domingo, 10 de febrero de 2019

Capítulo 439 "El imposible olvido"

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Loco al volante, parabrisas on sin lluvia.
Es imposible el conocimiento del otro mientras se lo ama, en algún lado lo leí a eso, es imposible conocerlo. Eso pensé mientras veía al Loco acercárseme de manera excesivamente riesgosa para los feminazis tiempos que corren. Traía lentamente su torso hacia mi, uno de los brazos extendidos. Recuerdo a un amigo de la adolescencia, Kamenetzky, cuando nos llevaba en su auto, al momento de arrancar, se inclinaba con mirada pícara y fija hacia la mujer acompañante y al instante en que una ya estaba a punto de saltar del mismo reía y nos ponía el cinturón de seguridad. Era vox populi en el grupete de amigos, Kamenetzky y su broma del cinturón. Hoy día se hubiera comido varias denuncias por acoso, abuso o/y violación el muchacho.

Todo el tiempo mirando su mierda móvil la de Ibiza.
Es imposible el conocimiento del otro mientras se lo ama, pensé. Seguía acercándose hacia mi, no se sentía mal, no, veníamos de la noche anterior, del casi trío, del desayuno en Huelva, había presenciado su casi infarto, todavía nos duraba, supongo que a Él también, el efecto de la pastillita draguniana, ya teníamos más que confianza. Cuando tomo cierta confianza el miedo se va, seguirán habiendo enojos, angustias, tristezas, reclamos, desencuentros, pero ese miedo que se lleva adentro tan arraigado a que el otro pueda hacernos algo desaparece, si de confianza pura y dura hablamos, claro. Luego están la pseudoconfianza, el pseudocomprenderse, el pseudocontenerse, pseudoetc.

Se acercó hasta casi rozarme con el brazo izquierdo, tuvo que desabrocharse el cinturón porque no llegaba, abrió la cajuela y sacó una agenda. Me pidió que buscara un teléfono y yo le pedí que no dejara de mirar el camino a lo que no respondió, no gusta de ser mandando el Cuerdo de Andalucía, ya lo sabemos. Como debe ser en una buena historia apenas abrí la agenda apareció el nombre de Ella, sus números y su dirección en Jerez. Había teléfonos de todas las celebridades de España. ¡El juez Garzón! ¡Julio Iglesias! Y alguna que otra de Argentina. Algunos nombres estaban anotados tres o incluso cuatro veces en diferentes renglones. Volví a su nombre y lo pondría completo porque me produce de todo, me inspira horrores, pero si lo hago me mata, lo sé. Volví a su nombre y se me vino el mundo abajo de nuevo. El pensamiento de que podía haberle pasado algo volvió. Como un remolino me retornó al entuerto de la amante y de la amada porque Rocío era así, siempre pensaba que podía haberme pasado algo, siempre. Excesivamente preocupada por mi, me volvió loca (más) con ese asunto, cuando no estábamos en contacto por más de media hora ya me preguntaba si me encontraba bien. SI, respondí una vez, y se me puso a llorar, la que pensaba me quería bien, la que supuestamente me convenía para llevar una existencia feliz. No es posible ese asuntito de la felicidad, mirando su Nombre en la agenda es que tuve finalmente la certeza. Hasta que llegamos a Ubrique, entonces volví a creer en su remota posibilidad. (Sigue)

Continuará...



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