jueves, 25 de abril de 2019

Capítulo 458 "Incondicional"

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Sobrevino la desesperación de nuevo. A ver si se iba. A VER SI ME QUEDABA SOLA. SIN LA INCONDICIONAL. Se había cruzado el Atlántico para acompañarme y yo reaccionando así. Y sí, la valentía a mi se me da de esta manera, enojo mediante digo lo que tengo adentro, como la mayoría, ojo, me tienen que buscar mucho para encontrarme, para que me aflore la ira, pero luego, no igual que la mayoría, rápidamente vuelvo en mi, caigo en cuenta de lo que hice y la culpa me embarga, justifico todo lo que el otro hizo o dijo y magnifico todo lo que hice o dije, olvido el porqué reaccioné así, lo olvido, como si los actos no tuvieran consecuencias, como si no existieran la causa y el efecto, como si tuviera que ser insensible, no reaccionar ante semejante falta de respeto, irse sin decir a donde, apagar el mierda móvil a sabiendas de que una va a llamarla y a preocuparse.

Quería pedirle disculpas por el exabrupto, no me gusta exabruptearme y me pasa poco y nada en la vida pero ella es especialista en dispararme esa zona hasta hace poco tiempo en mi desconocida. El móvil tardaba en encender, años tardaba. Tenía el cuello tenso como cuerda de arpa, hacía el intento de aflojarlo pero al segundo otra vez lo mismo. Sentía un dolor agudo en la séptima cervical, se me nublaba la cabeza, supongo que de los nervios. Hacía cuatro meses ya que estábamos así, yendo y viniendo, y yo no estoy acostumbrada a estos trotes, mis novios anteriores nunca me enloquecieron de esta manera. NUNCA. El móvil terminó de encender, abrí el whatsapp para llamarla, estaba en línea, seguramente contándole a alguien más el calvario que le estaba haciendo pasar, Marina la ogra, la que nada valora, la que se pone loca y no se entiende porqué, porque si ella se fue sin decir a donde y apagó el móvil un día entero porque se sentía mal, es más que entendible, ¿o no? ¿Se sentía mal! ¡Eso todo lo justifica! Y si una llama a la policía desesperada ante su silencio porque día a día desaparecen mujeres la responsabilidad es de una, no de ella. Y las consecuentes ganas de acogotarla también. ¿O no?

Me estaba empezando a dar bronca de nuevo. Inicié la llamada pero daba ocupado, hablaba con alguna de sus amigas chismosas, amigas que le iban a dar la razón porque el relato que iba a contarles era el de ella, el que percibía su cabeza distorsionada: ella se había venido desde la loma del ojete a acompañarme a mi y a mi mare enferma, y yo, flor de hija de puta, la había tratado así. Encima de que se sentía mal yo la obturaba con mis incomprensiones y planteos a los gritos. ¡Y, pero, tía, qué haces todavía allí, con esa loca! ¡Que no te merece, coño, vuélvete ya para Madrí, venga! Les estaría pasando mis mensajes de voz, no los de ella, los míos solamente, así sus amigas chusmas me escuchaban enajenada y se enteraban de SU verdad, que era mentira, salvo para ella, era mentira. TODO. PORQUE ELLA ME HABÍA HECHO PONER ASÍ. Me di cuenta de que tenía una llamada perdida. Mientras apagué el móvil había intentado comunicarse. Y ahí vi su mensaje. Con otro tono me explicaba que trataba de hablarme pero no entendía porqué no podía. ¿Era estúpida o se hacía? ¿Se daba cuenta de lo que provocaba o realmente tenía problemas neurológicos? Llamé de nuevo y finalmente atendió, con su habitual cínica voz, no sabemos si consciente o inconsciente, de "aquí no ha pasado nada" y sí, lo incondicional sale caro. (Sigue)

Continuará...



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