Retiro. Casi ocho de la noche. A tres días de la cirugía de la Vieja. Yo exhausta. Y ella también pero la diferencia es que ella tiene un tanque de reserva, como las motos. Rocío puede no dormir durante tres días y sigue arriba, como pasa cuando un familiar se muere y tenes que estar a mil para hacer todo el tramiterío y recibir a la gente, ir, venir, entrar, salir, subir, bajar, bañarte, vestirte, enterrarlo o despedirlo en el crematorio, lloras, reís, recordás, puteas, así dos días o tres sin parar hasta que de pronto, caes muerto, valga la redundancia. Yo estaba exhausta y ella eufórica a pesar de que no había dormido bien la noche anterior. Recordemos que la había dejado de prepo en la puerta del hotel, después de su desaparición, después de que se apareció en la cita con el anestesista, y no le había gustado nada. Desafiar a alguien como ella podía ser peligroso, iba a corroborarlo esa noche misma en mi casa, la noche fatale, pero a como tenía la cabeza, a como venía yo de energía no podía calcular estratégicamente mis acciones así que ahí la dejé, frente al hotel, bajo su mirada atónita y despectiva, me las vas a pagar, orinaban sus ojos. La bronca me salía por las orejas y necesitaba descansar, por eso la dejé ahí. Y porque ensayaba conscientemente mi firmeza. Carajo. Me iba a arrepentir, claro. Con creces.
Y vuelvo a Retiro porque si no, no vuelvo más. Se acercó hasta el auto con su mierdapatín en la mano, al parecer son livianos porque lo traía como si nada. Estaba plegado en dos así que no ocupaba mucho espacio. Me pidió que abriera el baúl para meterlo en el auto. Pero el monopatín ese se supone que uno lo usa y luego debe dejarlo en la vereda para que lo use alguien más, le expliqué, creo que así funciona, es público, no sé si te lo podes llevar, Rocío. Anda, que no te estropearé el carro, maja, que tía ere, abre la cajuela… Otra vez. Otra vez venía por bronca y pelea pero como yo ya tenía cierto conocimiento de cómo lidiar con eso no respondí y abrí el baúl del auto. Yo no era su madre ni la estaba apadrinando ni nada podía hacer que respondiera por sus irresponsables actos. Si se metía en líos se iba a tener que joder sola. ¿O podría haber alquilado ese aparato a nombre mío? Ella tenía mis datos, si en algún momento tengo ganas contaré porqué, conocía mi documento, mi dirección, obviamente, y mi nombre completo.
Feliz año, Huelva... |
Continuará...
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