sábado, 20 de julio de 2019

Capítulo 480 "La vidente"

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Apenas la vi bajar del taxi me di cuenta de la energía que portaba. ¡NO!, sentí en el cuerpo estremecido y cansado. Esa energía que le aparecía de pronto y tanto miedo me daba porque no sé cómo manejar. La energía de la disconformidad, del resentimiento, la que trae consigo rayos y centellas. En realidad en su mensaje de momentos atrás ya la voz adelantaba algo de lo que iba a suceder esa noche. Noche fatale. Casi en tono de reproche me avisaba por el móvil que estaba bastante cerca del hospital, por cierto. En algún momento, en ese interín de veinte minutos, el ánimo le había cambiado. Ahora sonaba a que era su obligación venir a acompañarme, a que yo no lo merecía, a que no me había propuesto ella a mi venir a ver a mi mare. ¿Cómo podía ser? De la euforia, del ¡BUEN DÍA!, de la felicidad de hacerme más ameno el asunto de la cirugía, del deseo irrefrenable de verme, a eso otro. ¿Por qué?

Marina bola
Creo que ni ella lo sabe. Por qué se le chifla el moño de esa manera. Porqué maltrata a la persona que quiere cuando le corresponde en sentimiento. Lo lógico es encularse cuando NO te corresponde. Pero ella era al revés, cuando no le correspondía, cuando lo que más quería yo era huir y no verla nunca más, ahí decía que me quería, que había reflexionado al respecto y quería seguir vinculándose, etc. HACÍA NADA había rogado, implorado que la dejara venir a acompañarme al hospital, que quería ver a mi mare porque etc y ahora sonaba a que le era un sacrificio. Luego de tanto insistir... Respondí en el mejor tono que pude que también estaba en camino y con algo de tráfico por delante. Tendría que haberle dicho que no viniera. En ese momento. Porque sabía la que se venía. Pero no pude. No me sale hacer lo que tengo que hacer en el momento indicado. Nunca. Porque mi psicóloga que todo lo sabe salvo mi apellido (y que soy vidente) reniega de mis facultades extraordinaries entonces yo dudo también. Me reprocha cuando le insisto con que yo ya sé la que se viene. ¡PORQUE ES CÍCLICA LA COSA, ANGÉLICA! Pero se mofa de mi, que si tengo la bola de cristal le diga qué va a salir en la lotería, me dice.

Feliz día....
En lugar de decirle que no viniera me disculpe por mi retraso, que me esperara en la puerta si llegaba antes. Porque temía que se pusiera peor.  porque temía que si le pedía que mejor no viniera, viniera igual y me hiciera un escándalo en el hospital. Y me disculpé porque temía que no quisiera verme más. Que sería a estas alturas lo conveniente. O no. Depende. Todo es relativo salvo lo que no, claro.

Es el miedo al abandono lo que me deja tildada, lo que me impide decirle lo que tendría que decirle: que mejor no viniera, pensé, ya llegando al hospital a paso rápido por si a la Vieja se le daba por tirarse por el balcón para joderme. Ella había quedado sentada en la vereda. Rocío. El móvil me sonaba, un mensaje tras otro. Siempre el miedo por delante, repensé, subiendo por las escalera los cuatro pisos hacia la habitación. Y en ella también primaba el miedo. Se ponía agresiva de un momento a otro, cuando todo parecía ir hacia la felicidad, hacia el entendimiento, salía con algún martes trece. ¿Por qué? MIEDO. No dejarse querer por la persona que uno quiere es el peor de los miedos, el que nos hace sufrir horrores en la vida, porque nos impide vivirla. El miedo a la entrega tiene que ver con el miedo al rechazo, y cuanto más cagón es uno peor se la pasa. Pero había algo más, ella no sólo no se dejaba querer, Rocío se la agarraba malamente con el ser amado. Humillaba, rebajaba, destrozaba el autoestima hasta dejarme hecha jirones. Y posiblemente ella estaba acostumbrada a esos escombros por eso no entendía que me quedara dura y en silencio cuando denostaba sin pelos en la lengua. Porque yo no estaba habituada a que alguien me denigrara por teléfono durante quince minutos, por ejemplo, entonces me quedaba sin palabras, con la garganta hecha un nudo. Y ni así pude nunca cortarle la comunicación. No sé si es defecto o virtud, pero no pude. (Sigue)

Continuará...



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