dos manos la cara, sus manos firmes de gallega con ovarios bien puestos. Dejó el trabajo colgado en España, con los despelotes que eso le implicaba. Supe porque escuchaba sus conversaciones por el skype, clientes que la mandaban al carajo porque no les pudo cumplir por estar conmigo, por acompañarme, plata y más plata que perdía, puede permitírselo, sí, pero no todo el mundo cambia su trabajo por acompañar a alguien a un hospital, y es que tiene ese doble faz, por un lado te enloquece con sus demandas, sus angustias, sus enrosques telaraña, sus enojos desconcertantes, pero por el otro se brinda de cuerpo y alma, se olvida de ella para cuidarte a vos, es como un impulso que tiene, lo deja todo si le decís que te pasa algo, todo. Me mandó plata cuando leyó acá que me había quedado seca en Alhaurin, que no tenía a dónde irme a vivir, que ya no podía pagarme ni una miga de pan, me mandó plata por paypal y me salvó las papas, aunque no siempre escribo bien sobre ella. Y ahora se cruzó el charco volando, literalmente, porque me leyó sola con todo el despelote de mare, que mi padre no me da pelota, que mi prima menos, que los amigos son amigos pero cada uno anda con su existencia a cuestas, trabajando para pagar deudas y la pelota en coche, ella leyó todo eso y no pudo con su genio rescatista, te he mandao un whatsapp, comentó en algún capítulo anterior, y así era, cuando miré el teléfono estaba ella en una foto con sus petates posando frente al obelisco.
Mama mía. Morocha loca. Me vuelve loca porque es impredecible, pasa de amarme a agredirme sin aparente motivo, y a veces agrede feo, destrato creo que le dicen, te acusa de cosas horribles que vos no hiciste hasta hacerte llorar. Pero lo que hizo, esto de venirse para acompañarme, incondicionalmente, días y días de contenerme, de sostenerme, de ayudarme, de distraerme, es más que impagable, y eso pesa una eternidad, eso es enorme, eso le gana a todo lo otro.
Turra. Ciclotímica. Neurótica del carajo. Indecisa de mierda. Loca psicótica. ¡Ella me dice a mi que no sé yo lo que quiero! ¡ELLA A MI! ¡Que no está para memeces, me chilla! Se volvió ayer al puto hotel de lujo en el que se hospeda, sin decirme nada, desapareció, no respondía los mensajes, que qué le pasó a esta mina, me preguntaba, más que preocupada porque conoce Buenos Aires pero no tanto y encima mañana teníamos que ir al anestesiólogo con la vieja, un manojo de nervios era yo hoy. ¿Al final viene a contenerme o a volverme más loca? Y yo creía haberme aprendido sus estrategias manipuladoras. ¡Ingenua de mi! Estaba ya por ir a la policía cuando se me ocurrió llamar al mierda hotel. Y ahí estaba la muy pelotuda. Que no sé lo que quiero, dice. Y ahora, recién ahora le entró mi mensaje, el que le dejé ayer por la noche, que se sentía mal y necesitaba estar sola, responde, como si nada. Algo que yo dije o hice, ya no me acuerdo, tenía tantos nervios cuando me hablaba que la mitad pasó de largo por mi cerebelo y fue directo al retrete del olvido. Que yo había hecho o dicho algo que la había puesto mal y entonces se fue, sin más. (Sigue)
Continuará...
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