gustaba tanto, qué te puedo decir... (
sigue)
Continuará...
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