El motor del mundo es el amor (todos de pie), aunque hay quien dice que es el resentimiento, ¡resentidos del mundo, uníos!, otros le echan la culpa al ego o al deseo de someter al otro, de ser admirado, aceptado, querido, no expulsado de la comunidad aceptable, de la tribu, del bando de los morales. Mi opinión, como no la tengo, no la doy, para no pecar de boca de jarro, y como no me acuerdo a dónde quería llegar con todo esto voy a enfilar para el grano, en otro agónico intento de continuidad en el relato:
¡¡La llamada de madrugada tras el insomnio insipiente apenas llegada de Ezeiza, retomar!!! 👈Hago caso a la nota que me dejé a mi misma para no descarriarme con los sucederes del presente, aunque ya habiendo habido tanto traqueteo, tanto salto temporal y mal administrado, podría esto pasar por estilo y no por carencia de capacidad de la escribiente, ¿no? Sea como fuere, voy al grano.
Sonó el teléfono de línea, el tonito de la residencia y atendí, a sabiendas de que una llamada del hogar a esa hora no podían ser buenas noticias. Cuando es algo intrascendente mandan whatsapp porque saben que una pega un salto de pánico al ver llamada desde ahí, una de las dueñas tiene a su mamá ahí mismo y le pasa exactamente eso, el salto de pánico seguido del alarido, ¡QUÉ PASÓ? Era eso. Ni más ni menos. La catástrofe tocaba al fin a mi puerta: la Vieja se había desmayado por la noche y por la mañana de nuevo. Dios mío, empezó el baile, pensé, esperó a que vuelva para descomponerse... Tan bien que nos la veníamos pasando en Europa, ella sin enfermarse y yo tranquila y lejos, o no, en realidad no tanto porque la catastrófica cabeza está siempre a la espera del desastre, entonces se malvive incluso la salud, los momentos de dicha y felicidad, porque en algún momento se va a terminar, en algún momento la tragedia arrasará con todo, la van a internar por algo o se va a sentir mal o se va a pescar el bicho o se va a caer-- ¿Y que tengo que hacer?, pregunté, aterrada. Que tenían un montón de recetas con análisis para hacerle que había dejado el médico y yo debía conseguir que fueran ahí mismo porque si no, no podía volver a entrar sino con un PCR negativo.
Vieja's Placard |
Colgué. Acto seguido recibí las recetas del médico por whatsapp: laboratorio, electro, orina… El miedo me paralizaba pero tenía que reaccionar. Que reaccionar y lograr que un cardiólogo y un laboratorio DE PAMI fueran a la residencia a hacer esos asuntos, tarea que imaginé más imposible que la misión de la película que no vi nunca, en medio de una pseudopandemia cuyos protocolos criminales hacían lo difícil más difícil todavía. Empecé a rebuscar entre los papeleríos de la Vieja, tengo un placard lleno de ellos y de sus documentaciones y exámenes etc. Pasó una eternidad hasta que encontré la planilla de los médicos que le correspondían. El de cabecera atendía a partir de las 16 hs. ¡Laboratorio me puede pasar mi tía que también es de PAMI y sé que le va a la casa!, pensé y festejé al unísono. ¿Será que en medio de esto también irá a domicilio el tipo?
Cuántas ganas de volver el tiempo atrás, de estar en Almodóvar del Río junto al Loco, Tirano y Creador, junto a Antonio, a Vigorra... Cuántas ganas de encerrarme en la torre más alta de aquél Castillo y que fuera lo que se le diera la gana al destino. Sin mi... (Pausa dramática). Las piernas duras que casi no me respondían, las manos temblorosas y sudadas por los nervios. Era moverme y tropezar con lo que fuere. La felicidad debe ser poder tomarse estos momentos de infelicidad con calma, ¿no? Tras pedir el teléfono a mi tía mandé whatsapp al laboratorio, el señor Maza, que respondió rápidamente que sí, podía ir, y me respondería ni bien llegara al lab porque andaba en la calle haciendo extracciones (una menos). Faltaba el cardiólogo y estábamos como queríamos. O casi. Trataba de controlar mis nervios, de hacer un parate para recuperar la calma, el control, dirigíame a la pava eléctrica para hacer mate cuando volvió a sonar el teléfono con el tonito maléfico de la residencia…(Un milagro de pseudopandemia hizo que yo escriba dos días seguidos, y lo publique… ¿Será que el motor del mundo es la covid?)
Continuará... (Capitulo siguiente)
otra que la odisea de homero, esta es pior sobrina, no quisiera estar en tu pellejo...
ResponderBorrarSocorro! No leí a Homero pero vivo en Argentina, ya la habré vivido varias veces. Con creces...
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