jueves, 14 de marzo de 2019

Capítulo 453 "turra inimputable"

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¿Y si yo no era especial para ella como me había jurado en algún momento de euforia pseudoamatoria? Esos. ESOS eran sus momentos más peligrosos, casi letales, y se las arreglaba, no sé cómo mierda hacía, eh, pero se las arreglaba para hacerme caer una y otra vez. Listo, me juraba yo, con el odio saliéndome por la orejas tras algún nuevo despelote desencontrado, tras alguna histeria infeliz caprichosa insoportable neurótica psicótica como la del ipad, ¡hasta acá llegué! ¡Yo no puedo más! ¡No quiero esto para mi! ¡No me da el cuerpo! ¡Y mucho menos la cabeza! Esta mina tenía que hacerme bien y no volverme más loca que la Otra, que no puedo má. ¡Que entre mi mare vieja y esta chiflá me van a terminar matando, Hesú! Pero luego volvía a caer en sus redes erógenas, me dejaba seducir por sus halagos, por sus palabras amorosas y comprensivas, ¡a sabiendas de que me la iba a hacer de nuevo porque ella es así! ¡Te atrae y después te repele! (Pausa llorosa) A sabiendas de que era un círculo tóxico vicioso… me calentaba otra vez hasta el caracú, creyendo que la que manejaba era yo, pero no, al final siempre era ella.

Todavía parada frente a la puerta de mi pieza me confesé, sin embargo, me confesé conmigo, a pesar del estado esquizoide emocional en el que me encontraba pude hablar con mi conciencia. A un tris de irrumpir en su pieza y armar el gran escándalo gran. O de irme al carajo, podía arrancar para cualquiera de los dos lados. Pero me puse el freno por un segundo porque me di cuenta de que el problema era de ego, EGO, ella me había clavado el puñal en donde más dolía. Me había desplazado. Entonces quería matar a la intrusa con la que ahí mismo se estaba riendo y besando pero yo también había empezado a mirar a otras, yo también estaba abriendo el abanico, yo también estaba haciendo el jueguito del pavo real sin ir de frente, yo también buscaba otra pasión para poder salirme de esta mierda. Hacía pocos días había conocido a una chica en El Rastro, una puestera, le pregunté cómo se hacía para poder tener un puesto ahí, no sé pa qué si ni loca podía quedarme pero el deseo hace que a veces accionemos así de raro. Empezamos a conversar con la gallega, llevaba rastas, ropa de esa que cuelga por todos lados, tenía unos diez años menos que yo, y esto es trágico, cuando una va creciendo cada vez hay más gente más joven, y se ríe usted pero a mi me espanta mucho ese asunto. Conversamos un largo rato mientras ella atendía, era linda, sí, y si bien no me pasaba nada apasionante... para sacarme a la otra de encima, para distraer mi cabeza quizá me servía y quien dice finalmente la distracción daba paso a lo otro, ¿no?

Mi casa ha sido invadida inexorablemente...
No. Llorando de la bronca en silencio, sin ojotas, sin mi ipad, con el tapón todavía en la oreja le dejé un mensaje lloroso. ¡Traición!, le espeté por el whatsapp. ¡Estás jugando conmigo al final o qué! ¡Sos una esto y aquello! ¡Yo intentando reflotar lo nuestro! ¡Yo peleándola para ver si encontramos la manera Y VOS PELOTUDEANDO CON OTRAS!!! ¿Para qué me decís que queres seguir! Y era extraordinario, me sentía el asco de los ascos, me sentía una farsante igual que ella pero seguía indignada, furiosa, despechada, la sensación de injusticia, de que ella era la hija de puta, aunque yo era casi lo mismo. No podía razonar del todo porque la emoción lleva de las narices a la razón, ya lo sabemos, pero tampoco era del todo ignorante inimputable. ¿Mexplico? (Sigue)

Continuará...


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